En junio pasado, el Vaticano decidió paralizar las ordenaciones sacerdotales en la diócesis francesa de Fréjus-Toulon, afectando particularmente a los Misioneros de la Divina Misericordia, una congregación de corte tradicionalista.
Esta decisión generó preocupación dentro de la comunidad religiosa, especialmente entre los seminaristas que aspiraban a ser ordenados. Jean-Raphaël Dubrule, Superior de la Sociedad de los Misioneros de la Divina Misericordia, expresó públicamente su preocupación, señalando que, aunque las ordenaciones de lose seminaristas diocesanos se habían retomado en la diócesis, varios seminaristas seguían vetados por Roma. El motivo, según Dubrule, era su deseo de celebrar la Misa según el Vetus Ordo, el rito anterior al Concilio Vaticano II.
En un comunicado difundido por Dubrule, se informó que uno de los seminaristas lleva más de dos años esperando su ordenación diaconal y posteriormente sacerdotal, mientras que otros cuatro seminaristas enfrentan una espera de más de un año. Dubrule subrayó que el problema no residía ya en la situación de la diócesis, donde se habían reanudado las ordenaciones, sino en la negativa de las autoridades romanas a permitir que estos sacerdotes celebren la Misa en el rito antiguo, como está previsto en los estatutos de la congregación.
El Superior explicó que, tras mantener conversaciones con las autoridades romanas, encabezadas por el obispo Mons. Touvet, la situación seguía bloqueada, ya que «las autoridades romanas no son partidarias de permitir la celebración en el rito antiguo«. Esto implica que, si los seminaristas fueran ordenados, no podrían ejercer su ministerio dentro de la comunidad de acuerdo con sus estatutos, lo que plantea un desafío para la congregación, profundamente vinculada a la tradición litúrgica anterior al Concilio Vaticano II.
Dubrule finalizó su comunicado solicitando oraciones intensas mientras continuaban las conversaciones con el Vaticano, advirtiendo que si la situación no se resolvía, podría interpretarse como un intento de Roma por ahogar los movimientos tradicionalistas, ya sea impidiendo la ordenación de nuevos sacerdotes o forzando a las congregaciones a modificar sus estatutos, diluyendo así su carisma.
Luz verde del Vaticano
Ahora, tras años de espera la diócesis de Fréjus-Toulon emitió esta semana un comunicado, firmado por el obispo coadjutor François Touvet, anunciando que finalmente se había desbloqueado la situación. El prelado informó con satisfacción que las ordenaciones de seis seminaristas de la Sociedad de los Misioneros de la Divina Misericordia se llevarán a cabo el 1 de diciembre en la Colegiata de Saint-Martin, en Lorgues.
El obispo destacó que este logro fue el resultado de un diálogo pacífico y confiado con el Dicasterio para el Culto Divino y el Superior de la comunidad. En su comunicado, explicó que, si bien los estatutos de la congregación prevén el uso de los libros litúrgicos anteriores al Concilio Vaticano II, el uso del misal antiguo requiere una concesión especial que sólo puede ser otorgada por la Santa Sede a los sacerdotes recién ordenados. Las conversaciones con el dicasterio finalmente llevaron a un resultado favorable, lo que permitirá que los seminaristas sean ordenados.
El obispo también expresó su compromiso con la unidad en la diócesis, señalando la importancia de respetar las diferentes sensibilidades dentro de la comunidad diocesana, siempre en fidelidad a la Iglesia. En su mensaje, subrayó que los Misioneros de la Divina Misericordia reconocen la validez del misal actual y han buscado desde su fundación una integración real en la vida diocesana bajo la autoridad del obispo.
Finalmente, el prelado hizo un llamado a la oración para que la liturgia sea un espacio de comunión y no de combate, promoviendo así la unidad dentro de la Iglesia.
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Sin embargo, hay que permanecer vigilantes, cuidado con las artimañas del Vaticano. Hablar así no es correcto, lo sé, sin embargo…
Oraciones intensas siempre se quedan imprescindibles.
No entendí. Osea que no pueden celebrar la Misa de siempre sino solo novus ordo?
Gloria a Dios por los nuevos sacerdotes.