Carlos Osoro, arzobispo emérito de Madrid

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Ha llegado lo que conocía ya todo el mundo. Haciendo del secreto pontificio una pamema.

Se va sin que lo sienta nadie, salvo media docena de paniaguados cuyos nombres están en boca de todos.No era mala persona. Tampoco un progresista radical. Era simpático, cordial, extrovertido, cercano… Heredaba una diócesis que su antecesor le había dejado de dulce después de un pontificado  largo y óptimo. Un seminario numeroso, una universidad prestigiosa, un clero en su gran mayoría excelente o por lo menos aceptable… Pues se va dejando la diócesis mucho peor de como se la encontró.

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¿A qué se debe? Pues a defectos notables que también tenía aunque los disimulara con cualidades como las que he mencionado. Por ejemplo su vanidad. Que no era hiriente, más bien tonta. Como para apuntarse una licenciatura en matemáticas que jamás existió. Nunca hice hincapié en ello pues esa vanidad no dañaba a nadie mas que a él mismo. Dejándole de mentiroso por estupideces.

También le llevaba a comprar cualquier moto que le quisieran vender por descabellada que fuera. Con lo que le llovían los vendedores. Su pontificado iba a dejar al de Rouco por los suelos y tuvo que tragarse su fracaso y que la popularidad de Rouco emérito se multiplicara. El Seminario se le ha hundido, gracias también a la colaboración de Arana,  otro especialista en vender motos averiadísimas, con lo que todos echan de menos el Seminario del cardenal gallego. Naturalmente la tomó con San Dámaso, magna obra de su antecesor, pero hasta él mismo se dio cuenta de que oponerle Comillas o la Ponti era el ridículo. De la Ciudad de la Misericordia, que sería la gran obra que le inmortalizaría no se puso ni la primera piedra y puede costarle grandes cantidades al arzobispado. De la memez de que era el hombre del Papa, que compraba también con entusiasmo ya se ve lo que ha quedado. El Papa sigue y el hombre ha desaparecido.  Más los feos que le ha hecho la Conferencia Episcopal: «ostentóreos»

Y todo ello acompañado de un pésimo ojo para buscar colaboradores: pésimos la mayoria y con una notoria disposición a traicionarle. De ahí que prácticamente se va sin dejar un amigo.

Me temo que el piso que se ha preparado en Madrid va a tener tantas telarañas en la escalera como aquel que se montó Amadeo en Jaén hasta que se fue de la ciudad ante la absoluta indiferencia de todos.

Y no me alegro porque ya he dicho que no me parece una mala persona. Solo que Madrid le era demasiado grande.

Y Rouco también.

Comentarios
4 comentarios en “Carlos Osoro, arzobispo emérito de Madrid
  1. Leo con frecuencia Infovaticana que encuentro muy interesante.Nunca había leído los comentarios ni remitido alguno. Hoy lo he hecho y entiendo que no publican todos. Entiendo que hay filtro para los críticos.?

  2. ¿Se dieron ustedes cuenta que el nuncio se dirigió a Osoro como arzobispo emérito de Madrid en la ordenación del obispo de Alcalá de Henares?

    1. Se refería a Rouco, tontuleu, que estaba allí presente. Los deseos le delatan. A los diplomáticos no se les escapa el protocolo así como así.

  3. Quizá no recuerden que un servidor hizo esta serie: Os-oro, Os-plata, Os-latón y, finalmente, Os-oropel. Lo hice ya al principio, lo cual me costó que varios comentarios míos no se publicaran (de lo que no me quejo: esta página no es mía; tiene dueño y muy buen dueño). En dos años perderá el voto en cónclave, si bien es cierto que no sabemos cuándo será (yo no lo veo inminente). Sí veo para otoño un consistorio, tras la pérdida de los votantes Versátil y Camastro (ambos pésimos).

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