La misericorditis tan moderadita…

La misericorditis tan moderadita…

La misericorditis es muy moderadita; modera todos los pasajes bíblicos y, en especial, evangélicos que molesten al pensamiento único y al islam religión de paz. Así, nunca hablará del pecado original ni de la expulsión de nuestros primeros padres del paraíso. ¿Un Dios que expulsa y no integra ?

Tampoco hablará de los mandamientos como mandamientos sino como diálogo, pues Dios no manda, dialoga. Lo de mandar queda reservado a Bergoglio.  Yo soy el papa y no tengo que dar cuenta a nadie de mis decisiones . También se salta el episodio de Sodoma y Gomorra, pues Dios y la ira son incompatibles y la homosexualidad es una mera variante de la sexualidad humana, tan rica de matices, si hay entrega, sobre todo anal.

El infierno no existe o, si existe, sólo van los católicos, esos seres tan rígidos que no saben dialogar ni leer los signos de los tiempos ni captar las sorpresas del espíritu. El juicio universal y particular han quedado derogados, sólo existe el abrazo divino, especialmente a los ateos, cuanto más ateos mejor, si son buenas personas, que lo son, no como los católicos, que no paran de juzgar.

 

 

 

 

Jesús murió en la cruz, sí, pues de algo tenía que morir, pero no se sabe ni porqué ni para qué. El derribo de las mesas de los cambistas y la expulsión con un látigo de los mercaderes del templo, eso debió ser alguna interpolación de un católico rígido. ¿El matrimonio es indisoluble? Sí, pero sólo para quienes libremente lo aceptan convencidos de su bondad para ambas partes, pues Jesucristo respeta la libertad.

La confesión no es una sala de torturas y no se requiere especial arrepentimiento ni propósito de la enmienda, palabras que no encajan en el diccionario de la iglesia de la acogida. La comunión no es un premio para los buenos, por lo que se puede acceder con un buen acompañamiento misericordítico o sin él, si la conciencia subjetiva, a redescubrir, no lo impide, que no lo impedirá, pues Dios te ama como eres.

Los protestantes irán accediendo en varias tandas; la primera es por derecho consorte. Los musulmanes y budistas quedan en lista de espera, de momento, a la espera de una mayor profundización en el ecumenismo prohibido del proselitismo.

¿Conversión? ¿Qué es eso? ¡ Basta dejarse amar! ¿Véte y no peques más? ¡Nooo! Véte y sigue pecando, pues eso es la respuesta generosa que Dios te pide en este momento, con estas circunstancias y en esta situación.

¿Adulterio? Ese vocablo es innombrable. Es una mera situación irregular acreedora de una buena comunión

¿Dolor y sufrimiento? No tienen explicación alguna. Debió ser algún defecto de fabricación del creador.

¿Celibato sacerdotal? Sí pero debidamente sodomítico, a ser posible entre sacerdotes de la misma parroquia que se amen. Los abusos no tienen nada que ver con la homosexualidad clerical, aunque la vinculación sea del 80%, de la que nunca hay que hablar, sino con el clericalismo, que nadie sabe qué es ni en qué consiste, pero todos tan contentos con esta explicación, pues así la mafia sodomítica clerical sigue haciendo de las suyas.

¡En fin! Ya se ve que la misericorditis bergogliana modernista es harto moderada. Tan moderada que hacen innecesaria la redención, la Iglesia Católica, el sacerdocio y, especialmente, el papado, al que Bergoglio le ha cogido mucho gusto, para redimirnos de nuestros esquemas tan rígidos y acoplarnos a la iglesia de la acogida que se funde en la religión de la hermandad universal.

 

 

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