Según ha podido confirmar InfoVaticana a través de fuentes bien informadas, mañana, viernes 21 de marzo, será nombrado un nuevo nuncio apostólico para España.
Un hecho relevante por sí mismo, dada la importancia estratégica que tiene nuestro país en el tablero eclesiástico y diplomático de la Santa Sede. Pero lo que roza lo increíble, lo surrealista, es la circunstancia en la que se ha tomado la decisión y, supuestamente, se ha firmado el nombramiento.
Porque sí, en un contexto eclesial donde las formas aún importan –o se supone que deberían importar– nos encontramos ante una escena que parece sacada de un guión de realismo mágico: el nombramiento se ha llevado a cabo desde una cama de hospital, con una cánula metida en la nariz. Y no hablamos de cualquier hospital ni de cualquier paciente. Hablamos del Santo Padre, cuya salud lleva tiempo siendo objeto de especulación –y no por morbo, sino por la evidente incapacidad física que muchas veces muestra para desempeñar con plenitud sus funciones.
Y aún así, nos dicen que el Papa ha estado lo suficientemente lúcido y fuerte como para dar el visto bueno al nombramiento del nuevo representante pontificio en España. Que ha firmado los papeles desde la cama. Que sigue, en definitiva, tomando decisiones clave en medio de su convalecencia.
Es la enésima muestra de una forma de gobernar cada vez más marcada por lo inaudito, por lo inesperado, por lo que desafía incluso el sentido común. Pero, como fieles, nos siguen pidiendo que lo aceptemos sin cuestionarlo. Que creamos. Que sigamos adelante.
¿Quién será el nuevo nuncio? Mañana lo sabremos oficialmente. Pero, mientras tanto, quedan las preguntas. ¿Es realmente el Papa quien toma las decisiones? ¿Hasta qué punto está siendo informado o, más aún, está en condiciones de discernir? ¿Quién mueve los hilos en la sombra?
En InfoVaticana seguiremos atentos a este asunto, con la responsabilidad de informar y la libertad de preguntar lo que otros callan.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando