No es sólo la Iglesia. Es Alemania entera la que se hunde, víctima de sus propios errores políticos, sociales, morales, económicos y culturales. Comenzó la faena doña Ángela Merkel, con el cierre de las centrales nucleares y el «refuyís güelcon», y la han continuado sus sucesores (este de ahora, un traidor a su electorado, al que prometió cambiarlo todo y, en horas veinticuatro, se olvidó, lo que está pagando duramente en las encuestas, que colocan a AFD a la altura de la CDU). Lo siento de verdad, porque padezco de germanofilia en grado agudísimo, tanto como desprecio a franceses y británicos.
Muchos son. Lo raro es que se ordene todavía alguno.
No es sólo la Iglesia. Es Alemania entera la que se hunde, víctima de sus propios errores políticos, sociales, morales, económicos y culturales. Comenzó la faena doña Ángela Merkel, con el cierre de las centrales nucleares y el «refuyís güelcon», y la han continuado sus sucesores (este de ahora, un traidor a su electorado, al que prometió cambiarlo todo y, en horas veinticuatro, se olvidó, lo que está pagando duramente en las encuestas, que colocan a AFD a la altura de la CDU). Lo siento de verdad, porque padezco de germanofilia en grado agudísimo, tanto como desprecio a franceses y británicos.