O habláis, o sois cómplices. Carta abierta a los obispos de España

Asamblea Plenaria Obispos españoles

El Valle ha sido entregado. Fray Santiago ha sido cesado. La Basílica va a ser profanada. Y vosotros, todos vosotros, habéis callado.

Mientras el Gobierno ejecutaba su ajuste de cuentas con la historia sagrada de España, mientras Roma firmaba la rendición con la letra de Parolin y la bendición silenciosa de un Papa distraído con las flores amarillas de una señora que pasaba por ahí, mientras el arzobispo de Madrid ponía cara eclesial a la infamia… vosotros no dijisteis nada.

Ni una nota. Ni una homilía. Ni una sola palabra para defender la Cruz más grande del mundo. Nada.

El que calla, otorga

No vengáis después con matices. No vengáis con teologías de la neutralidad ni con prudencias diplomáticas. Lo que habéis hecho —o mejor dicho, lo que no habéis hecho— ya se ha visto. Y se ha entendido. A estas alturas, cada día que pasáis en silencio os hunde un poco más en el barro de la traición.

Porque esto no ha sido un debate político. Ha sido un ataque al alma. A la cruz. A la memoria cristiana de España. A Cristo, a los que rezan, a los que callan, a los que llevan años soportando que se les escupa encima mientras aguantan.

Y vosotros, pastores, no habéis estado allí.

El 1 de abril empieza la campaña de la renta

Y levantaréis la voz, meliflua. Pero para defender otra cruz, mucho más pequeñita, y por la que os habéis vendido. Vuestras 30 monedas de plata.

Y entonces vendrán las campañas, los vídeos, las peticiones amables. Marca la X a favor de la Iglesia, diréis. Pero esta vez será distinto.
Porque muchos católicos, cuando vean esa cruz, verán otra. La del Valle. La que estáis dispuestos a dejar caer.

Aún hay tiempo

Pero no mucho. Cada obispo tiene un púlpito. Cada diócesis tiene un micrófono. Y tenéis 22.933 parroquias en España. Veintidós mil novecientas treinta y tres bocinas encendidas cada domingo, capaces de hacer temblar al poder… si quisierais usarlas. Sin contar con emisoras, canales de televisión, revistas, redes sociales, medios diocesanos. Tenéis todo para combatir. Y elegís callar.

Cada uno de vosotros puede hablar, y el que no lo haga, que no venga luego a decir que no fue parte del desastre. Hablad. Daos a conocer.
Decid si estáis con la cruz… o con los que la arrancan.

Nosotros tomamos nota.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando