La Agencia Fides ha presentado su informe anual sobre los misioneros y agentes pastorales que perdieron la vida de manera violenta durante 2024, un documento que recoge el testimonio de quienes, en su compromiso cotidiano con la fe y el servicio, enfrentaron situaciones de extrema violencia.
Este informe amplía el concepto tradicional de «misionero», abarcando a todos los católicos que murieron violentamente mientras realizaban actividades pastorales y eclesiales, sin limitarse a los asesinatos motivados “por odio a la fe”.
Según los datos recopilados, 13 misioneros católicos fueron asesinados este año, entre ellos 8 sacerdotes y 5 laicos. África y América vuelven a ser las regiones más afectadas, con 5 asesinatos en cada continente. En África, las muertes se registraron en países como Burkina Faso, Camerún, la República Democrática del Congo y Sudáfrica. En América, los crímenes ocurrieron en Colombia, Ecuador, México y Brasil. Además, Europa también aparece en este doloroso listado, con víctimas en Polonia y España.
Las circunstancias de estos asesinatos reflejan la dura realidad de contextos marcados por la violencia, la pobreza y la falta de justicia. Lejos de buscar notoriedad, las víctimas se dedicaban a transformar su entorno desde una labor diaria y discreta, con un profundo sentido de entrega.
Entre los casos más significativos se encuentra el de Edmond Bahati Monja, coordinador de Radio María en Goma, República Democrática del Congo, quien fue asesinado a tiros cerca de su hogar en un contexto de creciente violencia generada por la actividad de grupos armados como el M23. Bahati, reconocido por sus investigaciones sobre la violencia en la región, había denunciado abiertamente las actividades de estas organizaciones, lo que lo convirtió en un objetivo.
Por otro lado, en Honduras, Juan Antonio López, coordinador de la pastoral social de la diócesis de Trujillo, fue asesinado tras denunciar en una conferencia de prensa los presuntos vínculos entre miembros de la administración municipal de Tocoa y el crimen organizado. Su labor en defensa de los derechos humanos y su compromiso con la justicia lo colocaron en una situación de riesgo creciente en un país marcado por la represión contra activistas sociales.
Desde el año 2000, la cifra total de misioneros y agentes pastorales asesinados asciende a 608. En palabras del Papa Francisco, pronunciadas el 26 de diciembre de 2023: “Estos hermanos y hermanas pueden parecer un fracaso, pero vemos que no es así. La semilla de sus sacrificios, que parece morir, germina y da fruto. Dios, a través de ellos, continúa obrando maravillas, transformando corazones y salvando vidas”.
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Los cristianos asesinados por odio contra la fe, son la punta del iceberg de una situación de persecución y ostracismo que afecta a más de 500 millones de cristianos. Pero la mayoría de medios de comunicación, bajo el poder de las élites globalistas del NOM, censuran estas noticias, porque sólo les interesa hablar de los fallos aislados que se producen en algunos miembros de la Iglesia con el fin de difamarla dando una imagen falseada de la misma.
De todas formas, como decía San Cipriano «la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos.»