La semana pasada publicábamos en este medio que la propia Conferencia Episcopal Española (CEE) reconocía a Torreciudad como santuario en su memoria institucional.
Pues bien, ¡milagro navideño! Esa memoria ha desaparecido de su web, como pueden comprobar con el enlace roto de la noticia, y ha sido sustituida por otra memoria nueva, sin rastro de Torreciudad.
¿El motivo? Misterios insondables de la CEE, que, en vez de explicaciones, nos regala silencios. Menudo tirón de orejas merece Vera Beorlegui, del que la semana pasada deciamos que no desglosa, oh transparencia, los datos de seminaristas por diócesis.
Pero bueno, es Navidad, y hay que reconocer que estos cambios repentinos son, al menos, creativos. Aunque, eso sí, los fieles empezamos a sospechar que el verdadero milagro navideño sería que la CEE se ocupara de los problemas de la Iglesia en vez de juguetear con sus memorias. ¡Feliz Navidad!
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