El economista Ettore Gotti Tedeschi, expresidente del IOR (Instituto para las Obras de Religión, conocido como el “banco del Vaticano”), ha publicado en los últimos días un artículo de singular importancia. Bajo su mirada lúcida y crítica, Gotti Tedeschi nos plantea una advertencia que trasciende las habituales cábalas sobre “papables” y equilibrios de poder en el Colegio Cardenalicio: este cónclave no es solo una elección de gobierno, sino una elección civilizatoria.
Para Gotti Tedeschi, está en juego la propia autoridad moral de la Iglesia. Tras décadas de concesiones, de ambigüedades doctrinales y de silencios cómplices, el Papa que salga elegido deberá decidir —y no solo con sus palabras, sino con su propia figura y con los hombres de los que se rodee— si la Iglesia sigue renunciando a su misión de ser luz del mundo y sal de la tierra, o si, por el contrario, retoma el camino de la santidad y de la verdad sin componendas.
El economista no propone un perfil geográfico ni ideológico. No pide un Papa africano, asiático o americano, ni un “conservador” ni un “progresista”. Pide un Papa santo. Santo no en el sentido de beatificado o canonizable, sino en el sentido radical de alguien que, con su vida y su enseñanza, recuerde a la Iglesia su razón de ser: conducir a las almas al Cielo.
Pero la santidad personal no basta. Gotti Tedeschi advierte que el nuevo Papa deberá contar con un Secretario de Estado “muy, muy experto y con gran autoridad”. El desastre de los últimos años no solo ha sido teológico o pastoral, sino también de gobierno. La curia se ha convertido en un campo de batalla de intereses y ambiciones, con filtraciones, nombramientos ideológicos y una gestión económica opaca y a la deriva. No basta un Papa bueno si está rodeado de incompetentes o de lobos disfrazados de corderos.
A lo largo del artículo, Gotti Tedeschi recurre a Benedicto XVI como modelo intelectual y moral. Recuerda su denuncia de la cultura nihilista y su enseñanza sobre la necesidad de cambiar el corazón del hombre, no solo los instrumentos de la técnica o la economía. La autoridad moral de la Iglesia no consiste en dictar políticas sociales o pronunciarse sobre acuerdos climáticos, sino en formar las conciencias y ofrecer la verdad revelada como punto de partida y de llegada de toda solución humana.
Finalmente, su apelación se vuelve profética y casi desesperada: si la Iglesia sigue renunciando a su papel, otros ocuparán su lugar. Ya estamos viendo cómo la moral laica, incluso la moral política, intenta suplantar la voz de la Iglesia. ¿Qué dice de nosotros que hoy deba ser el vicepresidente de EE.UU., J.D. Vance, quien en Múnich asuma el papel de conciencia moral de Occidente, mientras Roma calla o balbucea?
Gotti Tedeschi nos advierte de algo que muchos fieles intuyen: este cónclave podría ser el último que aún tenga la posibilidad de revertir el proceso de autodemolición e irrelevancia de la Iglesia. Si fracasa, la Iglesia no desaparecerá —Cristo lo prometió—, pero podría quedar reducida a una voz intrascendente en la plaza pública, incapaz de hablar al corazón del hombre y de las naciones.
Reproducimos a continuación el artículo íntegro, traducido al español:
Este cónclave podría ser también el último
(por Ettore Gotti Tedeschi)
Este cónclave podría ser también el último. La elección que de él resulte es, por tanto, fundamental para restablecer, si se quiere, el orden de la Autoridad Moral de la Iglesia. Este cónclave está destinado a afirmar la RENUNCIA o la CONFIRMACIÓN de esa necesaria autoridad moral en el mundo. Por ello, creo que el Papa ideal debería ser un cardenal “santo”, con el fin de señalar en la búsqueda de la santidad el objetivo de la Iglesia.
A este Papa, sin embargo, deberá acompañarle un Secretario de Estado muy, muy experimentado y con gran autoridad, con el fin de manifestar la voluntad de restaurar una gobernanza adecuada a las condiciones y los tiempos. Con esto ya he dicho lo esencial. Continúo solo para justificar este artículo.
Este cónclave no es comparable al de 1978 ni al de 2005. Porque, necesariamente, se verá afectado por lo que ocurrió —y no se comprendió— hace 12 años, en 2013. Además, las condiciones sociopolíticas y económicas en estos últimos 12 años han cambiado aún más. Del mismo modo, han cambiado las normas y las concesiones morales por parte de la Iglesia. Por tanto, creo que, más que un Papa procedente de una zona geográfica concreta, lo deseable es un Papa que sepa reafirmar la Autoridad Moral de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Esto, ciertamente, no agrada a todos; por ello recuerdo un antiguo dicho español: “lo que va bien a los lobos no va bien a los corderos”.
Si se me permite un pequeño paradoja, es necesario un Papa “economista”, tal como lo entendía Benedicto XVI: es decir, capaz de conocer las verdaderas necesidades del hombre, que hoy no están en absoluto satisfechas porque —precisamente como escribió Benedicto XVI en Caritas in Veritate— la cultura nihilista dominante influye en el uso de los instrumentos (también económicos) y, además, lleva a corregir los errores cambiando los “instrumentos” en lugar del corazón del hombre. Pero hoy es precisamente el corazón del hombre de este siglo lo que hay que cambiar, no los instrumentos.
Por tanto, como también escribió Benedicto en su contribución a Lumen Fidei, es la Iglesia la única que puede lograrlo, porque posee los instrumentos únicos y adecuados: el magisterio, los sacramentos, la oración. Por eso este cónclave es quizás el más importante de los últimos siglos: lo que está en juego con esta elección es la civilización entera, no solo la cristiana o la occidental, sino también la global, ya que gran parte del mundo se ha occidentalizado en las últimas décadas gracias al mercado global.
Y por eso esta elección del nuevo Papa interesa mucho también al mundo económico-financiero, aunque no lo demuestre. El Papa —lo hemos aprendido desde los tiempos de León XIII hasta Francisco— puede ejercer un magisterio de corrección o de complaciente apoyo hacia las formas de gobierno de la economía. Puede expresar en su magisterio juicios morales sobre el uso de todos los instrumentos al alcance del hombre: por ejemplo, desde las biotecnologías hasta la Inteligencia Artificial. La Autoridad Moral, al explicar qué —y por qué— puede ser bueno y qué puede ser malo para el hombre, estimula y orienta su pensamiento y comportamiento.
Y esto es importante porque los instrumentos hoy disponibles para el hombre son particularmente sofisticados y ni siquiera bien conocidos, por lo que corren el riesgo real y definitivo de escapar del control del hombre y adquirir una “autonomía moral”, creando inestabilidad e incertidumbre, algo que la finanza normalmente teme. Invito al lector a reflexionar si un instrumento puede alguna vez tener autonomía moral y qué sucede si se le concede…
Me permito concluir con un humilde llamamiento a los señores cardenales que participarán en el cónclave. Un Papa puede y debe ocuparse de cualquier fenómeno que afecte al hombre, pero debe comprender las “causas” de los problemas que quiere abordar moralmente, no solo proponer intervenir en los “efectos”, como ha sucedido en tiempos recientes, aumentando los errores.
Por tanto, no debe sorprender que un laico (pensemos en el vicepresidente de EE.UU., J.D. Vance, en su discurso en Múnich el 14 de febrero de 2025) asuma el rol de autoridad moral, al sentir la necesidad de hacerlo visto que nadie más se ocupa ya de ello, y las consecuencias, ay, son visibles. Si pudiera dar un consejo, además de conocerse entre ustedes, sugeriría también hablar con algún buen y viejo párroco de campo, que en estos últimos tiempos ha obedecido pacientemente, pero que quizá sabe mucho mejor que muchos altísimos prelados quiénes son los verdaderos “últimos” de quienes ocuparse: es decir, aquellos privados de un alimento del que ya no se habla: el “pan de vida eterna”.
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No debemos perder la esperanza. Dios tiene las riendas de su Iglesia. Recemos por un Papa santo!
Os estáis luciendo a clickbaits. Esto noes necesario
«La curia se ha convertido en un campo de batalla de intereses y ambiciones, con filtraciones, nombramientos ideológicos y una gestión económica opaca y a la deriva.»
La curia no se ha convertido en so, ya era eso mucho antes de llegar Francisco al poder, y mucho más que eso. Francisco ha intentado arreglarlo, pero ahora oportunamente culpan al fallecido Papa de todos los males de la Iglesia.
Lo mejor que se puede decir de Francisco es que estaba pallá. Fue el el que declaró la guerra al sector tradicionalista sin provocación previa.. Cosa absurda por su parte, por que habiendo sido peronista tenia muchos puntos en común con el carlismo histórico. Yo me alegré cuando llegó, por que estaba a favor de la justicia social y conocía su labor pastoral en las Villas Miseria, pero después vio a los tradicionalistas como enemigos, y entonces se le fue la olla, y creó una secta animista en la iglesia con nuevos dioses paganos basados en la naturaleza, y adorar a la Pachamama, pero ese engendro no le impidió ser un cipayo del mundo, siendo un servil de la masonería mundial y cargándose el estado de derecho en el Vaticano. Su tumba de nuevo rico demostró su falsa pobreza.
El chiste del año: hay que volver a un Papa santo, normal y corriente, por ejemplo Benedicto 16, el de la resurrección no es de la carne sino de las personas sin carne.
Pero como San Pio X no, porque entonces excomulgaría a todos los mamarrachos afines al satánico Vaticano II.
Anda y que os den.
Y para el O. Judei, un mojón con pelos
Mentira.
Incluso este cónclave podría no ser
Pero ¿cómo van estos progres de izquierdas a elegir un Papa santo? Es imposible. La Iglesia seguirá en manos de los Jesuitas. Ya la han parasitado y va a ser muy difícil echarlos.
¿Puede ser el último cónclave? Podría ser, porque estos comunistas no son muy amigos de las elecciones libres, por lo que si pueden cargarse los cónclaves justos lo harán. De hecho ya lo hicieron en el cónclave de Francisco, y lo volverán a hacer ahora.
Aún con todo, la Iglesia resistirá. Pero será una iglesia muy distinta a esta 💩 que han montado estos francisquistas.
Es que el último «papa santo» (para descojonarse), el Botija, casi se carga la iglesia y la deja en manos del dinero gringo a través del Opus, los Legionarios de Maciel y los Caballeros de Colón.
Saldrá quien salga, pero no será el que decida Gurpeyejo.
Peligrosíssssimo Gay Piinocho está nervioso ante la posibilidad de que los cardenales elijan a un papa católico. ¡Pobrete! 😂😂😂
Lo que no han entendido sus eminencias embriagados por la sensación de jugar a la alta política. Es que la iglesia o será fiel a sí misma, Cristo y su santa doctrina. O no será. El episcopado europeo con una sangría continuada de fieles que en Alemania los dos últimos años alcanzó el millón. No han entendido aún que están fallando. Que las decisiones de Francisco contentan a los que odian a la iglesia y alejan a los que cavilan en la fe. La mayoría de los cardenales recuerdan, a la reunión de la fábula que compasiva subió al escorpión sobre su vientre para pasar el río, recibiendo a mitad de este la picadura mortal. Con la justificación de. «Es mi naturaleza picar’. Si eligen a un progresista, probablemente no habrán iglesia, ni futuros cónclaves a realizar. Quedará quizá, la pequeña iglesia remanente de la que habló Benedicto. Escondida en las catacumbas.
Las componendas con el mundo y su príncipe han sido la causa de la deriva de la Iglesia hacia la nada en todos los sentidos. Ese era el objetivo del Concilio : «Ponerse al día». Ponerse al día ¿Con quién o con qué?. Pues con el Mundo. Mundo que, desde siempre, la Iglesia ha considerado un ENEMIGO del alma, junto con la carne y el demonio. He aquí los resultados de viajar durante sesenta años por ese camino. Descristianización. Pero la Iglesia no ha desaparecido, incluso cuando adversarios jurados han ocupado los más altos cargos de la jerarquía y han retorcido las enseñanzas y los ritos bimilenarios como jamás se había visto en la historia. Pero ya lo dijo san Pablo: «Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan». La Iglesia se levantará de nuevo, gloriosa y triunfante y quienes la han conducido a esta situación serán reos de vergüenza eterna.
Gotti ensalzando como modelo de gobierno a Benedicto XVI y Gurpegui, que no entiende la ironía, lo aplaude.
Gotti Tedeschi no está ensalzando ningún «modelo de gobierno», troll mentiroso: pone a BXVI como modelo intelectual y moral. Justo lo opuesto a usted. Lo que es irónico es que usted no sepa leer o pretenda reinterpretar lo que dice Tedeschi cuando sus propias palabras están escritas y las puede leer todo el mundo. ¡Menudo troll más incompetente!
La Iglesia Católica no es nada más que un partido político comunista, homosexualista y antisemita.
Cisma ya.
Lo logico es que, el proximo Papa remate el trabajo empezado en el CVII de destruccion de la Iglesia.
Una vez muerta y con un resto fiel, se producira su Renacimiento.
Quiera el Espíritu Santo enviar sobre los cardenales una gracia tumbativa para que salga elegido un papa católico.
Si además es santo, mejor…