Soy el primero en decir que no hay que creerse todas las denuncias. Pero, ciertas o falsas, buenas no son. Y si es en periódico leidísimo, mucho peor.
Eso no se arregla con inútiles peticiones de perdón que no sirven para nada y que al multiplicarse casi hasta el infinito, menos todavía.
Reducir al estado laical a personas de 90 años no sirve para nada. Y menos si se les sigue manteniendo en casas religiosas. Que se publiquen sus nombres está bien para que muchos se enteren de que eran unos cerdos. Y vuelvo a decir que no es los mismo el que se aprovechó, alevosa y continuadamente de la confianza de unos padres que el que hace cuarenta años en una ocasión tuvo una caída que jamás se repitió llevando después una vida ejemplar o por lo menos digna. Hay quien ha sido canalla en una ocasión o en un par de ellas y quienes lo ha sido permanentemente.
Luego están los encubridores. Habrá quien piense que ellos al no cometer abusos son menos culpables. A mí me parecen máximos. Porque con su tolerancia de superiores no sólo han permitido que esa gentuza continuara en tan asquerosa conducta sino que otros se incorporaran a la banda viendo que lo único que les podía pasar era que les cambiaran de parroquia o de colegio.
Y hasta también en estos hay clases. Están los crédulos a quienes los pederastas han convencido de que trasladados ya nunca más. Y en algún caso igual hasta fue cierto. Y a los que les traía sin cuidado lo que hubiere porque les trae sin cuidado todo. Y hay casos que están en la mente de muchos. Sin que vaya ahora a referirme al color de sus solideos. No me extrañaría que tras la reforma de la curia que Maradiaga anunció concluida igual pasamos a tener pastores con solideo arcoíris. Y no me cabe duda de que ante el primero que retratemos no faltará quien salga diciéndonos que esos colores en Italia son los de la bandera de la paz. Si el número de imbéciles es infinito.
Pero estábamos en otra cosa. Dos jesuitas más denunciados. Y en España. Porque Cataluña sigue siendo España. Pues en eso nos han metido. Y todos los días. Independientemente de que esta denuncia sea verdadera o falsa. Pero es necesario, Francisco, que de una puñetera vez acabes con esto. Porque es insoportable. Barre a todos, y a los causantes de ese espantoso muchos. ¿Qué luego uno en Nepal o en Nkongsamba, o en Bollullos de la Mitación, sale delincuente, pues como si pasa en mi Vigo natal o en tu diócesis de Roma. A la cárcel y punto. Lo que no puede ser es que esto sea el pan nuestro de cada día. No el Pan Nuestro que pedimos a Dios que nos dé todos los días..
Pues, Santo Padre, en su acción confiamos, ya casi contra toda esperanza. Espero, gracias a Dios y no a Su Santidad, no perder la fe en la Iglesia. Yo no puedo entrar en los designios de Dios todos infinitamente sabios y santos, aunque mi pobre capacidad en ocasiones no pueda entenderlos, Lo que Dios quiera: que le ilumine, le convierta, se lo lleve… no voy a discutir los designios de Dios. Y muchísimo menos a pensar que yo, pobrísimo hombre, lo iba a hacer mejor que Él.
«Los jesuitas de Indautxu reconocen tres casos de abusos de un educador»
SE DESTAPA OTRO CASO DE ABUSOS EN UN CENTRO DE JESUITAS EN BILBAO
«Ha publicado en su «web» una nota firmada por el director del centro y el superior de la comunidad [hola Marcuello], titulada «Comprometidos con la protección de menores», en la que desvela estos testimonios que han recogido.
»El centro ha explicado que, tras recibir estos testimonios de abusos, en el contexto de las palabras del Papa contra la pederastia y siguiendo la directrices de transparencia de la Iglesia, quiere «compartir con toda la comunidad educativa el trabajo que deseamos emprender de escucha, acogida y a la vez de prevención y tratamiento de las situaciones que haya habido de acoso y abuso sexual en el centro por parte de religiosos jesuitas u otros actores del colegio»», informa «El Mundo».
En «El Diario Vasco» se lee que «el centro académico ha creado un «grupo de acogida y escucha para situaciones de abusos», para que toda persona que sienta haber sido víctima de abusos en su entorno educativo pueda encontrar en el colegio «un espacio donde ser escuchada y acogida».»
LOS JESUITAS DE ZARAGOZA ACOGEN EL CONGRESO ISLÁMICO DE ARAGÓN
https://infosj.es/noticias/14986-congreso-islamico-en-el-centro-pignatelli
Y tambien asambleas feministas de CCOO y UGT
Vida contemplativa
En soledad y silencio, escuchando la palabra de Dios, participando en el culto divino, el ascetismo personal, la oración, la mortificación y la comunión de amor fraternal, dirigen la totalidad de sus vidas y todas sus actividades a la contemplación de Dios. De esta manera, ofrecen a la comunidad eclesial un testimonio singular del amor de la Iglesia por su Señor, y contribuyen, con ocultos frutos apostólicos, al crecimiento del pueblo de Dios. ( Vita Consecrata , 8)
La tradición contemplativa
Los institutos completamente dedicados a la contemplación, compuestos tanto por mujeres como por hombres, son para la Iglesia un motivo de orgullo y una fuente de gracias celestiales. Por sus vidas y misión, los miembros de estos institutos imitan a Cristo en su oración en la montaña, dan testimonio del señorío de Dios sobre la historia y anticipan la Gloria que vendrá.
Desde los comienzos de la Iglesia, hombres y mujeres han respondido al llamado especial de dedicar sus vidas únicamente a la contemplación de Dios. Comunidades de contemplativos como las monjas dominicas, las clarisas, los carmelitas descalzos, los benedictinos, los trapenses y los cartujos comparten el patrimonio de los grandes santos. Entre ellos se encuentran San Antonio Abad, San Pacomio, Santa María de Egipto, San Basilio el Grande y San Agustín de Hipona, cuya regla es seguida por los dominicos.
Monjas Contemplativas Dominicas
En el año 1206, Santo Domingo reunió a un grupo de mujeres en Prouille, Francia, para formar la primera comunidad de monjas dominicas. Desde el principio de la orden dominicana, Santo Domingo asoció a sus monjas a la santa predicación de los hermanos a través de sus vidas de contemplación, oración litúrgica, trabajo y sacrificio.
Santo Domingo fundó la comunidad de monjas de clausura diez años antes de que fundara los frailes, sabiendo que el éxito de su Orden de Predicadores dependería y estaría íntimamente relacionado con la intercesión de sus hijas espirituales.
Fiel a la tradición contemplativa, el objetivo final de nuestra vida como monjas dominicas es ser libres sólo para Dios. Esta vida contemplativa es la mejor parte de la vida cristiana. La contemplación siempre ha ocupado un lugar muy importante en la Iglesia y en nuestra Orden, pero quizás hoy sea más necesaria que nunca para la Iglesia, para la Orden y para la Sociedad.
Nuestro mundo moderno tiene poco tiempo o espacio para la reflexión, la meditación y la contemplación tranquila. La vida de una monja o un monje ofrece un poderoso recordatorio y testimonio de la primacía del lugar que Dios debe tener en la vida del cristiano.
En los Estados Unidos y Canadá, diecisiete monasterios de monjas dominicas de clausura siguen el modo de vida establecido por Santo Domingo hace ochocientos años. Los elementos que constituyen la vida dominicana son la vida en común, la celebración de la liturgia y la oración privada, la observancia de los votos y el estudio de la Sagrada Escritura. Para cumplir con esto fielmente, las monjas son ayudadas por la clausura, el silencio, el hábito, el trabajo y las prácticas penitenciales.
Las monjas del monasterio de San Judas practican la Adoración del Santísimo Sacramento, colocando en el trono de Jesús las intenciones de quienes se encomiendan a sus oraciones. Pasando cada día un tiempo con Jesús, podemos mantener una vigilia silenciosa con y para aquéllos que necesitan el amor y la misericordia de Dios.
Es Dios quien ofrece esta vocación. Si un alma ha estado orando y está abierta a escuchar Su llamada, Él le ofrece Su invitación. Realmente es una invitación, no un mandato. Dios simplemente desea una respuesta alegre y libre a su amor.
El mensaje no es una carta o un sonido de audio.. Es como un pensamiento recurrente, un deseo persistente de estar más cerca de Dios, de servirle solo, de ofrecerse a sí mismo por la salvación de las almas.
Veoque se trata de uno de los muchos difuntos desenterrados en la actualidad y un nonagenario, al que la denuncia, de ser cierta, le servirá para su vergüenza y para que otros escarmienten en cabeza ajena.
Para los jesuitas, aunque casos deplorables excepcionales y puntuales, se trata de un toque de atención. Cómo es posible que en una Orden con probaciones continuas, con discernimiento espiritual y psicológico bajo control, no sólo del director espiritual sino de los superiores, sedé el mínimo desdoro? De eso presumían los jesuitas. Pues ya ven. Que sean más disciplinados y vigilantes y amen la Tradición de la Iglesia, pues no se fundó con el Vaticano II. La clave de la renova<ción del Clero y de las Órdenes y Congregaciones es la vuelta a la Tradición y a la gran disciplina de la Iglesia.
Ya vemos en Monserrat -llamado por Federico el templo de la pederastia-. En sus cribas, antes de los votos solemnes pasan por cuatro psicólogos diferentes y el resultado es patente. En esos momentos un psicólogo sin más no es garantía de nada y si no es un creyente como Dios manda es un seguro de todo lo contrario a lo ético y acorde con la rectitud moral.
Félix Cámara: Me parece usted un auténtico gilipollas. Yo he hablado mil veces más mal de los jesuitas que de los salesianos. Seguramente por parecerme más nocivos hoy para la Iglesia los primeros que los segundos. Además me parecen mucho más graves los pecados de la inteligencia que los de la ignorancia. Aunque he conocido a jesuitas ignorantes, muchos, y a salesianos sabios, pocos. Pues eso.
«Soy el primero en decir que no hay que creerse todas las denuncias»
Le falto decir: «y si fuera Salesiano no dudaría pero siendo jesuita como mi hermano…..dudemos»
Buena radiografía del panorama, desde luego.
Siempre he pensado que el mayor problema de la Iglesia son los curas que hay; y no sólo porque sea vasco y aquí estaban, o están todavía, muy asociados y ligados al nacionalismo.
De hecho tuve mucha amistad con uno, difunto ya, que era el que le escondía los panfletos de propaganda a eta en su día y tuvo que exiliarse; otro, no sacerdote, pero catequista mío, (difunto ya también), fue militante de la organización en su juventud, incluso. Todo ello en tiempos de Franco, para ellos, que yo soy más jóven.
Impresionaba ver llorar a este último hombre predicando, hablar de aquello con dolor y coraje al verse abandonado por los que creía suyos y tal; y contaba cómo Cristo había rehecho su vida sacándole de aquel sinsentido; daba gloria y te evangelizaba oírle predicar la misericordia de Dios, en Cristo, que él había experimentado en su vida.
Del cura, aún con gran relación (le solía llevar en coche a su casa después de la eucaristía), nunca terminé de verle moverse del «yo soy sacerdote, para darme lecciones de Dios haber estudiado teología, oiga», cuando volviendo hablábamos de las lecturas de la Misa, de tal o cual pasaje de la Escritura o de Dios; decir que yo era un mozuelo de 18 años y poco más que buen salmista, entonces; este sacerdote, hombre de familia adinerada y de muy buena posición social (tenía unos trece pisos y de las lonjas ni me acuerdo), vestía como un pordiosero; a Dios gracias se logró convencerle de la dignidad de su ministerio y al final vestía traje y clerigman (que se tapaba disimuladamente con la mano, cuando pasábamos por delante de la ‘herriko taberna’ del pueblo).
Oírle predicar no pasaba de «los japoneses vienen a casarse en el altar de los cristianos o la televisión es peor que la bomba atómica, según el gran filósofo Yun»; ni idea quién es ése filósofo, por cierto. Cuando hablaba de teología, herejía era poco decir, la verdad; en fin, desde el cariño y el discernimiento, el Señor casi nos hacía salir ternura oyendo sus homilías; pero para echar a correr, vaya. Luego le perdí la pista hasta que murió, porque yo me casé y tal (que éso es ya otra historia).
En fin, que el catequista murió rodeado de su familia, anunciándoles que «Cristo ha resucitado» (literalmente) y el sacerdote en una casa de monjas, sólo y de madrugada; intuyo que en paz a juzgar por la cara del difunto.
Quizá el Señor poco a poco esté llamando a la vocación a nuevos hombres que, a imagen de Cristo, sepan que deben ser los últimos y servir a todos en su ministerio. No buscar su propio interés y tomar condición de esclavo con humildad, para que el Señor pueda hacer su obra de evangelización.
La alegría y la plenitud que ésto trae en la vida propia, lo podemos llegar a intuir o atisbar de lejos en las chavalas de Iesu Comunio, sin ir más lejos.
PD: De todas formas, parezco Francisco Pepe contando las historias del abuelo; qué verdad es que todo se pega menos la hermosura, oye.
Acierta D. Francisco José al señalar que los encubridores son tan culpables ―o más añado yo― que los propios abusadores. Y es que, con su silencio, se convierten en cómplices.
En 2010 fue condenado a siete años de cárcel al jesuita Albert Tarés Montserrat ―quien contaba entonces 31 años― “por violar de manera reiterada a un menor de 10 años con una discapacidad mental del 40%”, según la noticia que publicaba “El País”. Dicha noticia señalaba que “la defensa insistió ayer en la inocencia de su cliente y anunció que recurriría al Tribunal Supremo. En su opinión, la versión del menor no resulta creíble”. El Tribunal Supremo, en auto de fecha 14 de abril de 2011 inadmite el recurso, confirmando la pena dictada en instancia.
Tarrés falleció el 20 de noviembre de 2015 y en la homilía, concelebrada por Roger Torres y Jaume Flaquer, el primero señalaba que “hoy la Mesa está en el cielo, un lugar que por si alguien aún no cree en él yo os digo que existe porque, aunque sólo fuese por Albert tiene sentido que exista”. Flaquer iba más allá y le comparaba con Job: “solamente por vidas como la tuya, Albert, cobran sentido relatos de experiencias tan duras como las de Job”.
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De los jesuitas uno puede esperarse cualquier cosa…menos que sean buenos (eso es mucho pedir: habrá uno bueno entre cien).
De los jesuitas se puede esperar un inmenso bien los que queden si es que quedan al menos mediojesuitas, dicho por propia experoiencia; todo se lo debo a ellos menos el venir a este mundo.
Otra cosa y otra cuestión son los arrupitas deformados. Están en plena secularización.Van a beatificar a su fundados Arrupe y con eso está dicho todo.