Un documento aprobado en 2022 por la administración Biden revela la estrecha colaboración entre Estados Unidos y la Santa Sede en temas sensibles como la influencia política, el financiamiento de organizaciones religiosas y la alineación en políticas globales.
El informe, titulado Integrated Country Strategy Vatican, detalla cómo la Embajada de EE.UU. ante la Santa Sede ha establecido acuerdos estratégicos con el Vaticano para promover la agenda estadounidense en el ámbito internacional. Entre los objetivos principales destacan la lucha contra la trata de personas, la defensa de los derechos humanos y la mediación en conflictos internacionales. Sin embargo, detrás de estos propósitos, se esconde una fuerte inversión económica y una estrategia de influencia diplomática.
Más de un millón de dólares
Uno de los datos más llamativos del documento es el presupuesto destinado a la Embajada de EE.UU. en el Vaticano. Según la estrategia aprobada, el gobierno estadounidense asignó 1,2 millones de dólares anuales para mantener su presencia en la Santa Sede, además de un presupuesto de 17.700 dólares específicamente para representación.
El informe también menciona la colaboración con organizaciones católicas y ONG vinculadas al Vaticano, las cuales reciben importantes fondos de USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional). A través de estas alianzas, EE.UU. busca canalizar recursos hacia sectores estratégicos como la ayuda humanitaria, la inmigración y la atención sanitaria en países clave.
Control de la narrativa y manipulación mediática
Otro aspecto destacado en la estrategia es el uso de la maquinaria mediática del Vaticano para amplificar los mensajes alineados con la política exterior estadounidense. Según el documento, la embajada mantiene estrechas relaciones con periodistas y medios que cubren noticias del Vaticano, con el objetivo de contrarrestar la desinformación de actores como Rusia y China.
Además, la estrategia busca utilizar la imagen del papa Francisco para legitimar políticas en temas como el cambio climático y los derechos humanos. La administración Biden identificó la postura del Pontífice sobre el medioambiente como una oportunidad para presionar a gobiernos y empresas en favor de medidas más estrictas contra el cambio climático.
Silencio cómplice sobre China y derechos humanos
Uno de los puntos más controvertidos es la relación del Vaticano con países que restringen la libertad religiosa. Si bien la administración Biden insiste en la necesidad de que la Santa Sede denuncie los abusos en países como China, el informe reconoce que el Vaticano prefiere la neutralidad y evita confrontaciones directas con gobiernos poderosos.
Esto genera dudas sobre hasta qué punto la diplomacia vaticana actúa de manera independiente o si responde a intereses políticos disfrazados de misiones humanitarias.
La estrecha colaboración entre EE.UU. y el Vaticano pone en evidencia cómo la Iglesia Católica sigue siendo un actor clave en la geopolítica global. Sin embargo, el uso de fondos públicos, el control de la narrativa y los acuerdos con ONG aliadas generan preguntas sobre la verdadera independencia de la Santa Sede y el alcance de la influencia estadounidense en el corazón de la Iglesia.
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