CARTA AL PAPA
El 1° de noviembre apareció en “La Nación” Sección de los lectores, una carta al Papa firmada por el señor Rafael Larocca Irastorza, a quien no conozco.
En la misma, señala que la principal función del sacerdote es la de ser “pastor”, cuidar del pueblo de Dios. “El pastor no debiera contribuir con sus palabras públicas a generar división, sino insistir en mostrar el Evangelio… usted ha hablado de los ‘flautistas de Hamelin’. A mí me ha dado mucha pena ver como tantos políticos se acercaban a usted tocando la flauta (Cristina, Alberto y tantos otros) mientras en el país le preparaban los proyectos de ley de aborto, la ley de género y otras tantas barrabasadas… todos los nombramientos de personalidades argentinas que usted ha hecho son un índice claro de una preferencia ideológica (Grabois, Guzmán, Zaffaroni) todos ellos exponentes del pensamiento kirchnerista”.
Hasta aquí el lector. Pero debo agregar algo más. En diez años muchos argentinos fueron recibidos por Francisco, algunos procesados, otros condenados por delitos cometidos, otros absueltos; desde Milagro Sala hasta el “Caballo” Suárez, pasando por Pablo Moyano; su vecino de Flores, Claudio Avruj, con numerosa comitiva; el famoso pornógrafo Tinelli; varios legisladores abortistas. Hasta el moderado y ejemplar Esteban Bullrich se mostró crítico al afirmar: “la protección de los corruptos no va”.
Todos fueron recibidos menos los Dres. Solanet y Palacios Hardy, quienes fueron a pedir un juicio justo para los integrantes de las fuerzas armadas y de seguridad y otros presos por delitos de lesa humanidad que padecen como muertos civiles en los campos de concentración que existen hoy en nuestro país; para ellos un frío apretón de manos y una rápida despedida: nos estamos ocupando de eso. ¿Seguirá ocupándose en cámara lenta?
Cada cual elige sus compañías. Francisco también. Pero solo algunos tienen poder para efectuar designaciones importantes y así fueron designados, entre otros, Grabois y Zaffaroni en el Vaticano.
¿No es este signo una burla a todas las víctimas del garantismo penal? ¿No es esto complicidad con las usurpaciones? Ante el escándalo de las últimas, el Instituto de Filosofía Práctica publicó una declaración, el 18 de marzo del 2014: Acerca de las usurpaciones protegidas y ahora, además, bendecidas” (“Doce años de declaraciones que no necesitan aclaraciones” Infip. Buenos Aires, 2017, ps. 220 y ss.)
En dicho documento se denuncia que “esos delitos se configuran con el consentimiento de todos los órganos del gobierno nacional y de la Ciudad de Buenos Aires, la inacción de sus respectivas policías y la parsimonia de algunos jueces y fiscales”,
Pero como si esto fuera poco, esos entuertos, esos delitos, sufridos por las víctimas de los mismos, son bendecidos.
No interesa que el Código Penal que tipifica y castiga la usurpación sea una
norma accidentalmente positiva, porque su injusticia ya se encuentra determinada por el derecho natural; porque además el delito fue bendecido por el Pbro. Franco Punturo, sacerdote católico, ante el silencio cómplice de su obispo.
En un mundo de locos, en un país de locos, en una Iglesia que bendice al pecado, que aquí es también delito, es difícil conservar la cordura.
Bernardino Montejano