En el corazón de Santa Fe, Nuevo México, se alza una pequeña capilla que guarda una de las leyendas más cautivadoras del mundo cristiano: la historia de la escalera de Loreto.
Construida en el siglo XIX, la Capilla de Nuestra Señora de la Luz —conocida popularmente como la Capilla de Loreto— es hoy un lugar de peregrinación y asombro, no solo por su belleza, sino por el enigma que rodea a una escalera de caracol que desafía la lógica arquitectónica de su tiempo.
Al terminarse la construcción de la capilla en 1878, las Hermanas de Loreto, responsables del lugar, se enfrentaron a un problema: no existía manera de acceder al coro alto sin alterar la armonía del pequeño recinto. Las escaleras comunes ocupaban demasiado espacio, y ninguna solución parecía viable. Ante la dificultad, las hermanas recurrieron a la oración, iniciando una novena a San José, patrono de los carpinteros, suplicando ayuda.
Al noveno día, según la tradición, apareció un hombre con herramientas sencillas, montado en un burro. Solicitó permiso para construir la escalera, lo cual le fue concedido. Trabajó en silencio durante varios meses, sin pedir pago alguno y sin revelar su nombre. Al concluir su obra, desapareció sin dejar rastro. Las monjas buscaron por la región para agradecerle, pero nadie parecía conocerlo.
Una obra que desafía el tiempo
La escalera es, sin duda, una obra maestra. Da dos vueltas completas de 360 grados, sin un eje central visible ni soporte aparente. No se utilizó un solo clavo metálico en su construcción, sino que fue ensamblada con técnicas de carpintería tradicionales, usando espigas de madera. La madera, por cierto, no es común en la región, lo que añade un matiz más al misterio.
Ingenieros y arquitectos han estudiado la estructura durante décadas, admirando su equilibrio y resistencia, y muchos la consideran un «milagro de la ingeniería», un testimonio de lo que el arte y la fe pueden lograr.
¿San José, un carpintero anónimo o ambos?
A lo largo del tiempo, han surgido teorías e investigaciones. Algunos sugieren que el autor fue un carpintero francés llamado François-Jean Rochas, que habría trabajado en la zona. Sin embargo, no existen pruebas concluyentes, y la tradición oral mantiene vivo el relato del misterioso visitante.
Para muchos creyentes, la historia de la Escalera de Loreto es un signo del cuidado providencial de Dios y de la intercesión de San José. Para otros, es una leyenda piadosa que refleja la fe y la esperanza de quienes, frente a lo imposible, confían en la oración.
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¡guau!, ¡qué maravilla!
La capilla de Loreto fue terminada en 1878 y fue utilizada a diario por las alumnas de la Academia Loreto. La Academia cerró en 1968 y la propiedad fue puesta a la venta. En el momento de la venta, en 1971, la capilla de Nuestra Señora de la luz fue desconsagrada como capilla católica y ahora es un museo privado y se alquila para celebrar bodas.
Una verdadera pena.
El vía crucis de la pared es espectacular también.