La Eucaristía en Siria: Testimonio de Fe y Fortaleza

Misa Siria Sacerdote armado durante una Misa en Siria
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En la fotografía que nos llega desde Siria, se observa una escena que mezcla lo sublime de la liturgia católica con la cruda realidad de un país marcado por años de conflicto.

Un sacerdote, revestido con los ornamentos dorados propios de la celebración eucarística, lleva a sus espaldas un arma, recordándonos que, en esta tierra, la paz nunca está garantizada. Sin embargo, en su rostro y en su actitud, se refleja una profunda devoción y serenidad que trascienden cualquier peligro externo.

La imagen está impregnada de un simbolismo profundo. La Iglesia, desde sus inicios, ha sido perseguida, pero siempre se ha mantenido fiel a su misión: proclamar el Evangelio hasta los confines de la tierra. En Siria, un lugar donde los cristianos son una minoría vulnerable, esta misión adquiere un matiz heroico. La Eucaristía, celebrada en un entorno de incertidumbre, se convierte en un acto de resistencia espiritual y cultural. Es un recordatorio de que Cristo no abandona a su pueblo, incluso en las circunstancias más adversas.

A primera vista, el arma en la espalda del sacerdote puede chocar con nuestra percepción de la liturgia, que evoca paz y reconciliación. Pero en este contexto, se transforma en un testimonio silencioso de la valentía de estos hombres que, a riesgo de su vida, continúan llevando el pan de vida a sus comunidades. No es un acto de violencia, sino de protección, un escudo frente a quienes quieren apagar la llama de la fe en esta región.

Las jóvenes que asisten al sacerdote, con sus vestiduras blancas, añaden un contraste de pureza y esperanza. Su presencia nos recuerda que, a pesar del horror que puede rodear a estas comunidades, hay nuevas generaciones que están siendo formadas en la fe, dispuestas a seguir adelante con la misión de la Iglesia.

Esta imagen no solo es hermosa por su composición, sino por lo que representa. Es una ventana al sacrificio cotidiano de tantos cristianos que, lejos de los focos mediáticos, viven su fe con un fervor que desafía las comodidades de Occidente. Nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vivencia cristiana y sobre cómo podemos apoyar, con oración y acción, a nuestros hermanos en estas tierras que han visto nacer al cristianismo.

En Siria, la Misa no es simplemente una celebración litúrgica, sino una reafirmación del poder de la Resurrección frente a las tinieblas de la persecución. Esta fotografía nos llama a redescubrir la belleza de una Iglesia que, incluso bajo la cruz, proclama con valentía: «¡Cristo ha resucitado!».

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Comentarios
22 comentarios en “La Eucaristía en Siria: Testimonio de Fe y Fortaleza
  1. Para mí que ésta es una estrategiade marketing para meterte las monaguillas por los ojos y de paso la moda neocona de llamar lo que siempre fue la Santa Misa por eucaristía. Para mí que lo hacen para extirpar toda mención al santo sacrificio
    El neocon es vulgar, va a la moda, que si eucaristía por aquí eucaristía por allá, muchas eucaristías. Voy a pagar una eucaristía por fulano. Mira que sois vulgares, neocones, me tenéis diarreico

  2. Pues a mi me parece fatal y un grave error. Siendo el sacerdote un alter Christus ofreciendo el sacrifico incruento de nuestro Senor Jesucristo no deberia lleva armas. Igual que Cristo no llevo armas a su crucifixion. Fue como cordero manso. El simbolismo de este hombre con un arma mientras oficia la misa es completamente erroneo.

    Lo normal hubiera sido poner guardias armados en las entradas si se quiere como medida disuasoria. Incluso se puede tener algunos fieles con pistolas ocultas por si ocurre un incidente poder reducir al agresor rapidamente. Pero no el sacerdote. La imagen de este sacerdote es muy triste. Por la situacion en si misma en la que viven, pero tambien por la respuesta teologica de este sacerdote que me parece totalmente erronea. No es el lugar ni el momento para llevar el arma de esa forma.

    Puestos a llevar un arma, podria ocultar una en el atril o debajo de su asiento o en el bolsillo del pantalon. Las formas son importantes.

    1. Eso de poner policia armada a la entrada de las iglesias ya lo están haciendo estos días en algunos países de Europa para que no se cuele algún islamista con el machete, teledirigido por los servicios secretos de los mataniños

    2. Exacto.
      La imagen de este sacerdote es horrorosa. Impacta como algo totalmente anticristiano. ¿Dónde está la paz que predica la Iglesia? Y Gurpegui, que nos cuenta esta noticia, aplaude que durante la misa el ministro vaya así. No lo entiendo.
      Condenable ambas cosas. Terrible realidad.

  3. Está claramente fuera de lugar. El acto en sí es de tal contradicción que parece sacrílego.

    Llama la atención que el autor vea hermoso y bueno algo que en en sí perverso y feo.

    Como él mismo reza, «la Iglesia, desde sus inicios ha sido perseguida…» y es precisamente su gloria y su honra el martirio.

    Para hacerselo mirar, sr. Gurpegui.

  4. La verdad es que la foto no es muy aleccionadora, y me temo que es premonitoria, de lo que está por venir. Eran dos millones, pasaron a 250.000 a día de hoy, mña?.

  5. Es una contradicción a lo que significa «Sacrificio» celebrar armado y una vergüenza para los hombres que las mujeres tengan que tomar su lugar en el presbiterio. ¿Dónde están los hombres?
    Luego se preguntan ¿Por qué no hay vocaciones? Y su solución es todavía peor: pretenden ordenar mujeres.
    La imagen es desalentadora.

  6. La foto y el artículo son una verguenza. Valga leer un poquito más el Evangelio y advertir como pretende defender Pedro a Jesús en el huerto y la siguiente recriminación de Señor. Si el sacerdote tiene miedo que lo maten a él o a sus fieles -que no están armados- no entiende nada, absolutamente nada, como el autor del artículo.

    1. «Valga leer un poquito más el Evangelio […] y la siguiente recriminación de Señor»

      Poquito ha leído usted ese evangelio (o no le cunde mucho), o sabría que en ese pasaje que cita la bronca se debió exclusivamente a que San Pedro tratara de impedir la Redención. Igual debería leerse el pasaje en el que, por profanar el templo, el Señor se lió a latigazos con los profanadores. Así se quitaría esa falsa imagen de un Cristo blandito, hippie y pacifista que nunca existió. Quien se la haya vendido le ha engañado. Por eso no entiende usted nada, absolutamente nada.

      1. Para todos los sinverguenzas que apoyaron esta foto, esta página siempre está llena de sorpresas, retrata un hecho que ocurrió en el Líbano no en Siria, y «…lo que hizo el sacerdote no fue más que parte de una escena que utilizó en su sermón en la que enfatizó que el arma del creyente es la cruz. El citado sacerdote arrojó el arma delante de los creyentes, llamándolos a desechar todas las armas que destruyen a los demás y a aferrarse a la única arma, que es la cruz, arma del amor y del perdón…», según el comunicado de la arquidiocesis de Antelias. Espero que los sinverguenzas que comparan a Jesús echando a los mercaderes del templo con esta imagen, u obviando «el que a hierro mata a hierro muere» se dejen de dicer estupideces, como es su costumbre.

        1. No sea mentiroso: el único que ha citado el pasaje de los mercaderes he sido yo, y no no lo he comparado con ninguna foto, que ni siquiera he citado en mi comentario. Quien parece que no tiene ninguna vergüenza por mentir con tanto desparpajo, es usted. O sea, usted es el sinvergüenza, como buen troll. No sé ni para qué sigue cambiándose el nick, si su identidad es conocida, so ridículo.

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