Gabriel Mestre, el nombre que retumba en la cabeza de Cobo

Gabriel Mestre, el nombre que retumba en la cabeza de Cobo

Desde que salió a la luz la trama de la ‘patrulla canina’, José Cobo ha estado en el centro de una tormenta que no da señales de amainar. Las revelaciones han generado un foco incómodo sobre su figura y, según se murmura, han captado la atención de la Santa Sede. Para alguien que ha presumido de su cercanía al Papa, esta exposición se ha convertido en una peligrosa espada de doble filo.

El Papa Francisco, conocido por rodearse de figuras “chantajeables” o “ricatabile”, siempre ha mantenido un control firme sobre aquellos que elige para ocupar posiciones clave. Sin embargo, hay un límite claro: esa “chantajeabilidad” debe servir a los intereses del Pontífice, no exponerle a debilidades o tensiones externas. La reciente situación de Cobo pone en jaque esa dinámica, y cualquier paso en falso podría costarle caro.

Cobo parece haber optado por una estrategia de silencio absoluto. En reuniones, baja la mirada al papel y se muestra infranqueable, como si levantar un muro a su alrededor pudiera protegerle. Pero el silencio, en ciertas circunstancias, es tan revelador como las palabras. Hay rumores de que sus días están marcados por un nerviosismo constante, temiendo recibir una llamada para visitar al Papa en Santa Marta. Consciente de que “le han pillado con el carrito del helado”, Cobo camina por una cuerda cada vez más tensa.

El recuerdo de Germán Arana, otro cercano al Papa que se excedió al vender su relación, resuena como advertencia. Francisco no tolera que se explote su confianza para obtener protagonismo. Los que se exceden son apartados de manera tajante, y Cobo debería tomar buena nota de ello.

En sus pensamientos, según se comenta, no deja de rondar el nombre de Gabriel Antonio Mestre. Ascendido a arzobispo de La Plata con apenas 55 años, su carrera parecía imparable… hasta que, por pasarse de listo, cayó en desgracia. El Papa lo degradó y lo dejó como párroco en Mar de Ajó. La lección es nítida: Francisco puede elevar, pero también desplomar a quienes cruzan ciertos límites.

Con un silencio calculado y una postura cada vez más cerrada, Cobo se enfrenta a un futuro incierto. En los pasillos de la Curia, la atención está puesta en sus movimientos. La cuerda sobre la que camina es cada vez más frágil, y cualquier paso en falso podría marcar el inicio de una caída estrepitosa.

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