Las Hermandades de la archidiócesis de Madrid no parece que atraviesen un buen momento. Tras arreglarse los problemas internos en la Real Esclavitud tras las informaciones publicadas por este medio, ahora se presenta una situación similar en la de Jesús de Medinaceli.
Una fuente interna de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli ha revelado presuntas irregularidades en el proceso electoral de la Archicofradía, cuya asamblea está programada para el próximo 25 de enero. Según esta persona, las elecciones, que debían haberse celebrado en junio de 2024, se han pospuesto de manera injustificada por decisión de la Junta de Gobierno con la aparente permisividad del Arzobispado de Madrid.
Retrasos y falta de información
La Junta de Gobierno justificó el retraso en la falta de aprobación de los nuevos estatutos, situación que fue comunicada por primera vez en junio de 2024. Sin embargo, durante los meses posteriores, no se convocaron asambleas extraordinarias ni se ofreció información clara a los miembros de la Hermandad.
La fuente también denunció que la Archidiócesis no respondió a las reclamaciones presentadas por varios esclavos sobre la falta de convocatoria electoral. En septiembre, el Arzobispado alegó problemas administrativos relacionados con la inscripción en el Registro de Entidades Religiosas, pero no dio solución a la prolongación del mandato de la Junta.
Denuncias de parcialidad en el proceso electoral
Otro foco de tensión gira en torno a las condiciones impuestas para participar en las elecciones. Según la fuente, se exige a los miembros presentar su carnet de esclavo para ejercer el derecho a voto, un requisito que no está contemplado en los estatutos. Además, se obliga a estar al corriente del pago de la cuota de 2025, que tradicionalmente se abona en enero y que, según lo señalado, no habría dado margen suficiente a los votantes para cumplir este requisito.
La controversia aumentó tras conocerse que el actual Vicehermano Mayor, Miguel Ángel Izquierdo, se presentará como candidato a las elecciones tras recibir una dispensa de la archidiócesis de Madrid en noviembre de 2024. InfoVaticana ha tenido acceso al decreto firmado por el Canciller, Eduardo Aranda, que confirma la dispensa exclusiva para que Miguel Ángel Izquierdo pueda volver a ser elegido.
Según la fuente, esta decisión contradice un decreto emitido por el propio Arzobispo en noviembre de 2023, que prohíbe la reelección de miembros con más de diez años en cargos directivos. La misma fuente cuestiona los motivos detrás de esta dispensa, considerando que se concedió en un contexto que beneficia al actual equipo de gobierno, que sigue gestionando la Archicofradía y, por tanto, cuenta con ventajas sobre otros candidatos.
La parcialidad del proceso también se ha puesto en duda por la gestión de las candidaturas, ya que personas de la actual Junta, que buscan la reelección, han participado en la recogida de inscripciones. Asimismo, se criticó la utilización de los canales oficiales de comunicación de la Archicofradía para promover la imagen de los candidatos afines al equipo en funciones, algo que fue denunciado a los responsables de redes sociales sin que se tomaran medidas al respecto.
Preguntas sin respuesta
La fuente subraya que las decisiones del Arzobispado parecen favorecer la perpetuación de la actual Junta, generando una sensación de indefensión entre los miembros críticos. Esta percepción contrasta con el rigor aplicado a otras hermandades, como en el caso de La Borriquita, donde se justificaron dispensas únicamente en ausencia de candidaturas alternativas. En este contexto, también se han denunciado represalias contra miembros que han cuestionado la gestión actual, incluyendo la exclusión de servicios tradicionales como el Besapiés.
La situación ha generado una serie de preguntas entre los miembros de la Hermandad, especialmente en torno al trato desigual por parte del Arzobispado y la aparente falta de respuesta a las reclamaciones presentadas.
A pocos días de las elecciones, el proceso sigue envuelto en polémica, planteando serias dudas sobre su legitimidad y la transparencia de la gestión de la Archicofradía.
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