El Papa Francisco ha dirigido un emotivo mensaje al pueblo gitano de España, al acercarse el 600º aniversario de su llegada al territorio español. En sus palabras, el Pontífice expresó su cercanía y aprecio hacia esta comunidad, destacando sus valores y alentándolos a afrontar el futuro con esperanza y fe.
El Papa comenzó su mensaje saludando al pueblo gitano con un tono familiar y afectuoso, reconociendo la complejidad de su historia, marcada por «la incomprensión, el rechazo y la marginación». Sin embargo, subrayó que, incluso en las adversidades, el pueblo gitano ha encontrado en Dios un compañero de camino, describiéndolo como un «nómada» que peregrina junto a ellos.
Francisco también reconoció los avances logrados en las últimas décadas en términos de inclusión y convivencia en España, pero recordó que «aún queda mucho por hacer». En este sentido, hizo hincapié en los retos que enfrenta esta comunidad, como la pobreza, las dificultades educativas para los niños, la falta de empleo digno para los jóvenes y la discriminación que sufren muchas mujeres.
El Papa citó un mensaje de San Pablo VI, quien en 1965 afirmó que «el pueblo gitano está en el corazón de la Iglesia». En esa misma línea, Francisco destacó la importancia de mantener viva la fe cristiana sin renunciar a los valores propios de la cultura gitana, como el sentido de familia, la alegría, el cuidado de la creación y la solidaridad.
Asimismo, animó a la comunidad gitana a «caminar juntos» con la Iglesia y a participar activamente en las parroquias, cofradías y asociaciones. También los instó a ser «peregrinos de esperanza» y a compartir con los demás la alegría de vivir la fe, especialmente entre los jóvenes que enfrentan dificultades para encontrar a Dios.
El Pontífice destacó las figuras de los beatos Ceferino Giménez Malla, conocido como el Tío Pelé, y Emilia Fernández Rodríguez, la Canastera, como modelos de fe, valentía y fraternidad. Ambos, según recordó, dieron sus vidas por amor a Dios y por el bien de los demás.
El mensaje concluyó con un llamado a la acción: «¡Arriba Gitanos! Ahora es el momento». Con estas palabras, el Papa alentó al pueblo gitano a continuar construyendo un futuro mejor, transmitiendo la ternura de Dios y anunciando el amor de Cristo.
Finalmente, Francisco pidió oraciones por él y bendijo al pueblo gitano, con especial mención a los enfermos, reafirmando su deseo de unidad y fraternidad: «Devlesa romá» (Dios sea con los gitanos).
Este mensaje, cargado de esperanza y reconocimiento, resalta el compromiso del Papa Francisco con la inclusión y el diálogo intercultural en el marco de la fe cristiana.
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La llamada debería ser a la conversión a la única y verdadera Iglesia de Jesucristo, la Católica. La mayoría de gitanos en España son evangélicos.
¿Qué es eso de caminar juntos? Estragos de la libertad religiosa según el CVII y el indiferentismo religioso.
¡Francisco, dimisión!
El pueblo gitano está en el corazón de la «iglesia» evangelista
Qué cara de hipócrita y mal tiene este tal bergoglio.
Las gitanos viven su vida, es un pueblo muy suyo, apegado a sus tradiciones ancestrales, es cristiano, pero de un cristianismo lleno de supersticiones, pero desde luego está alejado de la liturgia de la iglesia, hasta hace muy poco se casaban por sus ritos, llamados las zambras gitanas. Yo que vivo en un barrio gitano jamás vi uno escuchando una misa o recibiendo los sacramentos, ahora que a su Cristo de los gitanos no se lo toque nadie. Recuerdo una vez que pasando el cristo entre las hogueras que los gitanos encienden en su honor, había unos niñatos payos que se rieron de la imagen. Entonces los gitanos al grito de a pincharles, sacaron las navajas y se fueron para ellos, los niñatos corrían por el monte y alguno recibió una pinchá en el trasero. Sin embargo las letras del cante jondo está llena de invocaciones a Cristo y a la virgen. Estos desde luego no saben quien es el papa.
La inmensa mayoría de los gitanos están en el corazón de la iglesia evangélica de Filadelfia.
La sola fides lleva como consecuencia la manga ancha en todos los sentidos e inevitablemente un alto porcentaje de población reclusa.
Todos, todos, todos… Menos los tradicionalistas. Para ellos, ni justicia..