El padre Javier Olivera Ravasi acaba de escribir un nuevo libro que estará a la venta en breve y se podrá comprar a través de la página web de la editorial Homo Legens.
«La Contrarrevolución cristera. La historia de los católicos que se alzaron contra la persecución. México 1926-1929», es el nuevo libro del sacerdote argentino que publica la editorial Homo Legens y que podrá adquirirse a partir del próximo 1 de abril.
En este libro, el P. Javier Olivera trasciende el mero relato histórico y la recopilación de los datos […], para comprender este acontecimiento histórico como el enfrentamiento entre dos cosmovisiones, la católica patriótica mexicana e hispanista y la revolucionaria masónica y laicista.
Además, el prólogo de la edición española de este libro está escrito por el padre Santiago Cantera cuando aún era prior del Valle de los Caídos.
Por cortesía de la editorial Homo Legens, les ofrecemos el prólogo de este nuevo libro que promete ser un éxito:
Prólogo a la edición en España
La gesta de los cristeros mexicanos jamás deja de sorprender y de causar admiración a todo aquel que la conoce por primera vez o que vuelve de nuevo sobre ella, aun cuando pueda haber leído ya diversos libros acerca de lo que supuso y cómo se desarrolló, e incluso aunque pueda haber quedado impactado por la magnífica película que descubrió todos aquellos acontecimientos a un amplio público, en su mayoría antes ignorante de lo que había sido la Cristiada. Lo mismo sucede con la epopeya del movimiento católico y monárquico de La Vendée durante la tragedia de la Revolución francesa, salvajemente aplastado por los que se proclamaban paladines de la libertad, en el que ha sido acertadamente calificado como el primer genocidio de la época contemporánea. Las similitudes entre ambos episodios históricos son muy notables. Y con ambos también hallan profunda relación otros fenómenos que nacieron en los siglos XIX y XX en defensa de los principios de la Cristiandad y de la Tradición entre diferentes pueblos de Europa y de la América hispana. Con frecuencia, el conocimiento de todos ellos ha sido intencionadamente silenciado por quienes han ejercido mayoritariamente el poder en estas últimas centurias en Occidente, sabedores de que, si se descubrían aquellas gestas heroicas y el modo tan cruel con que casi siempre se suprimieron, podrían ponerse fácilmente en entredicho los dogmas sostenidos por la «modernidad». Bien lo sabe, entre otros, mi amigo Reynald Secher, profesor universitario francés que sufrió la depuración por haber elaborado y publicado su tesis doctoral sobre el genocidio de La Vendée y fue suciamente expulsado de la Universidad. Como contrapartida, y como suele suceder cuando se hace mártir a alguien, su libro ha sido traducido a varios idiomas y él emprendió entonces una meritoria labor editorial para dar a conocer al público galo, incluyendo jóvenes y niños, la verdadera historia de la nación francesa y su esencia católica.
El libro que me honro prologar —me honro tanto por su autor como por el tema y por la calidad científica del estudio— se suma a la bibliografía dedicada al movimiento cristero, donde la obra de Jean Meyer supuso en gran medida un antes y un después y continúa siendo un referente para la historiografía. El P. Javier Olivera se sitúa en la misma visión del mencionado autor y del P. Alfredo Sáenz, que trasciende el mero relato histórico y la recopilación de los datos (aspectos de por sí necesarios y fundamentales para todo estudio histórico y que los tres han realizado magistralmente), para comprender el fenómeno de la Cristiada inmerso en la teología de la historia que san Agustín de Hipona presentó en el siglo IV en su tratado De civitate Dei, Sobre la ciudad de Dios. Meyer vio en el conflicto sucedido en México el choque entre dos visiones religiosas e incidió en el fanatismo de «la religión de la incredulidad» que profesaban los revolucionarios frente a aquellos a los que paradójicamente tachaban de fanáticos, los defensores de la fe católica. El argentino P. Sáenz y su compatriota el P. Olivera han comprendido asimismo este acontecimiento histórico como el enfrentamiento entre dos cosmovisiones, la católica patriótica mexicana e hispanista y la revolucionaria masónica y laicista. Y, en realidad, es algo que responde a una gran guerra a nivel universal y escatológico que viene desarrollándose desde los principios del mundo entre las dos ciudades de las que habla san Agustín: la ciudad de Dios, es decir, aquellos que aman a Dios hasta el desprecio de sí mismos y del mundo, y la ciudad terrena, esto es, aquellos que se aman a sí mismos y al mundo hasta el desprecio de Dios.
Ciertamente, llama la atención la furia del odio contra el cristianismo que se desató entre los partidarios de la revolución en México desde el siglo XIX y que llegó a su culmen en los episodios de la guerra o guerras cristeras, pues hubo varias fases en ella, si bien el libro del P. Javier Olivera solo se centra en la primera y más importante. El ensañamiento desencadenado contra los «cristeros» (nombre que les dieron despectivamente los revolucionarios o «federales», pero que los católicos sublevados asumieron con honor, porque se veían sin dudarlo como defensores de Cristo), especialmente en la represión salvaje que siguió a los malhadados Arreglos, no se explica con razones meramente humanas, como tampoco se explica el ensañamiento cruel contra los cristianos, católicos y ortodoxos, que los revolucionarios franceses protagonizaron en La Vendée, los comunistas en Rusia y los integrantes del Frente Popular en España, entre otros. Todos ellos aspiraban a la aniquilación total y de raíz de la fe y de la Iglesia en esos territorios y en aquellos otros por donde pudieran expandir su ideología del odio, que anhelaba siempre la creación de una utopía del hombre sin Dios. La visceralidad, el radicalismo, la crueldad, el odio desencadenado en todas estas revoluciones, respondía sin duda a una inspiración diabólica, como el papa Pío XI expresó explícitamente en varios de sus documentos pontificios.
Tan visible y evidente fue en el caso mexicano, que los federales gritaban: «¡Abajo Cristo! ¡Arriba Lucifer! ¡Viva Satán! » y otras consignas semejantes, mientras que los cristeros pronunciaban otras incomparablemente más bellas: «¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva México!». Es algo que en el siglo XIX español ya se vio cuando, como reflejaría un escritor de la talla de Ramón María del Valle-Inclán, entre otros testimonios, frente al hondo carácter católico del movimiento carlista, los liberales entonaban un canto que decía: «¡Muera don Carlos, viva Isabel, muera Cristo, viva Luzbel!». Cabe traer a colación precisamente el paralelismo entre los cristeros y los combatientes carlistas en la guerra española de 1936-1939, los requetés, que ganaron pronto fama por su valentía y a los cuales fue principalmente la defensa de la fe frente a la irreligiosidad demoníaca lo que les movió a tomar las armas. Los requetés sobre todo, pero también otros combatientes del bando nacional en este conflicto, se enardecían al grito de «¡Viva Cristo Rey!», el mismo que salía de las gargantas de tantos mártires al afrontar la muerte en la persecución religiosa obrada por el Frente Popular. El apogeo de este grito como consigna de combate y de martirio encontraba su razón de un modo singular por la institución de la fiesta de la Realeza de Jesucristo, Cristo Rey, por el mencionado Pío XI en la encíclica Quas primas, de la que ahora, en 2025, se celebra precisamente el primer centenario.
La abierta hostilidad hacia la fe del pueblo, la fe arraigada verdaderamente en el alma del pueblo mexicano, como también del pueblo francés, del pueblo ruso, del pueblo español y de tantos otros, respondía, pues, a un trasfondo preternatural, satánico. Y por eso no debe resultar extraño el salvaje y cruel ensañamiento contra todo lo que oliera a Dios, a Jesucristo, a la Virgen María, a los santos, a la Iglesia, al culto público y privado, a la devoción de los fieles… Las leyes antirreligiosas anticiparon normalmente las torturas y los asesinatos, los cuales a su vez fueron de la mano de la profanación de los templos, de las imágenes e incluso de las sepulturas y los cuerpos y restos de los difuntos. No debe extrañarnos este creciente odio de origen diabólico (sean conscientes o inconscientes sus ejecutores humanos), porque, en la comprensión teológica de la historia, como dijo el papa-monje san Gregorio VII, «cuanto más avanzan los tiempos, más se afana [el demonio] por extinguir la religión cristiana». De hecho, está profetizado en el Apocalipsis: «el diablo ha bajado a vosotros, rebosando furor, sabiendo que le queda ya poco tiempo» (Ap 12,12).
Ciertamente, no sabemos cuándo tendrá lugar el reinado temporal del Anticristo y la Parusía definitivamente liberadora ni debiéramos obsesionarnos haciendo cábalas mentales para averiguarlo ni atender a tantas supuestas revelaciones privadas al respecto; Jesucristo se lo recordó una vez más a los Apóstoles antes de ascender a los Cielos: «No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad; en cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra» (Hch 1,7-8). Lo que sí es cierto, sin duda, es que, a medida que avanza la historia, el demonio ataca con mayor furia a la Iglesia y a los creyentes y trata de destruir, hasta adentrarse en la locura, los fundamentos del orden natural establecido por Dios Creador, tal como hace actualmente por medio de la ideología de género.
En esta guerra a nivel universal y escatológico es donde la Cristiada y otros fenómenos de la época contemporánea encuentran su explicación más profunda y auténtica. Así lo han comprendido el P. Javier Olivera y el P. Alfredo Sáenz, cuyo magnífico prólogo a la edición argentina se ha mantenido en la presente española. Y en el acontecimiento histórico de la persecución religiosa en el México del siglo XIX y sobre todo del XX, al igual que en la desencadenada antes en la Francia revolucionaria a finales del XVIII y en tantos otros episodios posteriores, y en la España de los siglos XVIII y XIX, y en muchos otros países del Occidente en las mismas centurias, se descubre siempre un actor común: la masonería. Su acción fue abierta y nítida en el México revolucionario, como también en otras naciones. Y a día de hoy sigue actuando en la sombra, mientras trata de blanquear su imagen externa para no ser tenida como lo que realmente es: una secta y sociedad secreta embebida de poder y dominio político y económico, que aspira, so capa de filantropía, a una supuesta utopía del encumbramiento del hombre. Pero recordemos cuál ha sido el engaño de la vieja serpiente desde los inicios de la humanidad: «Seréis como Dios» (Gn 3,5). Y cuando el ser humano sucumbe a tal mentira, siempre le adviene el desastre más absoluto al dar la espalda al Dios Creador, providente y amoroso, y quedar a su más entero puro albedrío, como le sucede al hijo pródigo en la parábola (Lc 15,14-17).
Tres aspectos más queremos resaltar antes de terminar este prólogo. El primero de ellos es uno que ya hemos apuntado: el P. Olivera hace ver, como todos los estudios dedicados a la Cristiada, el carácter popular de esta, al igual que sucedió en otros movimientos contrarrevolucionarios. En realidad, fue una guerra del Estado contra el pueblo: los «federales» no eran reflejo del pueblo mexicano, sino los ejecutores de una política de laboratorio ideológico que se trataba de imponer al pueblo desde el Estado. Por eso, el levantamiento de los cristeros, cuya justificación debemos descubrir en la secular doctrina de la Iglesia acerca de la guerra justa (desde época de san Agustín, entre otros), fue una insurrección popular por la supervivencia de un pueblo, cual era el mexicano, profundamente católico gracias a la obra evangelizadora de España.
El segundo aspecto que deseo resaltar es este precisamente: el movimiento cristero se quiso ver a sí mismo en línea de continuidad con los ideales de la Hispanidad, de la España católica que portó la fe en Cristo al Nuevo Mundo, y así lo explicó maravillosamente el gran pensador y político beato Anacleto González Flores: «Nuestra vocación, tradicionalmente, históricamente, espiritualmente, religiosamente, políticamente, es la vocación de España».
En fin, el tercer aspecto que quiero resaltar, muy triste, es el de los denominados Arreglos, muy bien tratados por el P. Olivera. Lamentablemente, en la historia de la Iglesia nos encontramos con la actitud colaboracionista de muchos eclesiásticos con los poderes de este mundo, incluso con poderes abiertamente hostiles a la fe y empeñados en hacerla desaparecer. Por cobardía, por interés de conservar un bienestar material y temporal o su status personal o, en el mejor de los casos, por ingenuidad y mal cálculo de resultados finales, optan por establecer una vía diplomática de pactos, acuerdos y cesiones que al final terminan siendo un desastre para los fieles, para el clero y para los religiosos consagrados, e incluso para la propia jerarquía en las más de las ocasiones. No debemos extrañarnos del todo, si vemos cómo Judas Iscariote vendió a Jesucristo por treinta monedas, los Apóstoles huyeron de Getsemaní en el momento del prendimiento y el propio san Pedro le negó tres veces. No obstante, la fuerza del Espíritu Santo transformó luego a aquellos Apóstoles antes cobardes. En el caso de los Arreglos de México, con participación de la diplomacia vaticana por influjo de los obispos mexicanos que optaron por esta vía y por negar a los cristeros la legitimidad del alzamiento, dichos Arreglos supusieron un engaño, una mentira; aquellos eclesiásticos picaron el anzuelo de quienes para nada creían en la verdad. En cuanto se detuvo la guerra, los «federales» incumplieron lo acordado y emprendieron una represión salvaje contra los cristeros. Los Arreglos, pues, significaron entregar al pueblo a unos crueles verdugos y no conseguir en la práctica una auténtica libertad para la Iglesia. El cardenal Beato Stefan Wyszyński lo experimentó en Polonia con las autoridades comunistas: llegó a un acuerdo con ellas en 1950, creyendo que sería positivo para la Iglesia, pero de inmediato se hicieron evidentes las violaciones de lo pactado por parte del gobierno marxista. La diferencia fue que el cardenal, hombre bienintencionado y también valiente, denunció públicamente el engaño y explicó cómo había llegado a comprender así que no es posible negociar con quienes no creen en la verdad y se valen de la mentira como arma.
Los cristeros, que habían sido primero desautorizados y ahora vilmente entregados por ciertos eclesiásticos, vivieron en su carne lo que ya había dicho el dominico san Raimundo de Peñafort en el siglo XIII al referirse a las persecuciones padecidas desde dentro de la propia Iglesia: «Las heridas producidas por los amigos son las más graves». También santa Teresa de Jesús hubo de sufrir en su propia persona y en su reforma de la Descalcez carmelitana las persecuciones venidas desde dentro de la Santa Madre Iglesia por hombres que, muchas veces inconscientemente, servían de instrumentos del diablo o, en el mejor de los casos, de medios de purificación enviados por la Providencia divina. No obstante, ella siempre lo afrontó con espíritu sobrenatural.
El libro que el lector tiene en sus manos es una obra bien escrita, que da gusto leer por su estilo literario rico y suelto y que, a la vez, es fruto de un minucioso y riguroso trabajo. Todos ellos son elementos que caracterizan al autor. El P. Javier Olivera, de quien me honro en ser amigo, es bien conocido del público: hombre valiente, de recta doctrina católica, buen comunicador en sus artículos y en sus vídeos y con un gran número de seguidores en todo el mundo, porque las personas desean la claridad y el valor en la exposición y defensa de la verdad. Por ello ha sido víctima también de la cancelación en varias ocasiones, lo cual hace que sus aportaciones resulten aún más interesantes. No dudo que la publicación de este libro en España causará grandes beneficios a muchas almas, porque, además del conocimiento de los hechos históricos y del trasfondo que hay tras ellos, las páginas edificantes de los mártires mexicanos, entre ellos el conmovedor relato del muchachito san José Sánchez del Río, siempre serán causa de deseo de adhesión firme a Cristo y crecimiento espiritual.
Santiago Cantera Montenegro, O. S. B.
Prior administrador de la Abadía Santa Cruz del Valle de los Caídos
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Magnífico prólogo. Y me supongo que el libro lo será igualmente.
El Padre Cantera, Para hablar de la contrarrevolución en México y en Francia de la Vandée, se olvidó de la verdadera y gloriosa lucha del ejercito de la Tradición, que fueron las tres guerras carlistas en España durante un siglo entero, bajo el grito del cuatrilema histórico D. P. F. y Rey Tradicional, y el carlismo aunque no ganó ninguna de las tres guerras tampoco las perdió, los liberales pidieron en la 1ª el armisticio que terminó con el Abrazo de Vergara. En la tercera derrotamos a la 1ª República en la batalla de Abárzuza, en la cual murió el masón y general del ejército republicano el general de la Concha. Con esa victoria y la caída de la República, le correspondía a Don Carlos VII reinar en España, pero un golpe militar del sector conservador del General Martínez Campos, apoyado por el sector esclavista,nos impuso de nuevo a la monarquía liberal en la persona de Alfonso XII.
Tema: los crecientes ataques del demonio a la Iglesia según el P. Cantera. Y usted dando la barrila, por milésima vez, con batallitas de hace dos siglos, lamentándose de que un señor que nadie sabe quién es, no fuera rey, y en cambio lo fuera el legítimo heredero de la dinastía histórica. ¿No se da cuenta de que queda tan ridículo como si hablara de los Tercios de Flandes, por extemporáneo y ajeno a las noticias? Esto no es un foro de historia, sino el área de comentarios de una web católica de información religiosa actual. Sí al menos cambiase de periodo histórico en sus desvíos de tema… Pero no: monotemático, como el día de la marmota (dale que dale, que dale y que dale). Incombustible.
Ya sé que como buen liberal neocon le salen sarpullidos cada vez que lee la palabra Tradición. En mi texto solo he pretendido completar la parte omitida por del Padre Cantera, que solo ha hecho mención al carlismo de la guerra civil en relación a los tercios de requetés. Es importante saber de donde procedemos. A que usted no sabe que el golpe de Martinez Campos para poyar la reinstauración borbónica de la dinastia ilegítima tanto de origen como de ejercicio, tuvo el apoyo de los esclavistas cubanos que se negaban a la abolición de la trata, tuvimos el honor de ser el último país en abolir tan ejemplar institución en Europa, claro que después tuvimos nuestro justo castigo con el desastre del 97. Sobre el carlismo los regímenes liberales han impuesto una censura histórica y de ellos no se habla en ningún sitio que no sea tradicionalista, yo les abriré los ojos si Dios quiere.
DIGNO DEL PADRE CANTERA. DIOS LO BENDIGA SIEMPRE. AMÉN
En primer lugar, es poco probable que el demonio exista. Existe el mal, como ausencia de bien. Existe la oscuridad como ausencia de luz. Y existe el demonio, como ausencia de Dios. La Iglesia avanza con extrema lentitud debido a ser una fundación de carácter mastodóntico. Sigue anclada en conceptos oscurantistas, demonio, oscuridad, mal… cómo si fuesen realidades existentes por sí mismas. No es así. No hay nada fuera de Dios. Sí el demonio, el mal y la oscuridad existiesen por sí mismos, formarían parte de Dios. Lo cual es un sin sentido. Por tanto, no existen verdaderamente.
Bah.
«es poco probable que el demonio exista»
Lo que es poco probable, dada su cortedad, es que usted asuma que las chapas que se marca no le interesan a nadie aquí, por lo que pierde el tiempo.
«La Iglesia avanza con extrema lentitud»
En cambio, usted marcha a toda velocidad: hacia atrás como el cangrejo en lo material y lo moral, y hacia el averno en lo espiritual. Parece que tiene prisa por recibir su merecido.
Y por favor: no haga el ridículo con sus ilógicas deducciones «lógicas», que dan vergüenza ajena. Cuando uno tiene pocos estudios y no muchas luces, lo mejor que puede hacer es callarse y aprender.
Existen hombres francamente malos, unos anónimos y otros muy conocidos a lo largo de la historia pasada y presente, y son criaturas de Dios que han decidido libremente ejercer la maldad. Ergo existen otras criaturas no visibles (ángeles) que también decidieron libremente apartarse de Dios y ejercer la maldad. Son los demonios.
Pero esto es de párvulos, y usted cómo católico ya lo conoce ¿O no?
Lo que usted ha escrito equivale a tachar a Jesucristo de mentiroso o fabulador. ¿O es que también tiene dudas sobre la Divinidad de Jesús? Sea una cosa o la otra, va usted por el camino del pedregal (ese que es ancho y está empedrado). Conviértase y crea en el Evangelio, hermano…..
Gracias por tus buenos deseos, pero no voy a volver a las creencias absurdas de mi infancia. Y, ahora, diame, ¿Por qué los ángeles se separaron de Dios, si habían salido de el que es pura bondad? ¿Puede el bien transformarse en mal? Eso es contradictorio. Del bien no puede surgir el mal, y si surge es que no era un bien completo. Cuando era un párvulo creo las cosas que enseñaban a los párvulos, pero ahora tengo casi 73 años. Ya no soy un párvulo
Loado sea Lucifer, pues con 73 tienes ya un pie en la tumba y vas a ir al infierno, incrédulo, te aconsejo que creas todo lo que te enseñaron cuando eras niño, ahí está la Verdad, el que no sea como los niños no entrará en el reino de los cielos, te suena supongo, todo lo posterior es basura, influencia de la masonería, es decir del maligno y de la revolución diabólica que sigue plenamente vigente y que deforma las conciencias.. Insisto, no te queda tiempo nada mas que para arrepentirte y dejar de decir gili polleces aquí, esta noche van a venir a por tu alma…….
Tengo un pie en la tumba, desde que nací, lo mismo que tú. No temo a la muerte. Tuve una NDE hace cuatro años. Sé que Dios me ama incondicionalmente. Aún puedo sentir su Amor. Lo siento con solo cerrar los ojos.
«Tengo un pie en la tumba, desde que nací»
No señor: cuando uno nace puede morir en cualquier momento… o no. También puede vivir 100 años. A determinada edad, en cambio, sólo puede morir en cualquier momento sí o sí, porque seguro que no va vivir 100 años más.
«Tuve una NDE»
¿Por qué todos los progresaurios son tan insufriblemente cursis? «Tuve una near-death experience». ¿No hay siglas en español para describir la falta de riego que le dejó en su actual estado? Así se entiende que no diga más que disparates. Más le valdría convertirse a la fe católica, que la ausencia de miedo a la muerte no le va a librar de ella ni del justo juicio de Dios, que le ama tanto que ya ha revelado que como no se arrepienta antes de estirar la pata y muera fuera de la Iglesia, se va al infierno de cabeza, y ya verá como no le gusta nada la «neverending hell experience».
73? Venga hombre. Eres un veinteañero porretillas.
73! Menudo porro que te acabas de fumar
Filosofía muy profunda la que explicita «Loado sea Dios»…..
Muchacho que perdidos estáis. Tu y el «filósofo» al que alabas.
Preguntarle a un exorcista?. Claro que igual decís que es una enfermedad mental!.
Leer la experiencia de los Santos. Sta Teresa de Jesús tuvo algún que otro encuentro.
Pero, que digo!, si mi siquiera os valen las Escrituras!. Soy muy listos, pero habéis caído en la principal tentación del demonio:hacer creer que no existe.
Suerte
Santa Teresa tuvo muchas alucinaciones, que las narra en el libro de la Vida. Luego, se dio cuenta y cambio la narrativa en Las Moradas. Las verdaderas experiencias místicas las escribe en Las Moradas. Ahí no cuenta nada de todo eso. Sabía que eso no fue
Auténtico.
Afirmar que tuvo muchas alucinaciones,y que las verdaderas experiencias místicas son las descritas en las Moradas es absolutamente gratuito.Pareces un comensal de restaurante,eligiendo en el menú lo que te apetece.
«Filosofía muy profunda la que explicita ‘Loado sea Dios'»
Como nadie va a halagar sus disparates, este troll hace como Juan Palomo: yo me lo guiso, yo me lo como. Se echa flores a sí mismo por su «profunda» filosofía (y tan profunda: procedente del averno, pero en versión cateta para adaptarse al «filósofo»). Ni San Agustín, ni Santo Tomas: el filósofo de filósofos es el troll «Alucinado sea Yo» y sanseacabó.
El diablo es una criatura de Dios, en efecto. Está controlada por Dios y solo puede hacer aquello que Dios le permite. Dios la usa una vez caída para el desarrollo del plan de salvación. Doctrina tomista de toda la vida. En el Padre Nuestro en latín se pide a Dios: «No nos INDUZCAS a tentación». Dios usa las tentaciones para ayudarnos a purificarnos y avanzar en la vía purgativa.
Doctrina tomista equivocada, en efecto. Sí Dios es bueno, ¿Por qué permite el mal? ¿Porque no puede evitarlo? Entonces no es todo poderoso. O no puede, o no quiere. En ambos casos, no es Dios. Yo busco a Dios, no busco creer en Dios que no es Dios.
Eso es una aporía tan infantil como la de que que no pueda dejar de Ser ,crear un círculo cuadrado o aniquilar el pasado.No es que no sepas teología:Es que estas pecerolo en filosofía,machote.
Cierra los ojos,mendaz,
dándo pábilo a tus sueños.
Da a tus deseos pequeños
estatus de Eternidad.
Dios Es Él.No tus antojos,
ni tus torpes pensamientos;
ni tus vagos sentimientos;
ni lo que atisban tus ojos…
Dios Habló;y pues que Es Palabra
que ni se engaña ni miente,
solamente Él Es la Fuente
que en la Biblia Escribe y Labra.
Si Él Fuera mi idea sola,
razón tendría el ateo
al decir que cuanto creo
es producto de mi chola…
Pero no.Que Es Trascendente
y se Insinúa «Escondido».
Absconditus ,aunque oído
en su Alétheia envolvente…
Anatema.
El demonio existe. Es in ser personal, de naturaleza sólo espiritual.
Este ser, Satanás, aparece en las Sagradas Escrituras (Palabra de Dios), de manera tangible, con su nombre, desde el Genesis, tentado a la Apocalipsis, donde se dice será arrojado al infierno, con el F a lso Profeta y el AC.
No creer en el denota que no estás en la verdad revelada y además te pones en riesgo de salvación. Las tentaciones vienen del mundo, el DEMONIO, la carne. El mismo Jesucristo fue tentado por el.
Esto es básico para un creyente.
Que su furia va en aumento es lógico. Este mundo pasará, su tiempo de buscar la perdición del hombre bajo sus tentaciones, tiene fecha de caducidad. El lo sabe, y como es 100%
maldad,100%odio a Dios y a sus criaturas, el género humano, por envidia, no puede realizar más que acciones donde no hay resquicio de bien.
No es un mito, es real. Quien diga otra cosa, miente. El sabrá porque.
Tentando a Eva, que me salté esta frase.
Rapunzel: es inútil tratar con loado sea satanás y la masonería. Recuerde que es MENTIROSO desde el principio. Utiliza magistralmente el: non serviam. Todo dicho. Ah ¡y está por encima de Sto.Tomás!. Humildad personificada…
Ya lo creo que Satanás esta cerca. El sacerdote Olivera Ravasi lo tiene y lo ha tenido a su lado. En su propio padre, el violador, torturador y asesino.
Al contemplar la Iglesia, yaciendo postrada
por las hordas marxistas que la infectan rabiosas.
Y sus sacros Altares,y sus límpidas losas
exhibiendo a la Bestia por Juan profetizada…
Y la turba de escribas,con perfidia paganos,
que domeñan sus Usos,y su Fe prostituyen.
Y los otros pastores que permiten o que huyen,
consintiendo desmanes y ensuciando sus manos…
La Esperanza declina
como el sol por poniente;
se repliega y se inclina
con un miedo demente…
Pero Dios,Valeroso,como Un Fuerte Guerrero
que Madruga Saliendo de su Tienda,Fogoso;
con su Tea encendida Prenderá Victorioso
otra vez la Esperanza que hoy tenemos perdida…
Y en el mundo,que es suyo,Regirá el Santo Fuero.
Y en la Iglesia,que es suya,Brillará asaz Glorioso.
Y en las almas que Él Quiere,Reinará Portentoso.
Y en la tierra arrasada,sólo habrá Luz y Vida…
«Loado sea Dios,en «ángel de luz»
se reviste tunante,aunque siendo demonio;
y entrelaza palabras en sutil matrimonio,
procurando negar el valor de la Cruz.
Vano esfuerzo,sin duda;pues no existe teoría,
por demás ingeniosa,que apuntale ese intento.
Dios Es Fuente primera de cualquier pensamiento,
y por tanto ,negarle,es tan sólo aporía…
Dios Es Dios.Y nosotros
sólo gotas de nada que su Aliento Sostiene.
Dios Es Dios.Y Encarnado nuevamente ya Viene,
a Juzgar a la tierra por tener dioses otros…
TERESA ERA JUDIA CONVERSA ESTUDIÉ SU VIDA Y PENSAMIENTO EN MI LIBRO DEL MISMO NOMBRE. CREO QUE HA SIDO MITIFICADA. ERA UNA MUJER MUY SENSUAL QUE MURIÓ DE UN ZARATÁN O CANCER DE PECHO ALGO REGORDETA Y EN UNA DE LAS MEJILLAS LUCÍA UN LUNAR. MUCHAS DE SUS VISIONES FUERON DESPARRAMES DE CIERTO HISTERISMO MUY CAUTA Y ALGO ALTANERA QUE SE PONÍA EL MUNDO POR MONTERA. POR SUS ANTECEDENTESJUDÍOS POSEÍA EL ARTE DEL DISIMULO Y LA TOZUDEZ. NUNCA DABA EL BRAZO A TORCER. EL BRAZO DE SANTA TERESA Y ESTUVO CONECTADA CON LA CASA DE ALBA QYE ERAN EL ARCA DEL DIBERO LOS JUDIOS DE MEDINA Y DE AMSTERDAM. SU REFORMA FUE FINANCIADA POR LOS SOROS DE AQUELLA EWPOCA. ESO SÍ ERA UNA ENAMORADA DE CRISTO
Uno de los signos de los tiempos es que cualquier mozo de mulas escribe hoy un libro…
Hombre el señor Parra Galindo no es un mozo de mulas, es de los pocos escritores que por su biografía vital se pueden leer sus obras, además de ser muy respetuoso con la iglesia, fue seminarista muchos años, aunque sea un poco modernista como mandan los tiempos. Con respecto a Santa Teresa no ha llegado a los extremos de algunos bastardos que han identificado sus éxtasis con orgasmos. Qué le vamos hacer, no se ha dado cuenta quizás que aquí la Tradición impera. Carlismo Rebelde
ESTE MOZO DE MULAS TIENE DOS CARRERAS Y DOS CORRESPONSALÍAS UNA EN LONDRES Y OTRA EN NUEVA YORK MILES DE ARTÍCULOS EN PRENSA CUANDO EN ESPAÑA LA JUDERÍA NO HABÍA ESTABLECIDO LA FÉRREA CENSURA INQUISITORIAL Y LA IGLESIA ERA UN POCO MÁS HUMANA QUE AHORA
Pues con dos carreras (una en cada media, será), debería haber aprendido ya a escribir en minúscula y no sólo con palotes, que es la lección 1 de la cartilla de escritura a los 5 años. Normal que, si se ha quedado en ese nivel, sea incapaz de poner signos de puntuación. Y del contenido mejor no hablar.
ANTONIO PARRA GALINDO. TE DEDICASTE A ESTUDIAR CARRERAS EN LONDRES Y EN NUEVA YORK, Y SE TE OLVIDÓ LO PRINCIPAL, ESTUDIAR A JESUCRISTO Y SUS EVANGELIOS, TANTAS CARRERAS Y LAS MULAS TIENEN MAS HUMANIDAD QUE TÚ. DAS PENA
Que escriba (no escribe) cuide el castellano y la consecutio temporum. Buena mula, onagro, cabestro está usted hecho que le aplaquen la Ley Asinaria
Teresa de mis entrañas,
ocurrente. y andariega.
Teresa que el mundo niega
por ignorancia o por saña.
Tu condición Mujeril
no impidió que,en alto vuelo,
navegaras por el Cielo
con un gracejo gentil;
y rendidos los varones,
reconocieran tu Genio;
y se vieran muy pequeños
ante ti y ante tus Dones.
Teresa sabia y prudente,
enamorada y graciosa.
Teresona portentosa
Blasón de la hispana gente.
Del fino conocimiento
de nuestra existencia humana.
De la que sirvió a un Mañana ,
contra lluvia,nieve o viento.
Teresa amiga de Cristo,
que trataste con esmero.
Del anhelo más sincero
por hacérnosle más visto.
Mujer fuerte que enriqueces
a nustro Nuevo Israel;
y eres entera de Áquel
en que ya eterna te meces…
Para Catholicus
Sí, dos carreras y seis idiomas, amigo mío, amante del latín, el griego la lengua hablada por Nuestro Señor Jesucristo, y el ruso que es el idioma que se escucharía en las iglesias, si ahora bajase a la tierra. Ciertamente, escribo a trompicones, tratando de contener mi ira contra estos pedantes curas predicadores a lo fray Gerundio de Campazas. Me bailan en los dedos las 24 redondas blancas y meto un gazapo. Sed de minus non curat praetor. Católico significa universal, so acémila, y la SRI se ha convertido en vaticanista por una serie de intereses creados. Muchos cánones y poco Cristo. Connivente con el poder. Ya no lucha contra demonio y carne. Anatema sit.
Excusas por no ayunar,
que al fin sólo son eScusas.
Latinas,griegas o rusas,
son tus letras muladar…
(No te vas a ir de rositas tras las boñigas que has excretado sobre Santa Teresa).
A CARLOS NUÑEZ DIAZ. A LO DIVINO RUFIÁN
Ya me dirás, Bartolillo
Cura de misa y olla
Quien en las noches frías de Ávila
Te calienta la cama
Un ama
Moza de buenas partes
Que no come jalufo
Y se lo monta con don Rufo
El capellán
Un tal padre Gracián
Confesor de la santa
Y la escribía cartas de amor
Para bien o para mal
El jesuita apostató
Y se fue a Londres
Era de la raza conversa
Bien están pues los santos y santas
En sus retablos
No divinices o profetices, a lo divino rufián
Que de menos nos hizo Dios
Aunque por influencias y dineros
No te echará mano la inquisición
No conocía nada de este sacerdote pero de sus palabras se conoce su fidelidad y buena doctrina. Ya entiendo por qué molestaba en estos tiempos. Ruego a Dios que su sufrimiento sirva para la restauración de la Iglesia.
NO ENTIENDO A VECES COMO INFOCATOLICA CONSIENTE QUE ESCRIBAN PERSONAS PODRIDAS DE MALDAD, EN MI CABEZA NO PODÍA ENTRAR QUE HAYA GENTE TAN SUCIA. DIOS NOS PROTEJA