Desgraciadamente, dentro de la Iglesia católica -la única y verdadera- hay muchos que parecen tener vergüenza de decirse que son católicos y tienen por costumbre cambiar el ‘apellido’ de la Iglesia.
Se trata de una costumbre rancia desarrollada por los progres eclesiales desde tiempos inmemoriales. Tras el Concilio Vaticano II, los modernistas se las dieron de iluminados y trataron de vender una imagen más ‘amable’, nueva y rebelde de la Iglesia. Para ello, dejaron de hablar de Iglesia católica y empezaron a referirse a ella como la Iglesia conciliar, por aquello de los «frutos» del Concilio Vaticano II.
Había que romper la imagen de esa Iglesia ‘rancia’ y gris para hacerla más apetecible al mundo. Ya saben ustedes que la historia es cíclica y sesenta años más tarde vuelve a ocurrir exactamente lo mismo. Vuelve a haber dentro de la Iglesia cierto pavor a referirse a ella como católica por ciertos eclesiásticos. Ahora, ya no se refieren a ella como conciliar sino como sinodal para tratar de transmitir que la Iglesia ha evolucionado hacia una especie de organización que también acepta los modelos mundanos de organización como la democracia. La farsa de la escucha, es el caballo de troya utilizado hoy por los revolucionarios sinodalistas para tratar de colar sus ideas protestantes.
Mal que les pese, la Iglesia fundada por Cristo es la católica, no la postconciliar ni la sinodal. Es el credo que todos profesamos y el catecismo de la Iglesia católica quien nos recuerda a todos que creemos en una Iglesia que es «una, santa, católica y apostólica» (LG 8). Estos cuatro atributos, inseparablemente unidos entre sí (cf DS 2888), indican rasgos esenciales de la Iglesia y de su misión. La Iglesia no los tiene por ella misma; es Cristo, quien, por el Espíritu Santo, da a la Iglesia el ser una, santa, católica y apostólica, y Él es también quien la llama a ejercitar cada una de estas cualidades».
Pero algunos, en su afán de erigirse en adalid de la novedad con un vocabulario vacío de contenido insisten en replicar esas viejas formas de aquellos que trataron de poner la Iglesia patas arriba. Es el caso del nuevo obispo de Huesca y Jaca, el escolapio Pedro Aguado Cuesta. En su carta dirigida a los fieles oscenses tras hacerse público su nombramiento, el nuevo obispo es tajante al afirmar que «creo en una Iglesia fraterna, solidaria, misionera, corresponsable y sinodal».
Este escolapio llega a Huesca y Jaca cambiando las propiedades que la Iglesia posee por su origen divino. Son ese estilo de nuevos pastores que para hacerse la foto para la web de la Conferencia Episcopal han tenido que pasar antes por la tienda para comprarse por primera vez en su vida ropa de cura. Porque ellos son muy ‘cercanos’ y aperturistas y se arrojan la autoridad moral para cambiar la definición real de lo que es la Esposa de Cristo.
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«ya no se refieren a ella como conciliar sino como sinodal para tratar de transmitir que la Iglesia ha evolucionado hacia una especie de organización que también acepta los modelos mundanos de organización como la democracia.»
Dijo Jesucristo: «Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen autoridad sobre ellas. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor» (Mt 20:25-28)
Y en el primer sínodo de Jerusalén (Leer en Hechos de los Apóstoles), vemos la fuerza de la sinodalidad, no una autoridad jerárquica impuesta y con una supuesta supremacía de Pedro. Nada de eso. Esta jerarquía muy estructurada y super centralizada en el Sumo Pontífice fueron construcciones posteriores al siglo III.
Este es un escolapio absolutamente decadente y destinado a la extinción, tanto su orden a nivel español, europeo e internacional, que un Papa decadente lo ha metido en otra diócesis que está condenada a su decadencia, desaparición y extinción.
Su programa es para llevar a la diócesis hacia la única y verdadera extinción, porque la única finalidad de la Iglesia es la salvación de las almas, y desde luego gaste no es el conjunto de gasteropodeces progres que ha secretado. 🙂
El próximo Papa debería de deponerlo de manera inmediata, que es lo que se deberá de hacer.
Vino nuevo en odres nuevos. 😉
Todos los “frutos” del Vaticano II —como este sujeto disfrazado de paisano— están magníficamente explicados en el libro “Los frutos de Concilio Vaticano II, una mirada desde la Tradición”, en español y con versión en inglés, de venta en AMAZON.
El autor es un catedrático que recibió en su momento la dignidad de “Benemérito Pontificio” de San Juan Pablo II y denuncia en su obra todas las atrocidades de este “experimento” fallido.
Merece la pena comprarlo.
En Asturias por lo menos tenemos un ex de Jaca..que con todos los defectos que pueda tener no se vende a ideologías. Sua palabras nunca son palabras huecas y se sabemos quién..es nuestro Pastor aunque algunos estémos lejos de algunos planteamientos . Lo que nos une es la fe inquebrantable a la Iglesia católica ….nos viene de Covadonga.
Es una pena que no se diga ya » Iglesia madre y maestra»… Éso es lo que el mundo necesita, y éso es lo que ya no es.
La culpa es de bergoglio, profeta mudo
La culpa es del verborreas que se ha quedado mudo. Dios trata de enseñar donde más le duele: la incontinencia verbal
Otro horror como obispo… Quien no vea ya lo que está pasando es que no quiere salir de su falsa comodidad y autoengaño.
Hace honor a su apellido y así quiere también a la Iglesia.
La orden escolapia está en números rojos, no tienen vocaciones, ni formadores para las dos únicas vocaciones en España. Tiran de jóvenes extranjeros que se marcharán a sus países. No tienen porque su vida es hueca, vacía, no siguen a Cristo. Se pasan por ahí mismo lo que la Liturgia tiene determinado, no creen que el Pan es Cuerpo y el vino es Sangre. No tienen vida, solo fachada, y mucho dinero, eso sí. Una pena que tanta basura sea obispo, porque los fieles serán mal pastoreados. Ellos llenan la Iglesia con pinturas, frasecitas y poco más. Pocos escolapios hay, morirán en breve, no más de cinco años, pues sus colegios ya están vendidos a gente que no pisa la Iglesia, solo vive de ella.
tenia un profesor de derecho mercantil, en mis años de carrera, que nos decia, «Cuando una empresa lleva en su nombre Española» o aragonesa o catalana, etc. es que no es española. y como yo afirmo, los adjetivos calificativos, mas que acompañar y exploicar algo del nombre, suelen suponen su disminucion de contenido. Asi que despues de esta retaila, lo que quiere decir monseñor que la Iglesia no es …… y sinodal, asi pues yo me quedo con sus notas de que la Iglesia Catolica, es una, santa, catolica y apostolico. y yo me siento catolico, santo, apostolico y solo romano. Me sobra lo demas, para mino tiene ningun valor. Por cierto que significa ser corresponsable ¿con quien?, le agradeceria a Monseñor que me lo aclarase,
Super Sinodal, tan sinodal que si no dices lo que quiere el jefe, te echa a patadas.
Por ejemplo, si un grupo de fieles pide una Misa Tradicional, entonces, ya no hay sinodalidad que valga.
Sin ofender, pero tiene cara de sinodalizado…
Lo mismo he pensado yo, sin ofender…
Tiene pinta de curita tostón de misa de domingo, de esos que hablan mucho y no dicen nada.