En un giro que solo la realidad puede ofrecer, el cardenal Roger Mahony, conocido por su papel en el encubrimiento de abusos sexuales dentro de la Iglesia, ha decidido erigirse como defensor de los derechos humanos. Recientemente, ha calificado de «escalofriante y aterradora» la propuesta del presidente electo Donald Trump de deportar a millones de inmigrantes indocumentados .
Mahony, quien en 2013 fue relevado de sus funciones públicas por su implicación en el encubrimiento de casos de pederastia en la Archidiócesis de Los Ángeles , ahora se presenta como la voz de la conciencia moral. Es curioso cómo alguien que protegió a sacerdotes abusadores, permitiendo que continuaran sus delitos, ahora se muestra indignado por las políticas migratorias.
En 2007, la Archidiócesis de Los Ángeles, bajo su liderazgo, acordó pagar 660 millones de dólares a más de 500 víctimas de abuso sexual . Sin embargo, Mahony no consideró «escalofriante» ni «aterrador» el sufrimiento de estas víctimas. Pero cuando se trata de deportaciones, su sensibilidad aflora.
Es admirable cómo el cardenal selecciona meticulosamente las causas por las que indignarse. Encubrir a pederastas parece haber sido una cuestión menor, pero las políticas migratorias lo llevan a alzar su voz en defensa de los oprimidos. Quizás, en su mundo, la moralidad es un buffet donde se elige qué principios defender y cuáles ignorar.
En definitiva, Mahony nos enseña que la hipocresía no tiene límites y que siempre hay espacio para una nueva lección de moral selectiva.