Uno no necesita para nada clases de conservacionismo de su Papa ni de su obispo. A la Iglesia se va por Cristo y no por si debemos reciclar, pasarnos al coche eléctrico, secundar la huelga feminista o sustituir la atorvastatina por el lipocomb. Para eso tenemos otros maestros que nuestro Papa y nuestro obispo. Y como uno de su obispo sabe algo y no le tiene por un memo o un pobre hombre no entiende ese seguimiento borreguil a las ocurrencia aevangélicas del Papa Francisco. Ha llegado al máximo que se puede llegar en la carrera eclesial: cardenal de la Iglesia y arzobispo de Madrid. Le falta la presidencia de la Conferencia Episcopal pero esa parece que la edad y los votos, no los votos religiosos sino los electorales, la ha perdido. Y chorradas como esta no se la van a dar.
¿Aspira a suceder a Francisco? ¿Mostrándose el francisquista por antonomasia? Pues en días decadentes del Papa, a quien la dan por la izquierda y la derecha, tampoco parece que ese seguidismo de encefalograma plano vaya a arrastrar a sus hermanos cardenales aunque le conozcan menos que sus hermanos obispos españoles que tampoco le siguieron en su día, bien reciente.
El acto de Osoro no tuvo la menor trascendencia. No se enteró nadie. Fue simplemente un error. En el que todos podemos caer. Yo el primero tras muchas caídas en errores. La manzana del árbol hoy no existe. Nadie será como Dios. Nos acercaremos más o menos a él, a infinita distancia siempre, y ya sé que no hay más o menos infinito, el concepto nos excede, como Dios, pero el camino no es el de la ecología, el conservacionismo o la Pachamama. Con los que todos nos encontramos y que debemos recorrer del mejor modo posible y evangélicamente aceptable. Pero ni mi Papa, mi obispo o mi párroco tienen la menor autoridad para decirme si debo instalar una placa solar en mi tejado, cambiar de coche a uno eléctrico o dejar mi club de fútbol por el San Lorenzo que me trae absolutamente sin cuidado. Como si desaparece. Me la deja al pairo. Y si el Papa sufriera por esa noticia, también.
Sé que estamos dando a una noticia de la que no se enteró nadie, que no va a mover a nadie y que más bien, al publicarse, restará credibilidad al arzobispo. Pero es quien se ha metido en el charco. Con una compañía pintoresca que se ve en la fotografía con seguidores de cada uno que seguramente caben en un taxi. Vale, pues en dos.
La preocupación conservacionista no es una estupidez. Lo sería exagerarla. Lo mismo en la pilingui con su cliente si pretende darle una conferencia sobre el calentamiento global, el médico al que vas para que te renueve la medicación que caduca al año y pretenda convencerte de que dejes no el tabaco sino tu coche, o en el cura con el que te vas a confesar que en vez de perdonar tus pecados te cuenta como se están muriendo tortugas por ingerir plásticos. Que uno a la pilingui, al médico o al cura no va para eso.
Ni yo voy al Papa y a mi arzobispo para recibir clases de ecología. En lo que por otra parte no están doctorados. Ni siquiera licenciados.
https://adoracionyliberacion.com/2019/03/08/aberasturi-vayase-senor-osoro/
Y sobre la cuestión que dio pie al artículo:
https://infovaticana.com/2019/03/06/la-archidiocesis-de-madrid-nos-llama-a-la-conversion-ecologista/