Carta abierta a Félix Bolaños

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Félix Bolaños: “El PP nunca ha hecho nada por las mujeres, nunca”

Os reproduzco este comentario de un lector por parecerme que merece ser destacado.

CARTA ABIERTA AL SR. FÉLIX BOLAÑOS

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Querido Sr. Ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes de España:

Las personas que hemos alzado la voz porque nos hemos sentido ofendidos con lo realizado por la televisión pública española en la noche de fin de año, no somos “ultras” como usted nos califica, somos cristianos. No somos “ciudadanos de segunda” sino españoles como cualquier otro que contribuimos con nuestros impuestos a mantener la radio y televisión pública.

La libertad de expresión no es sinónimo de derecho a insultar y ofender al prójimo (y especialmente a quien sabes que no te va a devolver mal por mal, lo cual muestra la cobardía de quien lo hace).

Pretender derogar el delito de ofensa contra los sentimientos religiosos, que recoge el artículo 525 del Código Penal, es un atentado contra el derecho a la libertad religiosa, el derecho a la libertad de conciencia y el derecho a la dignidad e integridad moral. Se lo ha recordado un comunicado del pasado 10 de diciembre, firmado por todas las instituciones cristianas de España, por las Comunidades judías, y, ¡por cierto!, hasta por la Comisión islámica de España. ¿Está usted llamando “ultras” a todos los musulmanes, judíos, católicos, ortodoxos, evangélicos, reformados, y anglicanos de España? ¿Usted sabe lo que está diciendo? ¿O quiere hacer una retractación pública ante sus inoportunas palabras?

Parece que solo existe libertad de expresión para insultar a los católicos y a los que no están de acuerdo con lo que el Gobierno de España propone. Pero, no se preocupe, porque seguiremos diciendo a quienes nos han ofendido, “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”. Y creo que usted tampoco sabe lo que ha escrito porque si lo supiese, no se atrevería a decirlo.

¡Gracias por insultar y llamar “ultras” a quienes se ocupan de acoger, acompañar y cuidar a los migrantes que ustedes usan como arma política y que nosotros sentimos hermanos, con una dignidad infinita!

¡Gracias por insultar y llamar “ultras” a quienes dan de comer al hambriento en tantos comedores sociales y cáritas parroquiales!

¡Gracias por insultar y llamar “ultras” a quienes cuidan de ancianos solos y abandonados, a quienes dan su vida por los enfermos físicos y psíquicos, a quienes ayudan a mujeres a salir de la prostitución!

¡Gracias por insultar y llamar “ultras” a quienes defienden la dignidad humana y el valor de cada vida, a quienes dan esperanza a cada familia que sufre una pérdida y a quienes cuidan de cada persona sola en nuestra España vaciada!

¡Gracias, Sr. Ministro, porque eso somos los católicos y eso seguiremos haciendo! ¿Y sabe qué? Seguiremos amando a quien nos insulta y rezando por quien nos persigue, ¡porque eso es el amor cristiano que desmonta toda política!

Si esto es ser ultra, ¡vivan los ultras!

¡Qué Dios lo bendiga Sr. Ministro porque seguiremos bendiciendo a quien nos maldice! ¡Cuente con nosotros! ¡Eso es lo que nos diferencia!

¡Sagrado Corazón de Jesús: en ti confío!

Alfonso Garzón Vera

Comentarios
3 comentarios en “Carta abierta a Félix Bolaños
  1. Por deformación profesional -dí clases de periodismo científico en programas de máster de la Universidad Pompeu Fabra de Barelona– suelo leer críticamente las noticias. El contexto y su resonancia. En asuntos político-religiosos no es mala praxis atender al enfoque de la noticia dado por medios afines al sanchismo, es decir, al sistema basado en la mentira, la traición a España y la persecución taimada de la Iglesia. Empezando por los sedicentes católicos, tal Religión Digital, por ejemplo. El tono canalla, desaforado y vitriólico de los defensores de la tosca blasfemia televisiva se envuelve en la ridiculización pretendida de quienes le dan sopas con honda, en formación, civismo y tolerancia. Que la denuncia episcopal ha sido un acierto es patente con la reiteración de acusaciones de quienes traicionan a su fe –así Religión Digital– y de quienes constituyen el frente amplio anticlesial sanchista, que podríamos singularizar en el grupo Prisa, en particular su papelín digital, que estos días está haciendo horas extras con el asunto.
    No me importa tanto Bolaños, al fin y al cabo un político de moral pública manifiestamente mejorable, característica que distingue al gabinete entero, cuanto ese afán de autotitularse católicos quienes con saña atacan a la Iglesia de Cristo. Los cómicos de la Sexta, cuadrilla obligada en estos lances, aducen en testimonio de su «autoridad» que han sido recibidos por el Papa, quien incluso les ha dado un entrevista. El daño producido por Francisco con sus reuniones y confidencias está lejos de haberse analizado en profundidad.

    Si en vez de Omella, en vez de Vives, en vez de tantos obispos áulicos y serviles con el poder, en cualquier dimensión, otra hubiera sido la historia reciente del catolicismo en España y sus señas de identidad. El fiel bien formado ha de saber discernir el trigo de la paja, la cizaña del trigo. Detrás de un autoproclamado católico ferviente sanchista habrá un socialista acérrimamente anticristiano. En Cataluña, por ejemplo, tenemos muestras de democristianos que se han unido nada menos que a Illa, el responsable de las decenas de miles de muertes del Covid por dejar desamparados a médicos y pacientes, de otros tantos niños asesinados in utero de acuerdo con el calendario, de ancianos llevados a la muerte sin posibilidad de reversión. En el País Vasco hay socialistas «católicos» que enaltecen la figura de Fernando de los Ríos, el jefe de la masonería impulsor de las leyes y la praxis anticristianas de la Segunda República (léanse en la Gaceta sus expropiaciones de templos). En Andalucía, fervorosos clérigos socialistas ocuparon cargos políticos de alta responsabilidad y ahora escupen veneno por su colmillo retorcido. En Valencia, en Castilla, en Galicia, en Asturias…

    Ante el toque a rebato de la Moncloa, todos se han lazando a una contra la «ultraderecha». Y muchos picarán en el anzuelo. Y pensarán que aquello no fue premeditado, que la agresión fue involuntaria por mor de una gracieta sin mayor maldad.

  2. Me quedo con lo dicho por de Prada: «Sólo se detesta y escarnece aquello que se sabe íntimamente verdadero.» [Tampoco se trata de] «ofender «sentimientos religiosos» (como también gusta de repetir en sus lloriqueos el catolicismo pompier), por la sencilla razón de que la fe católica no es un «sentimiento» (si fuese tal cosa sólo sería puro subjetivismo y arbitrariedad, como el culto a los superhéroes o mascotas de la Marvel), sino un asentimiento de la razón ante verdades que todavía no podemos entender plenamente.»

    Nadie parece haber reparado, que podría tratarse de una pataleta de la ¿presentadora? contra Dios, por ejemplo: tú me has hecho así, gorda como una vaca, pues mira, lo que hago a tu imagen.

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