En un momento en el que Estados Unidos se encuentra al borde de unas elecciones cruciales, el cardenal Raymond Leo Burke ha emitido un importante llamamiento a los fieles católicos estadounidenses para que ejerzan su derecho al voto con plena conciencia de la ley moral.
En su reflexión, publicada el 22 de octubre, día de la festividad de San Juan Pablo II, el cardenal alerta sobre las graves implicaciones morales de las agendas políticas actuales.
Burke, conocido por su firme defensa de la vida, la familia y la libertad religiosa, comienza su mensaje subrayando la difícil situación política en la que se encuentran los católicos. «Nos enfrentamos a una situación en la que ambos partidos políticos principales promueven agendas que son flagrantemente contrarias a los principios más fundamentales de la ley moral«, explica el prelado, refiriéndose a políticas que atacan la dignidad de la vida humana, el matrimonio y el libre ejercicio de la religión.
El cardenal insta a los católicos a abordar esta encrucijada electoral con oración y ayuno, pidiendo la conversión del país. «Oremos y ayunemos por nuestra nación, para que vuelva a servir al bien de todos sus ciudadanos, especialmente de aquellos que están amenazados por la actual agenda anti-vida, anti-familia y anti-religión», exhorta Burke.
Asimismo, el cardenal advierte que ningún candidato debe interpretar un voto a su favor como una aprobación de todas las políticas que pueda representar. «Ningún candidato a un cargo público debe confundir un voto a su favor como un apoyo a las políticas y programas de estas nefastas agendas», subraya, llamando a los fieles a examinar detalladamente las propuestas de los aspirantes a cargos públicos.
Para Burke, los católicos deben ser claros y firmes en su oposición a las agendas que dañan el bien común. Además, insta a analizar si un candidato, aunque promueva políticas moralmente objetables, puede al menos limitar el mal. «Si un candidato al menos limitará el mal, debemos apoyar esa limitación, mientras insistimos en la necesidad de erradicar el mal por completo», añade.
A pesar de la compleja situación política, el cardenal Burke afirma que no votar no es una opción válida si existe una mínima esperanza de cambio. «Si existe aunque sea el más pequeño rayo de esperanza de lograr algún cambio, no es correcto que no respondamos a esa esperanza», concluye el cardenal, haciendo un llamado a la responsabilidad cívica de los católicos en este momento crucial para la nación.
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El cardenal Burke lo ha expresado muy bien, y dada la situación, por el criterio del mal menor, la buena opción del voto católico es votar a Trump.
Los católicos no debemos guiarnos por criterios del mal menor, si no buscar siempre el bien mayor. Cualquiera que vota a cualquiera de los dos candidatos que van a seguir permitiendo el geno cidio de bebés en mayor o menor medida está negando las leyes de Dios, y acostándose con el mundo. Pero si los católicos estadounidenses se niegan en masa a participar en un sistema que promueve el as esinato de los más vulnerables, entonces tal vez empezaría el verdadero cambio hacia Dios.
«Los católicos no debemos guiarnos por criterios del mal menor, si no buscar siempre el bien mayor»
Eso porque lo dice usted, claro. Sin embargo, cuando en la elección ni siquiera hay un bien a elegir (ni mayor, ni menor, ni mediopensionista), sino dos males, es obligatorio moralmente elegir el mal menor. San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia y considerado el mayor de los moralistas, dice en su Suma de Teología Moral (pág. 353):
«Es lícito persuadir a uno que haga un mal menor si ya está determinado a cometer un mal mayor. Y la razón es que, quien tal aconseja no pretende un mal sino un bien, es decir, que se elija un mal menor».
Ligorio da casos de males no sólo cuantitativamente menores, sino también cualitativamente. Por ejemplo: a quien está decidido a matar es lícito persuadirle para que en vez de eso cometa un robo o una fornicación -o robar a un rico antes que a un pobre-.
La dejación, pues, es pecado de omisión.
El mal menor y el bien mayor no dejan de ser opiniones subjetivas.
Que tu mano derecha se santigüe (como mucho) y no sepa lo que vota tu izquierda.
Usted vote a quien le dé la gana. Total: el billete de ida al infierno ya lo tiene comprobado hace tiempo y no precisamente por votar a quien aprueba sus vicios sexuales. Así que puede dejar de repetir esa frase tan idiota que a usted le parece una «genialidad».
Me parece que conoce poco el sistema, para pensar que si ningún católico votara tal vez empezaría el verdadero cambio… Precisamente el sistema está ocupado, en estos momentos, en eliminar toda discrepancia y toda disidencia, como para defender que no se vote, sería un victoria para ellos.
Antes o después el supuesto mal menor se convierte en el mal mayor. En este caso el mal mayor siempre es el sistema democrático que carece de valores morales inmutables, y todo puede ser sometido a la soberanía popular. Si se votan leyes inmorales y el parlamento vota su aprobación, se está votando contra la Ley de Dios. En el momento en que la soberanía de Dios se sustituyó en la revolución liberal por la soberanía del hombre y de la diosa razón, el maligno pasó a gobernar el mundo. Es la segunda parte de aquella frase del Génesis, seréis como dioses. La iglesia modernista es colaboradora necesaria de este sistema diabólico, aprobado en el concilio que erradicó a Cristo de su reinado social. Cuando en España la iglesia renunció a la confesionalidad católica de las leyes, vigente desde Recaredo, siglo VI, la iglesia condenó a nuestra patria a la condenación eterna. Carlismo Rebelde
«Cuando en España la iglesia renunció a la confesionalidad católica de las leyes…»
¿Pero qué está usted diciendo? Eso no lo eligió ninguna Iglesia: lo impusieron los «padres» de la Constitución, a quienes les importaba un cuerno si a la Iglesia le parecía bien o mal.
No hay ni un solo politico en el mundo, que se ajuste al 100% a la Doctrina Catòlica. Pero esto no puede llevarnos a no votar a nadie.
Del programa anti cristiano de Kamala al programa de Trump hay una distancia enorme.
Hay que recordar que gracias a Trump, algunos estados es ilegal abortar.
Por favor no uséis el lenguaje como el actual Papa, él es argentino, nosotros españoles. En España no se dice «un llamado», se dice «una llamada».
Gracias.
El único voto posible es a Trump. La otra opción es demoníaca.
El Cardenal Burke un grande de la Iglesia, verdadero sucesor de los apóstoles.
Abrazos para todos, y por favor, usad el español de España.
Gracias.
Palabras muy razonables del Sr. cardenal Burke, que da por sentado que tiene a personas inteligentes por interlocutores y destinatarios y en la misma línea que las del papa Francisco se hace algunos días cuando se le preguntó por el tema. Contrastan enormemente con el discurso delirante del Sr. Vigano que esta misma web reproduce también hoy.
Burke habla de EEUU, podría decir lo mismo de cualquier país del mundo.
Incluso podría decir lo mismo del mini Estado del Vaticano y sería también verdad: «La situación actual del Vaticano es moralmente repugnante».