El rector del seminario interdiocesano de Galicia, contra las «normas generales» del Papa

El rector del seminario interdiocesano de Galicia, contra las «normas generales» del Papa

En una entrevista para El Correo Gallego, el sacerdote José Antonio Castro Lodeiro, rector del seminario interdiocesano de Galicia, manifiesta su distancia con el Papa Francisco y su norma, reafirmada varias veces, de impedir la entrada de homosexuales a los seminarios. También considera que el tema del acceso de la mujer al sacerdocio «no está cerrado», en lo que parece ignorar la doctrina católica.

Les copiamos a continuación algunos extractos de la entrevista:

¿Cree que hay que colgar hoy en día la sotana y calzar las zapatillas de deporte para llegar a la gente?

Un sacerdote tiene que ser lo suficientemente inteligente para discernir en qué momento es necesaria cada una de las dos cosas. Las zapatillas, desde luego, para recorrer la realidad. Pero después también tenemos que estar atentos a lo que es el aspecto religioso, ¿no? Un poco también, por decirlo de alguna manera, a la sotana; pues en algunos momentos y en algunas circunstancias será necesaria, pero es muy importante compaginar las dos cosas para vivir en la realidad. Pero lo que está claro es que el perfil de sacerdote que necesita la Iglesia de hoy no es el de alba de puntillas.

El papa pedía a los obispos recientemente que controlasen el acceso de homosexuales a los seminarios, ¿se ha establecido en el nuevo Interdiocesano algún tipo de filtro en este sentido?

Es un tema que está todavía en ebullición, que necesita reflexión. No podemos tratar estos temas a la ligera ni tampoco en el fragor del momento. Aquí la gran cuestión es hacer una reflexión importante del celibato. Tiene que ser el punto de partida. La Iglesia Latina se caracteriza por el celibato, pues se considera que toda nuestra vida tiene que estar entregada al servicio del Evangelio. Cuando es toda nuestra vida y todo nuestro ser, es también el mundo afectivo, que no significa que no lo tengamos. Pero el mundo afectivo tiene que estar también al servicio del anuncio del Evangelio. Esa es la primera cuestión que hay que tratar. Cuando uno entra en el seminario tiene que tener claro que toda su vida, incluida toda su vida afectiva, interior, emocional, también el propio cuerpo, tiene que estar al servicio del Evangelio. Yo no soy partidario de normas generales, sino de cada caso en particular…

¿Eso qué significa?

Pues que hay que ver cada caso. Si por ejemplo se presenta un candidato que no está dispuesto al celibato, sea el heterosexual u homosexual, lógicamente este no es su sitio. Si se presenta un candidato que no tiene claro las cuestiones afectivas, aunque diga que puede tener vocación, habrá que comprobarlo y discernirlo. Probablemente este no sea su sitio, porque no es el modelo ni el perfil del seminarista que la Iglesia busca.

Por lo que entiendo, usted no es partidario de la abolir el celibato.

Este es un tema teológico y que a día de hoy tampoco está totalmente definido. Celibato opcional o no es una cuestión que teológicamente habría que discutir, pero a mí no me corresponde. Primero se necesita que lo traten en Roma.

¿Y qué opina sobre la posibilidad de mujeres sacerdotisas?

Tampoco está maduro. Es un tema que también necesita reflexión. Creo que estamos muy lejos de llegar a afrontar este tema claramente. De momento, nosotros tenemos que mirar la realidad.

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