Cada año, cuando llega la Cuaresma, reaparece la pregunta del católico distraído: “¿Hoy se puede comer carne?” Y más de uno se lanza a buscar excepciones, sustituir penitencias o justificar con dudosos argumentos una hamburguesa pecaminosa. Pero… ¿de dónde viene esta costumbre? ¿Es todavía obligatoria? ¿Y se aplica igual en todo el mundo?
La abstinencia de carne los viernes no es una superstición ni una costumbre medieval sin sentido. Es una penitencia de raíces profundamente cristianas y de vigencia canónica muy actual. Y sí: es mucho más seria de lo que algunos quieren creer.
Orígenes: del Gólgota al pescado frito
La práctica de no comer carne los viernes nace directamente del hecho central de la fe cristiana: la muerte redentora de Cristo en la Cruz. Ya en los siglos II y III los cristianos dedicaban los viernes a la penitencia, el ayuno y la oración, en memoria del sacrificio del Señor. La carne —símbolo de fiesta, de banquete, de abundancia— fue desde el principio el alimento a evitar.
Con el tiempo, esta costumbre se institucionalizó: en la Edad Media, la abstinencia de carne no era solo los viernes, sino muchas otras fechas del calendario. Incluso los reyes tenían que renunciar al cochinillo en honor a Cristo crucificado.
Pero no todo era miseria. En los países costeros, esta abstinencia impulsó toda una cultura del pescado que ha dejado huella hasta hoy: bacalao, anguilas, frituras… e incluso las ancas de rana en Francia o Italia, perfectamente permitidas. Y aquí llegamos al punto legal.
Lo que dice la Iglesia hoy
La normativa vigente está recogida en el Código de Derecho Canónico de 1983. Dos cánones clave: Canon 1251: “En todos los viernes del año, y en particular durante la Cuaresma, debe guardarse la abstinencia de carne o de otro alimento según lo determine la Conferencia Episcopal.” Canon 1253: “La Conferencia Episcopal puede determinar con mayor precisión la observancia de la abstinencia y del ayuno.”
Esto significa: la norma general es abstenerse de carne todos los viernes del año, salvo que coincidan con una solemnidad. Pero la forma concreta de observar esa abstinencia puede adaptarla cada Conferencia Episcopal.
¿Y qué se entiende por “carne”? No hay definición explícita en el Derecho Canónico, pero se aplica el sentido tradicional: se prohíbe la carne de animales terrestres de sangre caliente (vaca, cerdo, pollo…), pero se permite la de animales de sangre fría, como peces, mariscos, e incluso ranas o reptiles. De ahí que un buen filete de tiburón (pez cartilaginoso) sea apto… pero un estofado de delfín (mamífero marino) no.
¿Y en el mundo? Un mosaico de aplicaciones
La mayoría de las Conferencias Episcopales mantienen la abstinencia obligatoria todos los viernes de Cuaresma y el Viernes Santo sin excepción. Pero fuera de la Cuaresma, algunas han optado por la sustitución penitencial, permitiendo cambiar la abstinencia por obras de caridad, oración o mortificación voluntaria. Un pequeño muestrario:
España e Hispanoamérica: abstinencia obligatoria todos los viernes de Cuaresma. El resto del año, según el país.
Estados Unidos: abstinencia obligatoria solo durante Cuaresma. El resto del año puede sustituirse por otra penitencia.
Italia: abstinencia obligatoria los viernes de Cuaresma y el Viernes Santo. Fuera de Cuaresma, se puede sustituir.
Reino Unido: desde 2011 se ha restaurado la abstinencia de carne todos los viernes del año, sin sustituciones.
Filipinas: muy fieles a la tradición: abstinencia firme durante toda la Cuaresma.
Curiosidades y rarezas
Y ahora lo prometido: algunas joyas del anecdotario católico.
Castores en Cuaresma: en el siglo XVII, misioneros franceses en Canadá preguntaron a Roma si se podía comer castor durante la Cuaresma. Roma respondió que, por ser un animal acuático, sí podía comerse. Hasta hoy, en algunas regiones, el castor es “pescado cuaresmal”.
Ancas de rana: en Francia e Italia, se consumen sin problema. Son anfibios, de sangre fría, y su carne se considera compatible con la abstinencia.
Cocodrilos: en algunos países africanos se ha aceptado su consumo en Cuaresma, por ser reptiles. Quizá no es lo más apetecible… pero es legal.
Ballena en Groenlandia: los misioneros católicos en regiones polares también recibieron permiso para comer carne de ballena, dado que su dieta se limitaba casi exclusivamente a productos del mar.
¿Y nosotros?
En un mundo en el que todo se trivializa, y la penitencia se considera “anticuada”, el católico está llamado a nadar contra la corriente. La abstinencia no es una superstición. Es una forma concreta de recordar la Pasión del Señor y de mortificar nuestro apetito, tan fácilmente esclavizado.
Así que sí: puede parecer poca cosa no comer carne un viernes. Pero si lo haces con fe y por amor a Cristo crucificado, estás participando de una tradición milenaria que une al fiel de hoy con los mártires, los monjes, los campesinos y los reyes de siglos pasados.
Y no, el delfín no cuenta como pescado.
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Don Jaime, a ver… parece usted ser un tipo bastante peculiar. Arrancar el el texto con la autocompensación para caer en una «hamburguesa pecaminosa» es de matar. Hamburguesa pecaminosa me hace pensar en un tipo bastante legalista. Qué tal empezar por el último cánon del CIC? Todas las normas del código están bajo el principio imperativo de la caridad. Segundo: quizás haya leído demasiado rápido pero ni una palabra sobre los enfermos y personas que padecen fragilidades; tampoco hace mención de los «frames» de las edades bajo precepto sea de abstinencia como del ayuno.
Me imagino que usted ya se dio cuenta del precepto paulino del «todo puedo, pero no todo me conviene». La Escritura habla de la duda sobre comer o no alimentos ofrecidos a los ídolos. Otra enseñanza la dio Cristo: nada de lo que viene de afuera ensucia el hombre, sino lo que sale de su corazón. Como dijo usted, esta práctica católica es tradicional y antigua. Remontarse al siglo II o III no implica ser Revelación. sigo.
«Hamburguesa pecaminosa me hace pensar en un tipo bastante legalista. Qué tal empezar por el último cánon del CIC? Todas las normas del código están bajo el principio imperativo de la caridad.»
Sin duda debe ser una falta de caridad hacer renunciar al millenial de turno a su hamburguesa por ser viernes.
Os parecía muy estricto el ayuno eucarístico cuando duraba la noche antes de la misa, ahora es de una hora y tampoco lo cumplís.
Os resultaban «rígidas» las cuaresmas de antaño, ahora que son más laxas os parecen una nimiedad y total: ¿Para qué os vais a abstener de carne los viernes de Cuaresma? Menos aún el resto de viernes durante el año.
Cuando era muy estricto está era la excusa, ahora el pretexto es que es una nimiedad.
La modernidad no quiere ayunar de NADA, no quiere doblar su rodilla ante Dios, el «nom serviam» sí que es antiguo.
Coincido, aquellos muy enfermos no creo que puedan con la carne, tal vez sopita de verduras muy ligera. Los de los trabajos extenuantes, agotadores, que requieren mucha energía, la reciben mejor de carbohidratos, así que tampoco aplica. Algunos parece que no quieran privarse de nada nunca, todo para sí mismos, viviendo siempre para si, pero si para eso murió y resucitó Cristo, para que viviéramos, para Él y por Él.
La práctica NO nace de la cruz, sino de la piedad oracional, de la devoción, de la fe (como usted dijo). La práctica extiende el sentido del sacrificio del Señor de modo bastante concreto. Ayuda mucho a penetrar integramente en el Viernes Santo. Pero no jales el pelo al intentar unir la cronología. Por lo demás, se ve que usted ahondó en el asunto pero no lo suficiente. ¿Por qué afirmo esto? Por que basta investigar 10 sites católicos y usted verá que no se ponen de acuerdo. Usted adoptó una línea argumentativa que pasa por carne = momentos de fiesta/ animales homeotérmicos y pecilotérmicos para caer en una lista arbitraria. Si uno piensa un poco más, verá que usted NO explicó como NADIE lo hace sobre la razón de la distinción entre sangre fría y caliente. Si el magisterio permitió castor ya se ve que la cosa no es clara una vez que no es un pescado, no es de sangre fría. Por otro lado, tenga en cuenta que pobres no tienen mucha opción. Cuántas exquiteces en su lista! Qué peculiar…
III y fin) Hay muchas personas que trabajos muy duros, pesados que demandan grande gasto de energía y cansancio. Ni una sola palabra sobre ellas. Nuestra sociedad es mucho más veloz, compleja, llena de gente en las metrópolis mundo afuera.
Si me apuras, yo siempre trato de vivir el precepto todos los años. Pero mi línea de pensamiento jamás pasará por la hamburguesa pecaminosa. Cómo los sites me van a enseñar algo que ni ellos se ponen de acuerdo? Cómo el Código me va a normatizar algo si exhibe la ley pero no la explica? Cómo el magisterio me va a obligar so pena de pecado mortal si no hay un texto contundente, clarísimo y fundacional? Pecado mortal implica materia grave. Hamburguesa de carne en el Viernes es materia grave? Pucha! En el mismo patamar que secuestrar, matar, violar? Pobrecita de la hamburguesa! Ya que estoy reflexionando, puede algo no ordenado en la Revelación ser pecado mortal aún más siendo una práctica devocional? Hago porque ayuda. Las razones no son unívocas.
Lo que se dice de España es incorrecto. Decreto sobre la disciplina penitencial en España, de la III Asamble Plenaria de la CEE (3 de diciembre de 1966): «Son días de abstinencia de carne todos los viernes de cuaresma que no coincidan en fiesta de precepto […] Los demás viernes del año que no sean fiesta de precepto son también días de penitencia. PERO la abstinencia de carne, impuesta por la ley general, puede sustituirse, según la libre voluntad de cada uno de los fieles, por cualquiera de las varias formas de penitencia recomendadas por la Iglesia, como son: a) ejercicios de piedad y oración, preferentemente en familia o en grupo (por ejemplo, la participación en la santa misa, lectura de una parte de la Sagrada Escritura o de vidas de santos, el rezo del rosario y otros); b) mortificaciones corporales (ayuno, privaciones voluntarias en la comida o bebida, en el fumar o en la asistencia a espectáculos, abstención de manjares costosos o muy apetecibles, etc.); c) obras de caridad»
Lo anterior viene ratificado por el Decreto General de la CEE de 7 de julio de 1984 y por la interpretación del artículo 13.2 de este Decreto hecha en la XLIII Asamblea Plenaria del 16 de noviembre de 1985. Posteriormente, el Decreto General se modificó por el Cuarto Decreto general de la XLV Asamblea Plenaria, de 17 de noviembre de 1987, pero manteniendo el mismo sentido: «El Miércoles de Ceniza […] y el Viernes Santo […] son días de ayuno y abstinencia. Los otros viernes de Cuaresma son también días de abstinencia […] En los restantes viernes del año, la abstinencia puede ser sustituida, según la libre voluntad de los fieles, por cualquiera de las siguientes prácticas recomendadas por la Iglesia: lectura de la Sagrada Escritura, limosna (en la cuantía que cada uno estime en conciencia), otras obras de caridad (visita de enfermos o atribulados), obras de piedad (participación en la Santa Misa, rezo del rosario, etc.) y mortificaciones corporales».
Un banquete de pescados y mariscos es un deleite de lujo y no una penitencia. Es interesante que en el mundo secular proliferen los «viernes veganos» por moda y nos dejen en ridículo con nuestros platones repletos de caros y suculentos camarones nada penitenciales.
Es necesario repensar lo que hacemos, y practicar la penitencia, no la costumbre.
La Biblia no prohíbe comer carne los viernes, y no hay ningúm problema de comer carne los viernes de cuaresma y viernes santo. No es pecado.
Viniendo de tí, quedamos todos más tranquilos.
No interesa.
Pues anda que tú…
La abstinencia es una forma de someter al cuerpo para que no te domine todo el rato, que es lo que pasa en esta época perdida. Como se hacía antes el ayuno agradaba mucho a Dios. O sea a pan y agua y si puede ser solo a agua, el cuerpo puede estar muchos días sin comida si uno tiene salud razonable.
Y todo eso va encaminado al final a la intención de ascender el alma hacia Dios. No puede ascender si está chapoteando en la miseria de la gula, o cualquier otra ligazón con el mundo material. Pero si el cuerpo empieza a obedecer y no es el jefe, entonces el alma empieza poco a poco a limpiarse y a dirigirse hacia Dios como es su deseo más vehemente, puesto que de Él vino ya que la creó y a Él quiere volver.
Por fin un comentario que aporta un poco de lucidez.
Los vegetarianos tienen serias carencias nutricionales. Es necesario dejarlo claro. No ingieren bastantes proteínas, o hierro. En cambio ingieren demasiada glucosa. Grasa, comen poca, cierto. Pero comen 250 g de glucosa diarios, o más. Casi todos acaban siendo diabéticos. Pero la gente normal, la que come de todo, también comen esa cantidad de glucosa al día, y no suficiente proteína. Hoy se come muy mal. La pirámide nutricional, de la que se habla sin parar, es un completo fiasco. Ahí se recomienda basar la dieta en los cereales, que son puro almidón, que eleva los niveles de glucosa en sangre de un modo brutal. Todo el mundo acaba enfermo: diabetes, hipertensión, arterioesclerosis… Por tanto, lo recomendable es empezar por hacer ayuno, si, pero no un día solo, sino al menos cuatro seguidos, solo con agua. Luego, seguir con ayuno intermitente de forma continua. Y, Poco a poco, ir disminuyendo la ingesta de carbohidratos hasta 20-30 g diarios.
Jaime, ni caso a todos los comentarios negativos. Trato de ser un fiel cumplidor de ese precepto y me ha enriquecido con datos nuevos y curiosos.
Si me admite la sugerencia, ahora que está tan de moda abrir los domingos, donde recalcan ahora el “abrimos los jueves y viernes santo”, sería un buen artículo reflexionar sobre la ilicitud de comprar el domingo y fiestas de guardar.
In Dómino
A este señor, una vez más, se le olvida contar parte de la historia…
La obligación de no comer carne se podía pasar por alto si pagabas la bula. Lo que hace de esta norma algo obligatorio para los más pobres y a elección de los bolsillos más acomodados. Sele olvidó mencionar el hecho despreciable de hace negocio con la fe y Piedad.
Siempre tiene que aparecer la nota exegética progresauria para demostrar la rigidez de los demás que merecen ser misericordiados.
Tenemos la suerte de vivir la primavera de la Iglesia, donde no hay vicios ni pecados, todo es sinodalidad y periferias.
No se ha enterado usted de nada.
Si va escribir un artículo sobre ele tema que sea debería ser concreto y específico.
Es muy fácil criticar actuaciones supuestamente erróneas del pasado, denunciar de forma «concreta y específica» los gravísimos errores del presente puede tener consecuencias muy negativas para quien lo haga pues puede ser misericordiado por los sinodales o por los papólatras que les hacen los coros.
Pues en mi pueblo, nos fue concedida en 1711 la bula «Ad chorizum ibericus jueveslardense»
Consiste que los nativos de mi pueblo para demostrar que no son peligrosos judaizantes, en jueves santo solo comemos chorizo ibérico, chorizo de orza bien frito y sobrasada para las mujeres. Eso sí, con mucho pan candeal que tampoco Dios exige más de lo que uno puede.
Nos dejan regarlo con buen vino o cerveza los vatones o con cerveza o vino las mujeres aunque a los gauchos les damos Coca-Cola.
38 chorizos de orza ne jinqué este año yo.
Y es que uno va perdiendo facultades
La casuística sobre que comer y que no, sobre que carne si, que carne no, si animales de sangre fría o caliente es una solemne estupidez que debería ser anulada.
Y de paso anular las Confererencias Episcopales que no sirven para nada