¿Condenaría el Papa Francisco a Cristo?

¿Condenaría el Papa Francisco a Cristo?

El Papa Francisco ha publicado un nuevo mensaje en su cuenta de Twitter que merece un análisis detenido. En su tuit, el Pontífice advierte contra la tentación de adoptar un «espíritu belicista» y alerta sobre el peligro de la propaganda que siembra el odio y divide el mundo en bandos opuestos. En palabras textuales:

«Les pido que sean vigilantes ante la tentación de cultivar un espíritu belicista. Sean vigilantes para que no sean envenenados por una propaganda que infunde odio, que divide el mundo en amigos a los que hay que defender y enemigos a los que hay que combatir.»

El mensaje, en apariencia, es una llamada a la paz, un concepto que el Papa ha reiterado en múltiples ocasiones. Sin embargo, al contrastarlo con el Evangelio, surgen preguntas inquietantes.

El Evangelio y la lucha espiritual

Jesús no vino a predicar una paz tibia o acomodaticia. Al contrario, sus palabras son contundentes:

«No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada» (Mt 10,34).

Cristo habla de una división inevitable entre quienes lo siguen y quienes lo rechazan. La fe no es un terreno neutro donde se pueda evitar el conflicto moral o la confrontación con el mal. De hecho, Jesús es claro cuando dice:

«El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama» (Mt 12,30).

Según este criterio, el mundo está dividido entre quienes siguen a Cristo y quienes lo rechazan, entre la verdad y la mentira. Pero, siguiendo la lógica del tuit del Papa, ¿no sería esta misma enseñanza una forma de «propaganda que infunde odio y divide el mundo en amigos y enemigos»?

El Gran Inquisidor y la tentación de un cristianismo sin Cristo

En Los hermanos Karamázov, Dostoievski presenta una escena memorable en la que Cristo regresa a la Tierra y es encarcelado por la Iglesia. El Gran Inquisidor lo acusa de haber sido demasiado exigente con los hombres, de haberles pedido libertad y responsabilidad en lugar de ofrecerles seguridad y bienestar. En otras palabras, le reprocha haber traído la «espada» en lugar de un cristianismo más cómodo y controlable.

El mensaje del Papa Francisco parece resonar con la lógica del Gran Inquisidor: un cristianismo sin conflicto, sin lucha, sin enemigos, donde todos son «amigos» y el problema radica en quienes aún creen que hay una batalla espiritual por librar.

Sin embargo, la historia de la Iglesia nos enseña lo contrario. Los mártires no murieron por evitar divisiones, sino por sostener la verdad hasta el final. Los grandes santos no buscaron una armonía superficial, sino que se enfrentaron al mundo cuando fue necesario. La Iglesia no puede diluir el mensaje evangélico en una falsa neutralidad.

Si la fe cristiana no divide, no es la fe de Cristo. Si el Evangelio no incomoda, no es el Evangelio. Y si predicar la verdad es «infundir odio», entonces cabe preguntarse: ¿qué habría dicho el Papa Francisco si hubiera estado presente cuando Cristo proclamó que no había venido a traer paz, sino espada?

Ayuda a Infovaticana a seguir informando