El cardenal Castillo la vuelve a liar al referirse durante una homilía a los defensores de la Misa tradicional como «divina pomada»

Carlos Castillo

El controvertido y polémico arzobispo de Lima y defensor de la teología de la liberación y postulados izquierdistas, Carlos Castillo Mattasoglio, ha vuelto a ser objeto de polémica por sus palabras vertidas durante en la homilía de la Misa del IV Domingo de Cuaresma celebrada en la catedral de Lima.

Cada vez que abre la boca sube el pan y con sus homilías jocosas y en algunos casos denigrantes hacia quienes no piensan cómo él es cada vez más incomprensible en qué momento al Papa Francisco le pareció buena idea nombrarle arzobispo de Lima en el año 2019 y posteriormente crearle cardenal.

Reflexionando sobre el Evangelio de ese Domingo, el del hijo pródigo, el arzobispo de Lima aseguró que «el problema no era solamente del muchacho que era un ‘tendenciero’ y un loco… también el problema era el hermano mayor que se creía con una serie de derechos». Aunque el mismo hijo pródigo se llama así mismo pecador, para el cardenal de Lima es un simple «tendenciero» y aprovechando la actitud del hijo mayor arremete contra quienes no comparten sus postulados de progresismo eclesial.

Para el cardenal Carlos Castillo, la actitud del hermano mayor del evangelio del hijo pródigo también pasa hoy en día «con los sectores más antiguos de la fe cristiana que nos dicen que no debemos celebrar moviéndonos tanto y que ni bailemos ni cantemos… sino que quieren una misa en latín, tristes y que ni entienden siquiera y sin embargo se creen la divina pomada».

En un grave desconocimiento de la realidad litúrgica de la Misa de siempre, el cardenal Castillo -un hombre que si los cardenales se pusieran de acuerdo podría salir elegido Papa- carga contra los defensores de la Misa tradicional y se refiere a la Misa celebrada durante muchos siglos como algo «triste» y que nadie entiende y de paso aprovecha para etiquetar despectivamente a esos fieles tachándolos de «antiguos».

En referencia a los católicos «antiguos» y «tristes» que los según el polémico arzobispo de Lima no les dejan a ellos tocar las guitarras y las palmas en misa, «esos hermanos también están llamados a sentirse amados por Dios y a cambiar».

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