Según informa La Nuova Bussola Quotidiana, el convento de Montefiolo, en Sabina, ha pasado a convertirse en la nueva sede del grupo de ex jesuitas del Centro Aletti, liderados por el controvertido sacerdote esloveno Marko Ivan Rupnik. Esta situación ha derivado en la expulsión de las monjas que allí residían, en lo que parece una maniobra encubierta promovida por el cardenal Angelo De Donatis.
El convento, ubicado en una cima rodeada por altos muros y bosques, ha sido desde hace años un lugar frecuentado por miembros del Centro Aletti para la organización de ejercicios espirituales. Sin embargo, recientemente, la comunidad ha sido ocupada por Rupnik y otros ex jesuitas expulsados de la Compañía de Jesús, generando incertidumbre y alarma entre las monjas benedictinas de Priscila, quienes poco a poco han sido desplazadas del lugar.
El 27 de febrero, La Nuova Bussola Quotidiana intentó visitar el convento, pero la respuesta obtenida fue evasiva. «Las monjas se han ido, no hay nadie», afirmó una voz femenina desde el intercomunicador. Sin embargo, poco después, un vehículo salió del recinto y otro hombre se identificó como sacerdote: Don Milan Žust, antiguo superior de Rupnik en la comunidad jesuita del Centro Aletti. Ante preguntas sobre la situación del convento, Žust se mostró esquivo y argumentó que las monjas estaban en proceso de mudanza y que el lugar estaba en remodelación.
El cardenal De Donatis, ex Vicario General de Roma y ahora Penitenciario Mayor, ha jugado un papel clave en esta controvertida reubicación. Se ha reportado que el cardenal ha construido un lujoso apartamento en el convento, mientras que en la cercana localidad de Poggio Catino posee una casa de campo con piscina, donde presuntamente hospedó a Rupnik y su círculo antes de trasladarlos a Montefiolo. A pesar de la gravedad de las acusaciones que rodean a Rupnik, De Donatis ha sido uno de sus principales protectores, minimizando públicamente las denuncias en su contra y facilitando su reinserción en la vida religiosa.
Testimonios recogidos por La Nuova Bussola Quotidiana indican que en la iglesia del convento se están realizando modificaciones significativas sin los permisos correspondientes, alterando la estructura original protegida por Patrimonio Cultural. «Han levantado un muro en el altar y están cubriendo la iglesia con nuevas pinturas», señala un informante.
Las monjas desplazadas han evitado hacer declaraciones públicas, aunque una de ellas, contactada telefónicamente, expresó con temor que «no les permiten abrir el convento». La situación apunta a que De Donatis mantiene un control absoluto sobre la administración de los bienes del instituto religioso, dejando a las monjas en una posición vulnerable.
Intentos por obtener declaraciones del cardenal De Donatis y del obispo de la diócesis de Sabina-Poggio Mirteto, Ernesto Mandara, han resultado infructuosos. Mientras tanto, el escándalo en torno a Rupnik sigue creciendo, con nuevos capítulos de encubrimiento y silenciamiento dentro de las altas esferas eclesiásticas.
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De Donatis es solo el vicario del Gran Valedor de Rupnik. Y si organizan una comuna de fraticelli, quién soy yo para juzgar?
A este no lo misericordian ni el Tucho ni su jefe, a éste le dan hotel de cuatro estrellas como a los invasores africanos de Canarias, mientras los canarios afectados por el volcán habitan casas prefabricadas…esas mismas que iba a visitar JMB …o eran los hoteles lo que iba a visitar?
Menudo palacete, estos se rien del pueblo
Dios – en este caso habría que decir el Maligno – los cría y ellos se juntan.
El obispo Ernesto Mandara, en mis tiempos en Roma en la 1a década del 2000, era un miembro ejerciente de la maría lavanda.
La instalación eléctrica se la han encomendado a Satué, creo…
¿a Satué? NO creo. Lo que le han encomendado a Satué es la colocación de televisores por todos lados porque sabían que eso sí lo sabe hacer a la perfección.
Se cuenta en el artículo que están reformando la iglesia, supongo que insuficientemente reformada en el posconcilio Vaticano II, y llenándola de pinturas murales ¿como los monigotes de Kiko? ¿no serán más bien los horribles mosaicos de Rupnik?
Y que han dejado a las benedictinas expulsadas en situación vulnerable … vaya, como las clarisas cismáticas de Belorado.
Lobis de poder de nuestra iglesa de hoy.
Nos venden la sinodalidad y luego se ríen de nosotros.
Oremos para que el próximo pontifice arregle las cosas según Dios.
«el cardenal ha construido un lujoso apartamento en el convento, mientras que en la cercana localidad de Poggio Catino posee una casa de campo con piscina».
¡A tomar por donde rezuman los botijos el invento medieval del Colegio Cardenalicio!
¡Ni príncipes de la Iglesia ni p ol las en vinagre!