Los que todos sabemos, y forman parte de eso un amplio abanico de siglas escoradas a la izquierda, quieren ahora impedir la asistencia de cargos públicos a manifestaciones católicas. Con el falso pretexto de que representan a todos los ciudadanos por lo que no pueden asistir a actos de sólo un sector de la población. Cuando lo que está en la raíz de todo es su odio a lo católico y el deseo de su desaparición. Como de momento eso no pueden conseguirlo recurren a tocar las narices con un falso disimulo que no engaña a nadie. http://www.diariodelaltoaragon.es/NoticiasDetalle.aspx?Id=987279 http://www.infovaticana.com/2016/03/30/el-gobierno-de-huesca-impone-el-laicismo-a-sus-concejales/ Lo de recurrir a lo de ir como persona pública o privada es una memez como la copa de un pino. Porque Carmena, Rajoy, Osoro, Leticia, Ronaldo Boadella… son igual de listos o de tontos, de guapos o de feos, de importantes o no, vayan de cargos públicos o a título particular. Si el Rey Felipe asiste como testigo, o simple invitado a una boda, el acto tiene mucho más relieve que si el testigo o invitado es Procopio Cascaluja, conserje jubilado del ayuntamiento local. Y nadie le pregunta si acude como Rey o simplemente como amigo de la familia. La alcaldesa Carmena, si acude a la misa y voto de la Almudena, aunque no sea creyente y no lleve encima la representación de todos los ciudadanos de Madrid, hace muy bien en ir por ser un acto importante para muchos madrileños. Todo eso es una manifestación pública contra la Iglesia y hay que ser muy lerdos para no darse cuenta. Como en el obispado de Huesca. Donde respetan la decisión municipal, http://www.diariodelaltoaragon.es/NoticiasDetalle.aspx?Id=987284 Pues mire usted, señor obispo, eso no hay que respetarlo porque se respeta lo que lo merece y decisiones de ese tipo no merecen ninguno. Otra cosa distinta es que ante ello sigan ustedes haciendo lo que tenía que hacer esté presente o no el alcalde. E independientemente también de que haya alcaldes y concejales que hasta por higiene sea mejor no encontrarlos. Aprendan, señores obispos, y algunos precisarían clases intensivas al ser su cortedad tanta, que vienen con aviesas intenciones. Pues a espabilar.
El caballero de la triste figura, verdaderamente muy triste
| 31 marzo, 2016