Por Monseñor Alberto González Chaves
Querido profesor Andrea Grillo:
¡Paz y alegría en Cristo resucitado! Le saludo desde el Paraíso, donde las discusiones sobre liturgia suenan un poco distintas, créame. He visto que se ha tomado usted la molestia de hablar sobre mí y sobre la manera en que yo vivía mi fe eucarística. Le agradezco el interés. Pero, si me permite decírselo con la sinceridad de un chico que no tenía miedo de quedar mal con tal de defender a Jesús, hay en sus palabras —y en algunas de sus enseñanzas— cosas que me duelen. No por mí, sino por Él.
Según usted, yo soy víctima de una “mala educación eucarística”: una de una visión arcaica y milagrera de la Eucaristía. Y me fijo más en lo “inesencial” que en “el cuerpo eclesial”. ¡Simpático! Mire, profesor: yo era muy normal. Me gustaban los videojuegos, me encantaba comer pizza y ver a mis amigos. Pero había una diferencia: Jesús Eucaristía era el centro de mi vida. Y me daba cuenta de que muchos no lo sabían. ¿Cómo no iba a hacer todo lo posible para mostrarlo? Si tuviera que nacer otra vez, haría lo mismo. Porque uno no se guarda el secreto del cielo cuando lo ha encontrado. Supe que «la Eucaristía era mi autopista al Cielo», la tomé y… aquí estoy, animando a otros a tomar la misma ruta.
Desde aquí, donde todo se ve a la luz del Amor eterno, no puedo evitar una sonrisa —de esas que aquí no se borran— al conocer sus recientes palabras sobre mí y sobre mi humilde trabajo para dar a conocer los milagros eucarísticos, que dio lugar a una exposición internacional con decenas de casos documentados, apoyada por obispos y aprobada por la Iglesia. ¡Quién me hubiera dicho que un joven nerd de los ordenadores acabaría metido en una polémica litúrgica! Aquí en el cielo todo se ve con una claridad y una paz inmensas: no hay espacio para la confusión. Todo se comprende a la luz del Amor, ese Amor que es Verdad, Belleza y Fidelidad. El cielo no está hecho de opiniones humanas, sino de la fidelidad a la Verdad revelada.
Le confieso que me hace gracia ver cómo un pobre chico de zapatillas y mochila puede convertirse en objeto de tanta atención. ¡Y eso que lo único que quise fue ayudar a otros a descubrir lo que yo encontré tan joven y tan claro! Verá usted, yo no pretendí fundar escuelas ni agitar el “espíritu del concilio”. Solo me enamoré de la Eucaristía. Me bastó una Hostia consagrada para entender que ahí está todo: el misterio, la belleza, la Iglesia entera. Yo no entendía muchas cosas… pero eso sí lo entendí. Créame: nunca quise imponer nada, solo compartir lo que había descubierto como el centro de mi vida: Jesús Eucaristía. Él es el motor, el destino y el corazón palpitante de la Iglesia. Todo lo demás —las formas, las ideas, incluso nuestras queridas discusiones teológicas— solo tienen sentido si nos llevan a Él. Estoy seguro de que, si le dejamos un poco de lado nuestras agendas, nuestras categorías y nuestros filtros, volveremos todos a poner a Cristo en el centro. Porque, al final, ¿de qué nos sirve la mejor teoría litúrgica si olvidamos que es Dios mismo quien se hace presente?
Usted ha estudiado, tiene voz, tiene influencia. Pero, por favor, use ese don para confirmar en la fe, no para sembrar dudas. No necesitamos una Iglesia “más moderna”, sino más santa. El mundo no tiene hambre de experimentos teológicos, sino de verdad, de consuelo, de salvación. Si usted dice que la transubstanciación contradice la metafísica, o promueve bendiciones para uniones contrarias al plan de Dios, o sugiere reemplazar el concepto de indisolubilidad del matrimonio por el de “vínculo indisponible”, o aboga por la legitimidad moral de los anticonceptivos, o niega que la Iglesia tenga autoridad definitiva sobre moral sexual, o reivindica el diaconado para las mujeres, o habla de cambios litúrgicos que vacían de contenido el misterio… está usted arriesgándose mucho.
Jesús no vino a dialogar con las modas del mundo, vino a salvarnos del pecado. Y ese Salvador está realmente presente en cada Santa Misa. Quizá hoy se discute tanto sobre los signos que se olvida al Significado. Aquí arriba he aprendido que todo lo verdadero, lo bello y lo bueno se resume en un encuentro personal con Cristo. La liturgia no es campo de batalla, sino umbral del cielo. Jesús en la Santa Misa no es un símbolo ni una memoria piadosa. ¡Es Él mismo, con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad! No lo dice un adolescente milanés apasionado por los milagros eucarísticos: lo dice el mismo Señor, lo ha dicho la Iglesia siempre, lo proclamaron los mártires y lo enseñó el Concilio de Trento, el Vaticano II y todos los santos que me han hecho compañía en esta aventura del cielo.
Le pido que no me vea como un símbolo, sino como un simple chico enamorado de la Eucaristía. Espero que algún día podamos reírnos juntos de todo esto… ¡delante de Jesús! Le prometo mi oración, profesor. Le aseguro que aquí arriba se reza también por los teólogos (y mucho). Yo, si me deja, le encomiendo especialmente para que su corazón sienta con fuerza la dulzura de Jesús Eucaristía y un día celebremos juntos, cara a cara, la Liturgia celestial, donde no hay rúbricas que valgan más que el Amor.
Con afecto sincero, y mi oración por usted, Carlo Acutis, el eternamente “maleducado eucarístico”
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Pretender ser Dios para decidir quién está en el cielo y quién todavía no, o quien ha perdido su alma definitivamente por voluntad propia que también los hay (muchos), es intentar ponerse en lugar del Todopoderoso. Un pe cado grave contra el primer mandamiento, que es el más importante de todos.
Y aún añadiría más. Muchas almas se están perdiendo por esa afición de, en lugar de seguir a los grandes santos de todas las épocas antes del Concilio, se dedican a participar en el club de fans del Cuarto Milenio católico: les mola lo de los milagros y las apariciones, y hasta el otro día se hablaba de si existía vida probablemente en los límites del universo o algo así. Eso no es ser un católico yendo por la senda que marcó Cristo. Eso es un buscador de emociones fuertes y aspirantes a pitonisos. De hecho se parecen mucho a los de la W icca y el nuevo paganismo. Son mucho peores que Santo Tomás, que necesitaba tener confirmación, pero por lo menos lo de él fue un instante y racional. Lo de todos estos aficionados a lo paranormal en el mundo católico es un vi cio. Nada que ver con el camino de salvación de las almas que siguieron los santos.
¿Creer en que hay milagros eucarísticos es ser aficionados a lo paranormal? ¡Vaya sorpresa! Yo siempre había creído que la eucaristia es el mayor milagro y que Jesucristo habla en el Evangelio de los milagros como una forma de fortalecer la fe de sus discípulos. No sé. A lo mejor resulta que defender el «vetus ordo» nada tiene que ver con la Sagrada Escritura… Últimamente, entender algunos comentarios de pretendidos defensores del tradicionalismo me deja bastante descolocado, la verdad.
Parece que vamos hacia una convergencia tradi-progre.
Es un poco de libertad literaria del autor de la carta. Hecha con la intención de no ofender a nadie.
Creo que ninguno ha entendido para nada la intención del articulo, ni la categoría del autor; Monseñor Alberto G. Chaves. Grillo ha intentando oscurecer la santidad de un chico que es modelo de piedad eucarística, y al que el conocimiento y difusión de milagros eucarísticos le ayudó a consolidar su fe. Pretende Grillo -liturgo de cabecera el anterior pontífice- venir a decir que la fe de Carlo Acutis , basada en estos hechos era una
«fe de poca monta», y exigir a un chico que se fue al cielo con quince años, una fe «formada y adulta» al estilo de la suya, que debe ser el único modelo de fe en la Iglesia. Por esta mima regla habría que retirar del santoral a todos los niños santos, por «infantiles» y poco formados.
Monseñor G. Chaves pone en su sitio a Grillo, utilizando esa forma retorica de «hacer hablar» al próximamente San Carlo Acutis con la caridad y delicadeza de un santo, sin acritud ninguna y con la sencillez de los humildes de corazón.
Que bien dicho ! Gracias
Hay que defender a nuestro joven beato y muy pronto Santo.
Filotea: ¿Para qué te molestas en contestar a personas que son seguidoras de Pero Grullo, el que a la mano cerrada le llamaba puño? El literal tiene dificultades para cualquier figura retórica o literaria. Los textos interpretativos son cada vez más difíciles, imagínate lo que le dirían a Dante por escribir que personajes históricos estaban en el Cielo, Purgatorio o en el Infierno. Ya no pasamos de las instrucciones para poner en marcha un aparato, que cuánto más precisas son mejores, en el momento que echamos mano de otros recursos ¡zas! se escandalizan.
Carlo infunde en mi, tu amor a Jesús Eucaristía, Viva Cristo Rey
Filotea ha respondido con sensatez y verdad clara
Lo siento… No le tengo devoción a Carlo Acutis… Sus padres no eran creyentes… Recibió la fe de su niñera que nunca se la nombra ni se publican fotos de ella… Leí su vida y era un chico muy bueno que hizo un trabajo online sobre milagros eucarísticos… Y ayudaba a los más necesitados… No encontré la práctica heroica de virtudes… Quién lo promocionó ?? Conozco jóvenes maravillosos y muy pobres… Alegres, grandes evangelizadores que seguro no van a ir a los altares… Perdón pero es la verdad…
Solo Dios conoce el corazón de un alma.
Tampoco soy de vota de Carlos acutis, pero mucho menos dudo de su santidad y más si Dios ha permitido que la Iglesia lo eleva a los altares, independientemente del estado de la iglesia y su jerarquía, CREO QUE ES LA IGLESIA DE DIOS Y TODO EN ELLA ES QUERIDO, ORDENADO O PERMITIDO POR ÉL.
No sé trata de mis gustos, simpatía o predilección, se trata de Dios.
Muchos jóvenes pobre, humildes y buenos que ustedes valora por encima de Carlos… Solo Dios puede ver sus corazones sin subjetividad ni falsedad.
Beato Carlo Acutis intercede por nuestros jovenes , por nuestros hijos para que se acerquen como tú a la eucaristìa para que crezcan como tú en amor a la misa y a la devoción a la Santa Eucaristìa. Amen .
Precioso escrito de Monseñor D.Alberto González Chaves, que seguro desde el cielo, compartirá Carlo Acutis. En un día
como hoy que conmemoramos la festividad del Corpus Cristi, su Carne, Sangre, Alma y Divinidad, nos sirven para ofrecerlos a los que compartimos la Tradición de la Iglesia, que no es más que
las enseñanzas de Jesucristo.
¡VIVA CRISTO REY!