Francisco insiste a los curas que predican mucho: «No exceder nunca los diez minutos»

Papa Francisco
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En la catequesis de hoy, el Papa Francisco reflexionó sobre la obra evangelizadora del Espíritu Santo, destacando su papel esencial en la predicación de la Iglesia.

Explicó que el Evangelio tiene dos significados: la buena noticia proclamada por Jesús durante su vida terrena y, después de la Pascua, el misterio pascual de su muerte y resurrección.

El Pontífice subrayó que toda predicación cristiana debe partir del kerygma, el anuncio fundamental de lo que Cristo ha hecho por la humanidad, como base para cualquier enseñanza moral o pastoral.

El Santo Padre insistió en la necesidad de predicar bajo la unción del Espíritu Santo, lo que implica no solo transmitir ideas y doctrinas, sino también la vida y convicción de la fe. Recalcó dos aspectos fundamentales: la oración, como medio para invocar al Espíritu Santo, y el compromiso de predicar a Cristo y no a uno mismo.

También señaló que las homilías deben ser claras, breves y concretas, sugiriendo que no excedan los diez minutos para mantener la atención y eficacia del mensaje. Finalmente, invitó a los predicadores a colaborar en iniciativas comunitarias y a depender del Espíritu Santo para guiar la evangelización en el mundo actual.

Les ofrecemos la catequesis completa del Papa:

El texto que se presenta a continuación incluye también partes no pronunciadas que igualmente se dan como leídas.

Ciclo de Catequesis: El Espíritu y la Esposa. El Espíritu Santo guía al pueblo de Dios hacia Jesús, nuestra esperanza. Anunciar el Evangelio en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo y la evangelización.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Después de reflexionar sobre la acción santificadora y carismática del Espíritu, dedicamos esta catequesis a otro aspecto: la obra evangelizadora del Espíritu Santo, es decir, su papel en la predicación de la Iglesia.

La Primera Carta de Pedro define a los apóstoles como “aquellos que han anunciado el Evangelio mediante el Espíritu Santo” (cf. 1 Pe 1,12). En esta expresión encontramos dos elementos constitutivos de la predicación cristiana: su contenido, que es el Evangelio, y su medio, que es el Espíritu Santo. Digamos algo sobre ambos.

En el Nuevo Testamento, la palabra “Evangelio” tiene dos significados principales. Puede referirse a cada uno de los cuatro Evangelios canónicos: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y en este sentido, por Evangelio se entiende la buena noticia proclamada por Jesús durante su vida terrena. Después de la Pascua, la palabra “Evangelio” adquiere el nuevo significado de buena noticia sobre Jesús, es decir, el misterio pascual de la muerte y resurrección del Señor. Esto es lo que el Apóstol llama “Evangelio” cuando escribe: «No me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para la salvación de todo el que cree» (Rm 1,16).

La predicación de Jesús y, posteriormente, la de los Apóstoles, incluye también todos los deberes morales que derivan del Evangelio, desde los diez mandamientos hasta el mandamiento “nuevo” del amor. Pero, para no caer en el error denunciado por el apóstol Pablo, de poner la ley antes de la gracia y las obras antes de la fe, es necesario partir siempre nuevamente del anuncio de lo que Cristo ha hecho por nosotros. Por ello, en la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium se insiste tanto en la primera de estas dos cosas, es decir, en el kerygma o “proclamación”, de la que depende toda aplicación moral.

De hecho, «en la catequesis tiene un papel fundamental el primer anuncio o kerygma, que debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora y de toda intención de renovación eclesial. […] Cuando decimos que este anuncio es “el primero”, no significa que se encuentra al inicio y luego se olvida o se sustituye por otros contenidos que lo superen. Es el primero en sentido cualitativo, porque es el anuncio principal, el que siempre se debe volver a escuchar de diferentes maneras y el que siempre se debe volver a anunciar durante la catequesis de una forma u otra, en todas sus etapas y momentos. […] No se debe pensar que en la catequesis el kerygma se abandona en favor de una formación que se presumiría más “sólida”. No hay nada más sólido, más profundo, más seguro, más consistente y más sabio que ese anuncio» (nn. 164-165), es decir, el kerygma.

Hasta aquí hemos visto el contenido de la predicación cristiana. Sin embargo, también debemos tener en cuenta el medio del anuncio. El Evangelio debe ser predicado «mediante el Espíritu Santo» (1 Pe 1,12). La Iglesia debe hacer suyo lo que Jesús dijo al inicio de su ministerio público: «El Espíritu del Señor está sobre mí; porque me ha ungido para anunciar la buena noticia a los pobres» (Lc 4,18). Predicar con la unción del Espíritu Santo significa transmitir, junto con las ideas y la doctrina, la vida y la convicción de nuestra fe. Significa confiar no en «discursos persuasivos de sabiduría, sino en la manifestación del Espíritu y su poder» (1 Cor 2,4), como escribió San Pablo.

Es fácil decirlo –se podría objetar–, pero ¿cómo ponerlo en práctica si no depende de nosotros, sino de la venida del Espíritu Santo? En realidad, hay algo que sí depende de nosotros, incluso dos cosas, y las menciono brevemente. La primera es la oración. El Espíritu Santo viene sobre quien ora, porque el Padre celestial –está escrito– «da el Espíritu Santo a quien se lo pide» (Lc 11,13), ¡especialmente si lo pide para anunciar el Evangelio de su Hijo! ¡Cuidado con predicar sin orar! Uno se convierte en lo que el Apóstol define como “bronce que resuena y címbalo que retiñe” (cf. 1 Cor 13,1).

Por tanto, lo primero que depende de nosotros es orar para que venga el Espíritu Santo. Lo segundo es no querer predicar a nosotros mismos, sino a Jesús, el Señor (cf. 2 Cor 4,5).

Esto se refiere a la predicación. A veces hay predicaciones largas, de 20 minutos, 30 minutos… Pero, por favor, los predicadores deben transmitir una idea, un sentimiento y una invitación a actuar. Más allá de los ocho minutos, el mensaje se pierde, no se entiende. Y esto se lo digo a los predicadores… [aplausos] ¡Veo que les gusta escuchar esto! A veces vemos a personas que, cuando comienza la predicación, salen a fumar un cigarrillo y luego regresan. Por favor, la predicación debe ser una idea, un sentimiento y una propuesta de acción. Y no exceder nunca los diez minutos. Esto es muy importante.

La segunda cosa que mencionaba es no querer predicar a nosotros mismos, sino al Señor. No es necesario extendernos sobre esto, porque cualquier persona comprometida en la evangelización sabe bien lo que significa, en la práctica, no predicarse a sí mismo. Me limito a una aplicación particular de este requisito. No querer predicar a nosotros mismos implica también no dar siempre prioridad a las iniciativas pastorales promovidas por nosotros y vinculadas a nuestro nombre, sino colaborar con gusto, si se nos pide, en iniciativas comunitarias o que nos sean encomendadas por obediencia.

¡Que el Espíritu Santo nos ayude, nos acompañe y enseñe a la Iglesia a predicar así el Evangelio a los hombres y mujeres de este tiempo! ¡Gracias!

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Comentarios
54 comentarios en “Francisco insiste a los curas que predican mucho: «No exceder nunca los diez minutos»
  1. Lo que hace falta es que prediquen bien, aunque les lleve un poco más de tiempo. Claro que, al que no se le dé la oratoria, pues bueno, los diez minutos…

    1. Francisco lleva casi once años repitiendo sin descanso los mismos cuatro ritornellos. Para él –como el buen Fidel Castro o el Sánchez que es– no hay límite de vueltas…

  2. Esta manía de los diez minutos es otra tontería de Francisco. San Juan María Vianney hacía sermones de 45 minutos que movían a edificación a las almas.
    Si se quiere predicar bien hay que dedicarle un tiempo suficiente. Las homilías dominicales demasiado cortas son un signo de la tibieza espiritual

    1. Socerdote «católico», pues como tú sigas el ejemplo de los 45 minutos a lo que vas a mover es a la edificación de los portazos y ahí te quedas, PESAO!

        1. El que no hablaba eras tú, m i e r d a asq uerosa, yo me dirigía a socerdote.
          Y de espectáculos de transformismo, una vez más delatas que sabes mucho más que yo.
          Además creo que en la actualidad no se llaman ni así, como en tus años locos, im bé cil.

          1. «yo me dirigía a…»

            ¿Y a quién le interesa, CerdotePF?

            Y no se tire el pisto dándoselas de moderna: a su edad, y con su nivel, no pretenda ser «drag». Transformista de tugurio y gracias.

          2. El «pisto» (menuda expresión juvenil… de tiempos de Pardo de Figueroa JAJAJA) te lo das tú simulando que crees en Dios y que presientes la cronología de las personas, seguramente con intención de proyectar la que es en realidad la tuya.

          3. «El ‘pisto’ (menuda expresión juvenil»

            Las únicas que usted entiende, MatusalénPF, dada su edad y su desconexión con la realidad: mire como lo del transformismo lo ha pillado al vuelo, dándose por aludido…

          4. ¡Qué considerado!, facilitándome expresiones arcaicas para que yo las entienda.

            El transformismo es cultura general, se pilla hasta en las películas de Gracita Morales, de la época de tus tatarabuelos putativos.

            De todas formas, ya poco puedes arreglar, a estas alturas has dejado más que claro por qué sabes tanto de trans, de locales de ambiente y de aplicaciones de contactos. No hay peor mariflor que un reprimido con 18 candados en la puerta del armario.

          5. «¡Qué considerado!,»

            Siempre hay que ayudar a las personas maduras (incluso a las que ya están pochas de tan maduras, como usted).

            «El transformismo es cultura general»

            ¡Es que es usted tan culto, Carmen-de-Mairena-PF!

            «se pilla hasta en las películas de Gracita Morales, de la época de tus tatarabuelos putativos»

            Querrá decir de la época de sus sobrinos nietos, cuando a usted, tras jubilarse, le explicaron que sus tatarabuelos putativos no lucharon en la Guerra de los Treinta Años, como usted creía, y que en realidad usted era inclusero, no habiendo proporcionado su madre la filiación paterna en el registro civil, al desconocer el dato).

            «No hay peor mariflor que un reprimido…»

            ¿Y a los demás qué nos cuenta? No le interesa a nadie que no le salga plan y esté reprimido contra su voluntad. Vaya a Lourdes o a la Clínica Menorca a hacerse un lifting industrial: igual así logra que le rejuvenezcan a como estaba cuando se jubiló.

          6. «Siempre hay que ayudar a las personas maduras (incluso a las que ya están pochas de tan maduras, como usted)»

            TT MM

            «¡Es que es usted tan culto, Carmen-de-Mairena-PF!»

            T P M

            «Querrá decir de la época de sus sobrinos nietos, cuando a usted, tras jubilarse, le explicaron que sus tatarabuelos putativos no lucharon en la Guerra de los Treinta Años, como usted creía, y que en realidad usted era inclusero, no habiendo proporcionado su madre la filiación paterna en el registro civil, al desconocer el dato)»

            L P L Q T D

            «¿Y a los demás qué nos cuenta? No le interesa a nadie que no le salga plan y esté reprimido contra su voluntad. Vaya a Lourdes o a la Clínica Menorca a hacerse un lifting industrial: igual así logra que le rejuvenezcan a como estaba cuando se jubiló»

            M C E E C Q T E E A

          7. No se esfuerce, Gay MostrencoPF: las siglas empleadas en la jerga carcelaria no la entiende nadie aquí. Si es que son eso, porque también se parecen a las empleadas en las lápidas de época romana, que usted conocería de pequeño, cuando comenzaron a realizarse y difundirse.

      1. A Francisco le sobran nueve: en el primer minuto ya consigue su deseada «iglesia en salida»: todos salen haciendo fu como el gato. En el Vaticano ya no cabe más aire llenando los inmensos espacios vacíos de la plaza de San Pedro, otrora ocupada por fieles católicos cuando los papas oficiaban misa, rezaban o hacían proselitismo desde una ventana del Palacio Apostólico.

        1. Si solo con ese minuto que no le sobra consigue el objetivo de intensificar esa úlcera gastroduodenal envidiosa que te corroe, bendito sea Dios Nuestro Señor. De hecho, los fanáticos como tú sois los primeros que se pretende salgan haciendo fu como el gato. Otra cosa es que haya que aceptar oficialmente que cabemos todos, todos, todos, ¡incluso vosotros!, que por otra parte no os vais ni con lejía.

          A ti de tus 7 comuniones semanales te sobran 14.

          1. «úlcera gastroduodenal envidiosa»

            ¿Y eso qué es? Ignoraba que hubiera úlceras envidiosas. La envidia es un pecado muy extendido entre manfloritas mayores, como bien sabe por propia experiencia. Así que supongo serán úlceras muy viejunas, como usted.

            «sois los primeros que se pretende salgan haciendo fu como el gato»

            Pues lo ha logrado con creces, que es exactamente lo que he dicho (aunque usted, que está gagá, no lo hubiera entendido). Ahora ya caben «todos, todos, todos» (en el infierno también, qué casualidad) en la inmensa plaza desierta. Ya puede ir usted a llenar ese inmenso espacio vacío, a ver si así se animan otros manfloritas, pues ni con el reclamo de las rebajas (las «bendiciones» truchas ascendentes y descendentes), parecen muy por la labor de aparecer por allí (igual se huelen que es un timo, y a ver cómo reclaman luego una vez en el infierno).

          1. ¿Y usted cómo ha huido de la plaza de San Pedro, junto a su amante Gay MostrencoPF? ¿En tacataca? Porque no se les ve allí. Sigue trolleando en su casa, en Valencia, en vez de quitar lodo, cacho de vago.

    1. Para nada…Francisco en un minuto ha dicho más blasfemias y se ha cargado la Biblia entera que todos los curas apóstatas. Que cuando se alarga es porque le han escrito otros la homilía…

    2. Y aunque el hable cinco o diez minutos, aburre, sin necesidad de ausentarse para fumar un poco.
      ¡Qué castigo más grande que tenemos que soportar a causa de su impostura!

  3. Pues Jesucristo tiene más autoridad que el papa, y anda que Jesucristo habló por los codos, para que nadie se pierda. ¿O no hay libros explicado la Biblia? Porque Cristo se explicó, y bien, y muy extenso!

    1. Si, habló mucho pero no todo de seguido. De hecho sus parábolas y explicaciones eran bien breves por lo cuál no se entiende que necesiten los curas media hora para explicar lo que Jesús dijo en unos pocos minutos.

          1. No, no se ciñe a ninguna escritura, Probe Migue: cuando Cristo predicaba sobrepasaba con muuuucho los diez minutos de disparates pontificios, como nos muestran las Escrituras, de las que usted no tiene ni idea, como ha demostrado en múltiples ocasiones. A ver si en vez de perder el tiempo aquí trolleando, se pone de una vez a quitar el lodo que aún hay en Valencia, pedazo de holgazán.

  4. Le encuentro todas la razón, al punto que estoy difundiendo que lo dijo bajo pronunciamiento ex cathedra. Lo mismo pasa con las misas rezadas de más de 45 minutos o las cantadas de más de una hora y cuarto. No hay ningún mérito en alargar los ritos ni en discursos insípidos interminables.

    1. Pues yo voy a Misa a una iglesia donde los sacerdotes dan unos sermones magníficos. No te cansas de escucharles.
      Si a usted le aburre, no eche la culpa a los sacerdotes…

  5. Qué cansino Francisco con este tema.
    Si el sacerdote tiene una buena oratoria y el tema merece más tiempo, no creo que a nadie le moleste que se sobrepasen los 10 minutos. Estamos en la Iglesia, no en la consulta de un médico en la Seguridad Social.

  6. A algunos se les va la mano. Dejé de ir a una misa donde el buen cura predicaba tres homilías en la Misa. Una después del evangelio (30/40 minutos), otra antes de la Comunión (10/15 minutos) y otra después de los avisos parroquiales (mínimo 10 minutos).

  7. Que Bergoglio se aplique el cuento entonces y deje ya de insistir y dar la matraca con «la mujer en la iglesia», el «cambio climático», la «diversidad gay», «el diálogo fraterno con las religiones (falsas)» etc… Ah, que él puede extenderse lo que quiera, porque esos temas está bien atornillarlos en la cabeza de los ingenuos e indolentes…

  8. No se debe recortar al Espíritu Santo, que infunde donde quiere. Hay muchos sacerdotes que alimentan el alma en sus homilías. Digno de agradecer. No se se pueden pedir peras al olmo a quien no tiene fe, ni echar las perlas a los cerdos …

  9. Opino que los Sacerdotes suelen optar por tres tipos de predicaciones, según su compromiso y esfuerzo. La 1ra. es la relectura de la lectura, que consiste en volver a leerlo con matices. Es la más light y frecuente. La 2da. es el último pantallazo del móvil. Esto es algo leído recientemente y que se encorseta en la predicación. Unas veces sale aceptable y otras da pena… y el esfuerzo es mínimo. La 3ra. es una homilía preparada, adaptada plenamente al día y generalmente algo escrita. Es la mejor de todas y la de mayores frutos. Pero escasa porque requiere tiempo y esfuerzo. En cuanto a su duración creo que es otro enfoque secundario.

  10. En las misas de la semana le doy la razón al papa. Se puede hacer gran sermón en diez minutos, y dar más tiempo e importancia a la adoración de la eucaristía… que es lo esencial, y el motivo por el que uno va a misa. En las misas dominicales pueden hacer una catequesis más amplia.

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