En un artículo reciente, el cardenal Joseph Zen ha compartido una visión crítica del Sínodo sobre la Sinodalidad que concluyó el pasado 27 de octubre.
El cardenal chino considera que este Sínodo se desvió de su propósito original y plantea serias dudas sobre la metodología y los objetivos del encuentro, señalando que el Sínodo «no fue una reunión formal de obispos» y que se transformó en una «reunión de tipo híbrido» al incluir laicos con derecho a voto.
El nonagenario purpurado cuestiona los cambios introducidos por el Papa Francisco respecto al esquema original establecido por Pablo VI, afirmando: «El Papa usó el nombre ‘sínodo’ para reemplazar el ‘Sínodo de los Obispos’ por una reunión de tipo híbrido», lo que, a su juicio, altera la función histórica de estas asambleas como un espacio de consulta entre los obispos.
Zen también critica lo que percibe como un intento de modificar doctrinas fundamentales de la Iglesia. «Podemos ver que tiene objetivos más amplios: cambiar el sistema jerárquico de la Iglesia, establecer diaconisas, abolir el celibato sacerdotal y modificar la doctrina tradicional sobre la ética sexual», sostiene el cardenal, quien alerta sobre las implicaciones de estos posibles cambios.
Además, el cardenal Zen expresa su preocupación por el proceso seguido durante el Sínodo, cuestionando la transparencia y la efectividad de las discusiones. «Las reuniones del Sínodo se llevaron a cabo con el procedimiento en el que se enfatizaba el compartir mientras que la discusión era limitada», critica Zen, subrayando que la confidencialidad impidió al Pueblo de Dios conocer los avances de la asamblea.
Una de las observaciones más contundentes de Zen es la referencia al futuro de la Iglesia, comparando la posible fragmentación doctrinal con la situación de la Iglesia anglicana. «¿No significa eso que la Iglesia católica se convierte en lo mismo que la Iglesia anglicana?», se pregunta el cardenal, alarmado ante la recomendación del documento de trabajo de otorgar a las conferencias episcopales la «autonomía para determinar la doctrina».
Zen finaliza su artículo expresando sus reservas sobre la aprobación del documento final por parte del Papa Francisco, señalando que su rápida ratificación deja dudas sobre su responsabilidad en la redacción del texto. «¿Cómo puede el Papa ser plenamente responsable de un documento final así?», cuestiona Zen, sugiriendo que la falta de una Exhortación Apostólica Post-Sinodal podría debilitar la autoridad del texto.
El cardenal cierra su crítica haciendo un llamamiento a la oración y a confiar en el Espíritu Santo ante lo que considera un momento de gran incertidumbre para la Iglesia. «Sólo podemos confiarnos al Espíritu Santo. Nuestra Señora, Auxiliadora de los cristianos, Madre de la Iglesia, ¡ruega por nosotros!», concluye Zen.
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Zen es uno de los pocos Cardenales que habla claro, y se atreve a denunciar los atropellos de Francisco.
La mayoría de obispos callan como cobardes.
Ese cardenasaurio ya ni sabe lo que dice, que no olvide que el Papa es Su Santidad Francisco aunque a él le fastidie.
Comience usted a respetar al cardenal Zen, quien es un valiente defensor de la Iglesia de Cristo y un mártir de la fé.
Si quieren saber dónde está el Espíritu Santo que se pregunten de dónde saca esta claridad y energía un cardenal nonagenario.
La palabra verdadera no es sínod, sino sanedrín.
En italiano, al sanedrín se lo llama sinedrio.
Siempre ha sido de los Obispos, porqué no puede cambiar y ser sínodo de la comunidad cristiana?
Cardenal Zen nos unimos a sus intenciones por la iglesia orando a Dios y por intersecion de Marìa Auxiliadora de los Cristianos
Dios nos msnde mas sacerdotes y obispos y Cardenales y un sucesor de San Pedro como el Cardenal Zen. Fiel a Jesús y a la doctrina de la iglesia.
ES QUE ASI FUE!!! MODIFICÓ EL PAPA EL SÍNODO DE LOS OBISPOS (totalmente excluyente para los que no son, salvo invitados por consultores al mismo), PARA TRANSFORMARLO EN EL SÍNODO DE LA SINODALIDAD (que prácticamente fue otra cosa, con sus más y con sus menos).
SEGURAMENTE «ALGUN FRUTO» DARÁ. PERO NO FUE PROPIAMENTE EL SÍNODO DE LOS OBISPOS, A CUYOS FINES FUE CREADO.