A comienzos de esta semana, saltaba la noticia de que el obispo Pérez Pueyo había estado de nuevo en Roma. Le había recibido el Papa Francisco para hablar sobre asuntos de la diócesis casualmente tres días después de haber recibido en audiencia al comisario plenipotenciario que campará a sus anchas por Torreciudad en los próximos días. Mientras tanto, los del Opus Dei aguardan sin saber muy bien por donde vendrán los palos esta vez.
Pero Torreciudad no es el único lugar al que ha metido mano el obispo Pérez Pueyo. El famoso santuario construido por el Opus Dei a petición de san Josemaría Escrivá de Balaguer siempre ha funcionado con normalidad y ha sido un lugar -o como diría el Vaticano «un complejo»- de paz y refugio espiritual para las miles de personas que se acercan cada año a visitar este lugar.
Según las indagaciones realizadas por este medio, parece ser que el obispo de Barbastro tiene un ‘toc’ especial por destruir aquello que funciona correctamente y por molestar a quienes se dedican a rezar y a mantener mínimamente viva la diócesis a pesar de las trabas del obispo Pueyo quien demuestra con sus obras que la sinodalidad no va con él en el día a día.
¿Qué ha pasado con algunos monjes del monasterio de El Pueyo?
Desde el año 2009 el monasterio de El Pueyo está atendido por los monjes del Instituto del Verbo Encarnado. El superior de la comunidad es en estos momentos el P. Paolo Di Cesare. Desde hace 15 años un grupo de monjes de este Instituto Religioso, fundado en 1984 por el P. Carlos Miguel Buela en Argentina, mantiene abierto este monasterio.
Esta comunidad religiosa misionera no hizo más que crecer desde su llegada a la diócesis de Barbastro. Incluso el propio obispo, en el año 2019 les dedicó una carta por sus diez años de servicio en El Pueyo. «Desde el monasterio del Pueyo los monjes del Instituto del Verbo Encarnado, IVE , rezan a los pies de nuestra Madre para que interceda por todos los hijos del Alto Aragón Oriental. Custodian a nuestros mártires benedictinos, atienden pastoralmente el Santuario, festejan las romerías de mayo, acogen y escuchan en confesión o asesoramiento espiritual, celebran la liturgia monástica, tan cuidada y solemne, en las dos misas de los domingos o de los días de fiesta», escribía por aquel entonces el obispo Pueyo.
Pero todo cambió para Pérez Pueyo cuando el Vaticano puso el foco en este Instituto a causa de las acusaciones vertidas contra su fundador, Carlos Miguel Buela quien ya falleció. Hasta hace pocos meses, el Instituto del Verbo Encarnado tenía en el monasterio de El Pueyo un centro de formación donde se formaban los religiosos de esta realidad eclesial para ser ordenados sacerdotes. La situación actual es que aquellos que esperaban ser ordenados sacerdotes han tenido que huir de Barbastro y encontrar cobijo en otras diócesis donde también está presente el Verbo Encarnado. ¿El motivo? la negativa del obispo Pérez Pueyo a ordenarlos por ser un movimiento que está en entredicho. Y es así como lo va aireando el propio obispo por la diócesis.
Con la falta de vocaciones que tiene la diócesis de Barbastro, el obispo operario cuya vocación de sacerdote Operario Diocesano le llama a trabajar por las vocaciones, se dedica a espantar los pequeños brotes verdes que parecían aflorar en la martirial diócesis de Barbastro.
Y es que como bien hemos podido comprobar estos meses con todo el escándalo con Torreciudad, el despotismo de Pérez Pueyo llega a niveles insospechados. Además de apagar las pocas vocaciones sacerdotales que surgen en la diócesis, también condena a los fieles de Barbastro a que tengan que hacer auténticas piruetas para poder ir a Misa porque a él así se le ha antojado.
Cabreo de los fieles por quitarles las misas
Otra de las cosas que nadie entiende más allá del obispo Pérez Pueyo y su reducido círculo de colaboradores, es su obsesión por quitar misas en Barbastro. Aunque se dedique a decir en entrevistas con su jefa de prensa que la gente le para por la calle para mostrarle su cariño y afecto, la realidad es que son más los que no le pueden ni ver (y no guardan ningún tipo de relación con el Opus Dei)
Desde hace muchos años, la iglesia de los misioneros del Sagrado Corazón, vinculada a los Claretianos que mantienen y custodian el imponente museo de los mártires de Barbastro, tenía Misa de 12:00 a la que acudía mucha gente mayor del centro de la ciudad. Pero desde hace unos meses, por decisión del obispo Pueyo a través de la unidad pastoral, ha obligado a los claretianos a suprimir la Misa de 12 del mediodía dejando solo la de 9 de la mañana y 20 por la tarde.
Fuentes próximas a la parroquia señalan a este medio que se trata de una decisión impuesta por la diócesis a través de la unidad pastoral y que ha generado muchas críticas y enfados entre los feligreses más mayores que acudían a esa Misa de 12 dominical ya que las otras horas de Misa (9 de la mañana y 20 de la tarde) dificulta mucho más la asistencia a las personas mayores. Ni los claretianos ni los asiduos a Misa de 12 entienden el motivo por el que han tenido que suprimir esta Misa. Sin embargo, otras fuentes apuntan a un plan prestablecido por Pérez Pueyo de ir quitando Misas paulatinamente para que la gente se vaya acostumbrando de cara al futuro ante la escasez de vocaciones.