Fin al dichoso Sínodo: tres años pedaleando sobre cómo transformar la Iglesia desde dentro

Sínodo

La segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos finalizó este domingo en el Vaticano con la Misa de clausura final tras la publicación del documento que aboga por una Iglesia más sinodal, orientada hacia la comunión, la participación y la misión.

Sin duda, la decisión más destacada ha sido la del Papa de no emitir una exhortación postsinodal elevando el documento final del Sínodo a la categoría de tener un valor magisterial. El teólogo monseñor Riccardo Battocchio explicó que la postura del Papa está en línea con la Episcopalis communio , indicando que si el Papa lo aprueba expresamente, el documento es parte de su magisterio, no como una norma vinculante, sino como un conjunto de principios rectores.

Durante semanas de deliberaciones, los obispos y delegados de distintas partes del mundo han abordado temas clave sobre la renovación eclesial, la inclusión de los laicos y la necesidad de mejorar la transparencia dentro de la institución.

El contenido del documento final del Sínodo

El documento final subraya la importancia de un cambio de actitud hacia la sinodalidad, en el que se promueva la escucha y el discernimiento compartido en todos los niveles. Una verdadera conversión hacia una Iglesia sinodal es indispensable para responder a las necesidades actuales, se lee en el texto. Este enfoque aspira a hacer de la Iglesia un lugar de mayor acogida, donde la voz de todos los fieles, incluidos los laicos, tenga un papel relevante en la toma de decisiones.

Uno de los puntos destacados del Sínodo ha sido la necesidad de dar un mayor reconocimiento a las mujeres dentro de la Iglesia, permitiéndoles acceder a posiciones de responsabilidad en parroquias y otros organismos. Asimismo, el documento deja abierta la posibilidad de explorar el acceso de las mujeres al diaconado, una demanda que ha cobrado fuerza en diversos sectores eclesiales. Esta apertura busca responder a los dones que el Espíritu distribuye en abundancia entre los fieles, según el texto.

El punto número 60, aprobado por amplia mayoría, es el que también obtuvo más votos en contra (97 en total). «Esta Asamblea invita a dar plena implementación a todas las oportunidades ya previstas por el derecho vigente en relación con el papel de las mujeres, especialmente en los lugares donde permanecen sin implementar. No hay razones que impidan a las mujeres asumir roles de liderazgo en la Iglesia: no se podrá detener lo que viene del Espíritu Santo. También la cuestión del acceso de las mujeres al ministerio diaconal sigue abierta. Es necesario continuar el discernimiento al respecto. La Asamblea también invita a prestar mayor atención al lenguaje y a las imágenes utilizadas en la predicación, la enseñanza, la catequesis y la redacción de documentos oficiales de la Iglesia, dando mayor espacio a la aportación de mujeres santas, teólogas y místicas».

La Asamblea también ha subrayado también la urgencia de crear nuevos ministerios laicos que apoyen la misión evangelizadora en las comunidades. Con el propósito de adaptarse a las necesidades actuales, el Sínodo insta a las diócesis a reconocer y formar a laicos en roles ministeriales, tanto en la liturgia como en áreas sociales y pastorales, en respuesta a las demandas contemporáneas.

El documento final refleja una Iglesia que se ve a sí misma como un espacio abierto para el diálogo y reafirma su compromiso con el ecumenismo. Los obispos han subrayado la importancia de mantener relaciones constructivas con otras confesiones cristianas y religiones, promoviendo una cooperación orientada a la paz, la justicia y la dignidad humana.

Un aspecto crucial del documento es el llamado a incrementar la transparencia y la rendición de cuentas en la administración de los recursos de la Iglesia, especialmente en la protección de menores y personas vulnerables. En este sentido, el texto insta a fortalecer los mecanismos de supervisión y a adoptar prácticas que aseguren una gestión ética y responsable en todos los niveles de la institución.

Misa de clausura

En la mañana del domingo, el Papa Francisco presidió la Misa de clausura del Sínodo en la Basílica de San Pedro del Vaticano que fue celebrada por el cardenal Grech.

En su homilía, el Pontífice afirmó que «una Iglesia sentada que, casi sin darse cuenta, se retira de la vida y se pone a sí misma a los márgenes de la realidad, es una Iglesia que corre el riesgo de permanecer en la ceguera y acomodarse en el propio malestar. Y si nos mantenemos inmóviles en nuestra ceguera, seguiremos sin ver nuestras urgencias pastorales y tantos problemas del mundo».

Además, el Papa subrayó que «al Señor se le sigue por el camino, no se le sigue desde la cerrazón de nuestras comodidades, no se le sigue desde el laberinto de nuestras ideas, se le sigue por el camino. Y recordémoslo siempre: no caminar por nuestra propia cuenta o según los criterios del mundo, sino caminar por el camino, juntos, detrás de Él y caminar con Él».

Fin a tres años de proceso sinodal

Lo que en un principio iban a ser dos años (del 2021 al 2023) de Asamblea sinodal, acabó alargándose un año más por decisión del Papa Francisco para profundizar el algunos aspectos poco claros.

En estos tres años de Sínodo que abarcó distintas fases, no se ha conseguido involucrar para nada al Pueblo de Dios. El católico medio ha vivido al margen de esta Asamblea sinodal que no ha despertado ningún entusiasmo especialmente dentro de aquellos movimientos que más tirón tienen dentro de la Iglesia.

Todo a causa de que quienes más se han involucrado han sido personas con intenciones reivindicativas e ideológicas que desde el minuto uno han tratado de utilizar este ‘mini concilio’ para poner en el debate público eclesial temas como el diaconado femenino, o cuestiones relacionadas con el colectivo LGTB.

A priori, a pesar de que sus máximos defensores han ocupado cargos relevantes en este proceso y contaban con el apoyo de la poderosa Iglesia alemana, por el momento se vuelven con las manos vacías a casa. No obstante, no podemos olvidar que el Papa decidió crear diez grupos de estudio sobre cuestiones importantes para que el Sínodo no se convirtiera en una discusión de posturas ideológicas obre los temas más controvertidos.

El propio Francisco trató en su discurso final de tranquilizar a aquellos que esperaban ver cambios concretos dentro de la Iglesia a partir del documento final del Sínodo. En su discurso de clausura el sábado en el Aula Pablo VI, Francisco avisó que «esto no se trata del modo clásico para postergar al infinito las decisiones. Es lo que corresponde al estilo sinodal con el que también el ministerio petrino se ejercita: escuchar, convocar, discernir, decidir y evaluar. Y en estos pasos son necesarias las pausas, los silencios, la oración» por lo que no cierra la puerta a que puedan llegar novedades revolucionarias en un futuro no muy lejano.

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