Muller: «La Iglesia es dos mil años más antigua que Trump, Putin, Xi Jinping y todos los demás gobernantes de este mundo»

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Entrevista de la Mediengruppe Bayern al cardenal Gerhard Ludwig Müller
Publicado el 12 de mayo de 2025 en el diario alemán «Mediengruppe Bayern»

El cardenal Gerhard Ludwig Müller, antiguo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y antes obispo de Ratisbona, conoce bien Perú, país donde ejerció como sacerdote durante varios veranos. En esta entrevista, concedida tras la elección del nuevo Papa León XIV —también vinculado durante años a Perú como agustino y obispo—, el cardenal Müller habla sobre los puntos de contacto entre ambos, la sinodalidad, el papel de la Iglesia en Alemania y el enfoque del nuevo pontificado.


— Eminencia, el nuevo Papa pasó muchos años en Perú, donde usted también ejerció como pastor. ¿Existe algún vínculo entre ustedes?

Müller: Sin duda. Nos une tanto la lengua española como la cultura, que es una síntesis más o menos lograda entre lo hispano-europeo y lo inca o azteca. Pero, sobre todo, nos une la fe católica, que puede expresarse en todas las culturas, tal como se mostró en el mensaje de Pentecostés en los Hechos de los Apóstoles: “¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye hablar en nuestra lengua materna?” y “Los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”. Es el lenguaje del amor de Dios por todos los hombres, que los une en el Espíritu Santo, aunque no entiendan literalmente los idiomas ajenos.

— Usted fue amigo del teólogo peruano Gustavo Gutiérrez y compartió su “opción por los pobres”. ¿Será este también un eje del pontificado de León XIV?

Müller: Sí. El papa Francisco escribió el prólogo de nuestra obra común La Iglesia pobre para los pobres. Por supuesto, se refiere también a los pobres materiales, que carecen de lo necesario para preservar su dignidad humana, pero también a quienes viven en las periferias existenciales, que, a pesar de tenerlo todo materialmente, han perdido el sentido más alto y eterno de sus vidas. Cristo está cerca de todos, Él es el Hijo eterno de Dios, que, en la encarnación, compartió nuestra vida en toda su profundidad. Nadie se pierde si confía en Jesús de Nazaret en su vida y en su muerte.

— León XIV ha anunciado que continuará el proyecto de una Iglesia sinodal iniciado por su predecesor. ¿Hasta qué punto lo acompaña usted en eso?

Müller: Sinodal significa que todos los cristianos cooperan: laicos, religiosos, sacerdotes y obispos, cada uno en la responsabilidad que Cristo, Cabeza de la Iglesia, les ha confiado. El papa Francisco ya advirtió contra confundirlo con un parlamento, no porque temamos a la democracia como forma de Estado, sino porque la Iglesia es de naturaleza muy distinta a un Estado organizado por hombres. Es erróneo abordar la Iglesia desde categorías mundanas de lucha por cuotas de poder, o aplicar categorías ideológicas y divisorias como “conservador” o “progresista”. La Iglesia es el Pueblo de Dios, la Casa de Dios, el Cuerpo de Cristo y el Templo del Espíritu Santo.

— ¿Y qué implica eso concretamente?

Müller: Hoy se trata casi de luchar contra molinos de viento del espíritu secularista, que sólo reconoce categorías políticas. Es necesario dejar claro que esas categorías no son aplicables. En el pre-cónclave y el cónclave hubo gran unidad (no como en la película El Cónclave), en el sentido de que debemos mirar la Iglesia con categorías teológicas, para no caer en la tentación de convertirla en una ONG humanitaria. En la Iglesia de Cristo se trata de vivir una vida cristiana y de la salvación eterna del ser humano en el Dios trinitario.

— Usted ha sido llamado “el Trump de la Iglesia Católica”, mientras que León XIV ya es considerado el “anti-Trump”. ¿Están en bandos opuestos?

Müller: Con tanta ignorancia teológica, la razón se queda muda de estupor. La Iglesia es dos mil años más antigua que Trump, Putin, Xi Jinping y todos los demás gobernantes de este mundo. ¿Cómo se puede ser tan limitado intelectualmente como para encajar el Sacramento de la Salvación que es la Iglesia en los cálculos de poder de políticos terrenales? El nuevo Papa está mil kilómetros por encima de la dialéctica propagandística de Trump y Anti-Trump. Sólo la pregunta ya es —citando a Nietzsche— “más allá del bien y del mal”.

— ¿Qué espera usted del nuevo Papa respecto a la Iglesia católica en Alemania?

Müller: La Iglesia católica en Alemania no puede reclamar ningún papel especial: está demasiado agotada religiosamente, demasiado débil teológicamente y, en comparación con sus inflados funcionarios, casi irrelevante a escala mundial. ¿Cuándo dejarán, en política y en Iglesia, de querer dar lecciones al mundo entero? En Alemania tenemos más que aprender de otros que enseñarles desde una autosuficiencia ridícula.

— Eso suena muy negativo.

Müller: No se trata de someternos servilmente a nadie, sino de inspirarnos en nuestros grandes santos y maestros como Bonifacio, Hildegarda de Bingen, Alberto Magno, o más recientemente Alfred Delp SJ y el pastor protestante Dietrich Bonhoeffer, en su lucha contra el nacionalsocialismo ateo y antihumano. También son ejemplares Adolfo Kolping y el obispo de Maguncia, Emmanuel von Ketteler, con sus aportaciones a la doctrina social de la Iglesia, que León XIV tanto aprecia en su predecesor León XIII, autor de la encíclica Rerum novarum de 1891. En eso sí podría la Iglesia alemana ser un modelo para la Iglesia universal y un motor positivo para la sociedad.

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