Érase una vez una iglesia resignificada

adoración valle de los caídos
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En un mundo feliz, los altos cargos y los miembros de una comunidad de creyentes en un cierto rabino judío de la época del inicio del Imperio romano, vivían en armonía con las distintas corrientes sociales del momento.

Se entendían muy bien con todas las autoridades de las distintas instituciones y administraciones, pues su mensaje era el amor y su ley el vientre. Aportaban a cada sociedad una idea maravillosa: todos somos hermanos; y se esforzaban en testimoniar esta idea con su adaptación perfecta al otro, al que llamaban prójimo. Bendecían lo que la sociedad bendecía y maldecían lo que ella maldecía. De esta manera, siempre eran gratos a los ojos de todos. De hecho, ellos decían que en esta comunidad, efectivamente, cabían todos, todos y todos.

Cierto día, tras unas décadas de desconfianza en su mensaje por parte de alguno de sus miembros, se produjo algo inesperado. Al principio pensaron que era una moda pasajera, pues comenzó a haber miembros de la comunidad que buscaban no ya la comunión con la sociedad del momento, sino con algo extraño, previo a ellos mismos. Esto era era algo realmente incomprensible: ─¿Reconocer una verdad antigua y luchar por ella, aun a riesgo de chocar con la sociedad? ¡Qué idea más extravagante!─. Así, despreocupados, consideraban estas nuevas semillas como algo sin futuro ninguno. Sin embargo, la mala hierba creció y creció, y antes de querer darse cuenta resultó el desastre. Efectivamente, aquellos nostálgicos de ese algo incomprensible que habían comenzado a multiplicarse dieron en tener una organización. Fue lo suficientemente sutil como para ir metiendo en los altos cargos de esta comunidad de creyentes a gentes de sus filas. Trabajaron y trabajaron hasta conseguir su meta final: el gran maestro de la comunidad de creyentes tenía que ser uno de los suyos.

Fue tal la conmoción que durante mucho tiempo la inmensa mayoría de los altos cargos y de los miembros de la comunidad de creyentes no quería verlo. ─No. Todos tranquilos. Sólo se trata de un nuevo estilo, algo mas provocativo, pero nuestros ideales de adaptación al mundo siguen intactos─. Y el trabajo ladino del gran maestro y de sus camaradas fue dando su fruto. Tan así, que incluso conquistaron para su causa a muchos de los más importantes mandatarios de la sociedad. Y cuando todo estuvo preparado, cuando muchos de fuera y muchos de dentro habían sido ganados, dieron el gran paso: ─¡Vamos, queridos hermanos, a resignificar nuestra comunidad de creyentes! A partir de ahora, con el apoyo indiscutido de los grandes líderes de nuestra sociedad, nos convertimos en la Santa Iglesia Universal, que sólo reconoce y rinde culto a aquel que hasta ahora hemos considerado simplemente un modelo a seguir, un rabí judío de los inicios del Imperio romano. Hemos alcanzado una nueva sabiduría: él no es un simple arquetipo. Su verdad y su ley son inapelables y según ellas nos regiremos. En el futuro, no nos adaptaremos al mundo, sino que cambiaremos al mundo para que sea fiel seguidor y súbdito leal del nuevo líder, el único. Ésta será nuestra nueva misión─. En este gran trabajo de resignificación, pocos fueron los que mostraron alguna oposición. En general, esos altos cargos que quedaban con las ideas antiguas, mostraron su voluntad de acompañamiento, como siempre habían hecho, y quisieron, finalmente, resignificar la comunidad de creyentes. Así cumplieron con su propósito constante: adaptación al momento.

Un acompañante de la resignificación

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Comentarios
12 comentarios en “Érase una vez una iglesia resignificada
  1. Hoy quien esta detrás de la destrucción de la Iglesia es la masonería…y es allí donde hay que denunciar públicamente…particularmente a la masonería eclesial….

  2. Al contemplar la Iglesia, yaciendo infectada
    por las hordas marxistas que la infectan rabiosas.
    y sus sacros Altares,y sus límpidas losas
    exhibiendo a la Bestia por Juan profetizada…
    Y la turba de escribas,con perfidia paganos,
    que domeñan sus Usos,y su Fe prostituyen.
    Y los otros pastores que permiten o que huyen,
    consintiendo desmanes y ensuciando sus manos…
    La Esperanza declina
    como el sol por poniente.
    Se repliega y se inclina
    con un miedo demente…
    Pero Dios,Valeroso,como un Fuerte Guerrero
    que Madruga Saliendo de su Tienda,Fogoso,
    con su Tea encendida Prenderá Victorioso
    otra vez la Esperanza que hoy tenemos perdida…
    Y en el mundo,que es suyo,Regirá el que es su Fuero.
    Y en la Iglesia,que es suya,Brillará asaz Glorioso.
    Y en las almas que Él Quiere,Reinará Portentoso.
    Y en la tierra arrasada,sólo habrá Luz y Vida…

  3. En todas las épocas y bajo todos los regimenes la Iglesia ha llegado a acuerdos con Estados, instituciones, etc. El acuerdo sobre el Valle es uno más en sus 2000 años de historia. Y no es mal acuerdo si la comunidad se mantiene, no se desacraliza el templo, y se mantiene la cruz. Pactar siempre supone ceder en algo.

    1. «En todas las épocas y bajo todos los regimenes la Iglesia ha llegado a acuerdos con Estados»

      Lo que hoy se entiende por «estados» tienen cuatro días, así que difícilmente pudo pactar nada «en todas las épocas» con un ente que durante la mayor parte de su bimilenaria historia ni siquiera existía. Y cuando ya existieron los estados, se pactaba que se respetaran sus derechos; la Iglesia jamás ha pactado su autodemolición con nadie, y menos con un grupúsculo en franca decadencia, que en Europa está dando los últimos coletazos (en la UE sólo hay gobiernos socialistas en cuatro enormes potencias geoestratégicas como Malta, Eslovaquia, Lituania y Eslovenia. Ni una más; y con comunistas sólo en España). Ah, y la Iglesia no ha pactado nada con ningún estado en el tema que nos ocupa (eso se hace en Tratados Internacionales como los de 1979): esto es un apaño entre el Gobernadorato vaticano (y sus terminales) y el gobierno español, no el estado.

      1. «no es mal acuerdo si la comunidad se mantiene, no se desacraliza el templo, y se mantiene la cruz»

        No, si hasta vamos a tener que dar las gracias a los socialistas/comunistas que nos (des)gobiernan sin haber ganado ningunas elecciones: si no fuera por ellos, seguro que todo eso que nombra se desintegraría sin remedio por arte de magia: un día vas de visita… y ha desaparecido. ¡Menos mal que los rojelios van a evitar que se desintegren los monjes, se volatilice la cruz e incluso que en una basílica católica no se oficie misa! ¡Son tan buenos los zurdos! Lo que no sé es cómo evitarán desaparecer ellos, que es a lo que están abocados a no mucho tardar. Igual creen (ingenuos) que con golpes de efecto van a conseguir más votos. O igual saben que no, pero prefieren morir matando, que es para lo que vinieron a este mundo y llevan impreso en el ADN.

        1. Le admito los tecnicismos jurídicos, pero son 2000 años, no puedo poner reinos, estados, taifas, etc. Pero vale. Al meollo: el Valle tiene dos ámbitos, el religioso y el otro que no sé cómo llamarlo. El religioso consta de un templo y una comunidad monástica (y una cruz que forma parte del templo). Todo esto se ha salvado, por lo otro la Iglesia no tenía porqué pelear. La Iglesia ha salvado lo suyo, ha minimizado pérdidas, porque hay que saber que el Estado podría haber hecho lo que hubiera querido. ¿Entonces?. Es un muy buen pacto, pero si no se convence, lea los titulares de El País. Es verdad que se han sacrificado personas, pero todo pacto comporta estas situaciones. Por cierto, a todas las partes digo: no hay nada más inaccesible en Madrid que el Valle de los Caídos. Para ir, o se va en coche, y ya me dirás tu el atractivo, o en autobús a horas imposibles. En un año, el Valle volverá a ser lo de siempre, un lugar lejano, que por mucho que se resignifique nadie va a visitar.

    2. Es muy mal acuerdo para la Iglesia. El Concordato dice que si una de las partes se opone, no puede romperse. Si el papa hubiera querido, el Valle no se tocaría. Es muy mal acuerdo al que han llegado cuando podía el papa haber salvado el valle entero solo con una palabra.

  4. Esta iglesia material resignificada,es todo un símbolo de la Santa Iglesia de Dios,resignificada.Se dejan intactas las carcasas,cambiando enteramente el contenido.Algo así como ocurre en los fósiles:Un trilobites tiene forma de trilobites,pero ya no es tal.Un ammonites tiene forma de ammonites,pero ya no es tal.Toda su sustancia viva ha sido sustituida por materia muerta.
    Cuando el desencuentro entre Ana de Mendoza y Teresa de Jesús,la primera pretendió que la comunidad carmelita quedarara en Pastrana.De tapadera…La Teresona comprendió el juego,y se negó a jugarlo.Con las imposiciones de la de Éboli,sus monjas dejarían el lugar,pues no iban a servir de coartada.
    Las componendas están de más,ya que esta es una partida de todo o nada;de no o de sí.»Todo lo que se aparta de esto,procde del maligno»…

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