La reciente columna de opinión del arzobispo de Lima, Carlos Castillo Matasoglio, publicada en El País, resulta escandalosa, aunque no sorprendente, al reescribir la historia y emitir juicios de conciencia impensables en un pastor católico.
No dedicaré este espacio, que considero valioso, a refutar cada una de las falsedades, imprecisiones y especulaciones ideológicas de su escrito. Sin embargo, deseo aclarar algunos puntos fundamentales:
- Cronología errónea: El recuento histórico de Castillo es, simplemente, falso. Ni siquiera las fechas mencionadas corresponden a la mínima realidad histórica. Dejo las aclaraciones detalladas a los historiadores, especialmente aquellos especializados en la historia contemporánea de la Iglesia en el Perú. Desde sus años como sacerdote, Castillo ha sido conocido por su simplismo, falta de rigor y pereza intelectual. Este artículo no es más que otro eslabón en la cadena de desatinos por los que es famoso, como sus afirmaciones de que «nadie se convierte frente al Sagrario«, su aberración lingüística de decir «jóvenes y jóvenas» en un fallido intento de inclusión, su declaración de que Jesucristo “murió como laico” y “sin hacer ningún sacrificio”; o su propuesta de que los laicos se encarguen de las parroquias para que los sacerdotes puedan dedicarse «a estudiar».
- Reescritura de la Teología de la Liberación: Particularmente grave es la reinterpretación que Castillo hace de la Teología de la Liberación, un movimiento que, tanto ideológica como pastoralmente, ha sido la plaga más destructiva que ha afectado a la Iglesia en América Latina. Durante tres décadas, este movimiento arrasó con comunidades religiosas, acabó con vocaciones y contaminó la vida pastoral de la Iglesia, todo ello en nombre de los «pobres», a quienes nunca sirvió. La teología de Castillo y Gustavo Gutiérrez ha sido siempre marcadamente marxista. Basta con leer Teología de la Liberación, Perspectivas, donde Gutiérrez escribe que «la lucha de clases es un hecho y la neutralidad en esa materia es imposible», y que «a los ricos se los ama combatiéndolos». ¿Evangelio? No. ¿Marxismo? Absolutamente. Si América Latina ha dejado de ser el «Continente de la Esperanza» —como lo llamaba San Pablo VI— y ahora depende cada vez más de vocaciones extranjeras y asistencia del Viejo Mundo, es en gran parte por culpa de la Teología de la Liberación.
3. Canonización de Gustavo Gutiérrez: La exaltación de Gutiérrez en vida es otra muestra de la manipulación histórica. Lejos de ser un «pobre oprimido», en los años ochenta y noventa Gutiérrez fue uno de los clérigos más influyentes en el Perú. Los que lo conocimos recordamos su falta de escrúpulos para alcanzar sus objetivos políticos e ideológicos. Era claramente un astuto activista político, rara vez visto celebrando Misa. Algunos ejemplos: al crear su editorial con fondos europeos, la llamó astutamente «Centro de Estudios y Publicaciones«, para que sus siglas, CEP, se confundieran con las de la Conferencia Episcopal Peruana, hasta entonces la única “CEP” en la Iglesia en el Perú. Durante la visita del Papa Juan Pablo II a Lima en 1988, Gutiérrez fue detenido por voluntarios laicos -uno de ellos miembro del Sodalicio- intentar acceder a la Misa de clausura con una credencial falsa, buscando una oportunidad fotográfica con el Papa Juan Pablo para aparentar comunión con quien había calificado como “polaco de mie..” durante el histórico primer viaje de Wojtyla a Puebla (México) en 1979. Más tarde, en 1992, intentó infiltrarse en la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo haciendo que el Cardenal brasileño Aloysio Lorscheider lo pidiera como “asesor teológico». La maniobra fue prevenida por el Cardenal Augusto Vargas Alzamora, que no cayó en la treta.
Estas historias las conozco de primera mano, atestiguada durante las décadas de periodista católico, o por mi amistad con el Cardenal Augusto Vargas Alzamora, a quien Gutiérrez hizo sufrir enormemente. Me honra haber sido amigo cercano del recordado Vargas Alzamora y haber estado presente, por invitación suya, en la recepción del palio arzobispal y en su creación cardenalicia en Roma, eventos donde no vi ni a Gustavo Gutiérrez ni al entonces sacerdote Carlos Castillo. De hecho, en el artículo en El País, Castillo se presenta como “protagonista” en aquellos años complejos de la vida de la Iglesia en el Perú. Nunca lo fue.
- Juicios simplistas y prejuicios ideológicos: Lo que escandaliza en el escrito de Castillo es el juicio temerario y simplista con el que condena a una comunidad de vida consagrada y a los numerosos católicos cercanos a ella. Estos fieles también forman parte de la grey que él debe cuidar como sucesor de los apóstoles. Esta insensibilidad pastoral ha sido una constante en su ministerio: Lima fue la última arquidiócesis en América Latina en reabrir el culto público tras la pandemia, a pesar de las súplicas de los fieles. Su desprecio por las devociones populares, como las procesiones del Corpus Christi y del Señor de los Milagros, es conocido; su práctica de negar la Eucaristía a quienes no la reciben exclusivamente en la mano, así como su decisión de dejar sin asignaciones pastorales a sacerdotes cercanos a su predecesor, el Cardenal Juan Luis Cipriani, a pesar de la gran necesidad de clero en la arquidiócesis.
No sorprende que Castillo sea probablemente el primer arzobispo en la histórica sede de Santo Toribio de Mogrovejo que ha enfrentado protestas de fieles exigiendo atención pastoral delante de su residencia o abucheos durante homilías en Misas públicas, algo nunca visto con sus predecesores.
El prejuicio de Castillo contra el Sodalicio no es reciente, ni se debe a los escándalos. Durante una reunión que tuve con él en mis años de responsable de la Coordinadora Universitaria en la década de los noventas, cuando él era capellán en la Universidad Católica, mostró una actitud hostil a lo largo de todo el encuentro y finalmente me dijo -de la nada- que “eclesiología del Sodalicio es herética», y lamentó no poder hacer nada al respecto “porque no soy el arzobispo”. Hoy entiendo lo que quería decir.
La satanización de una comunidad entera, incluyendo a las decenas de miles de personas vinculadas a ella, es consistente con su ideología. Pero sigue siendo escandalosa, porque, mal que bien, Castillo es un sucesor de los apóstoles.
Independientemente de lo desconcertante que es leer a un sucesor de los apóstoles hacer una interpretación puramente política, ideológica y de “lucha de clases” de la historia, sin residuo alguno de espiritualidad o pastoral, la honestidad intelectual debería llevarlo a algunas preguntas que no se hace: Si el Sodalicio ha sido solo un «experimento ideológico», ¿cómo explicar las numerosas vocaciones, sacerdotes, comunidades, familias y jóvenes que han sido tocados por sus iniciativas apostólicas? ¿Por qué es Castillo el único obispo donde el Sodalicio está presente que aboga activamente por su disolución?
Como miembro del Sodalicio —aunque recientemente expulsado por decisión vaticana— estoy convencido de la autenticidad de su carisma, misión y posibilidad de reforma. Pero la decisión respecto a este tema corresponde a la autoridad suprema de la Iglesia.
Castillo tal vez sepa algo que yo no sé respecto del futuro de la comunidad. Lo que sé es que lo expresado en el artículo amargo y carente de rigor es simplemente la opinión de quien El País señala con no intencionada transparencia cuando se refiere al autor: simplemente Carlos Castillo Matasoglio, sin títulos y de cuerpo entero.
Alejandro Bermúdez fue Director de ACI Prensa y es fundador de Catholic New Agency
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Aparte de lo que haya sido el Sodalicio ése (que lo ponen como si fuera este mundo y el otro, y desde luego aquí en España nadie tiene ni pajolera idea de lo que es), es que al leninista Castillo no hay que darle ninguna bola, y no digamos pontificando en ‘Lo País’. A pastar, Matasuegras.
Por cierto, vaya poder de convocatoria tiene la putrefacta corte de Bergoglio: lleva el artículo del Castillo ese publicado en la web de ‘Lo País’ desde el día 19, y sólo tiene tres tristes comentarios…
O, tempora. o, mores
El arzobispo de Lima y futuro cardenal publica en El País. Y un miembro expulsado del Sodalicio publica en una revista religiosa.
Es sabido el odio de Salinas y Escardó hacia el Sodalicio, abusando de sus amistades en los medios de comunicación, que cada cierto tiempo les hacían el favor de publicar sus intrigas. Más de 20 años cocinando esa venganza, con un papa que tira hacia la siniestra, aunque han debido esperar más de 10 años para ver materializada su venganza.
Salinas era miembro consagrado sodálite hasta el 87-88. Conoció bien a «Alex». Salinas tuvo por director espiritual, abusador sexual, a un exsodálite que se marchó con el conocimiento de algunas autoridades del entonces que le dejaron ir sin denunciar. A Salinas y a otros, miembros del Sodalicio leían las correspondencias. En cierto momento, las cartas de uno al otro cesaron y ambos no entendían qué pasaba. El papá de Pedro contrajo cáncer. Pedro se dio cuenta de la interceptación de las misivas y, ya fuera de comunidad, logró acompañar su papá durante 1 año hasta que se murió. La pelea vino después porque todavía hubo alguna relación. Además, el fundador para impresionar un vocacionado, puso una vela debajo del brazo de Pedro y le ordenó no moverse. Pedro se quemó y mostró su «obediencia». Por obediencia, a Escardó le mandó un exsodálite presionar el cuello contra una lámina ciega de una cuchilla suiza. El detalle es que era un test ya que Escardó no sabía que estaba ciega.
(Parte I) Complejo comentar porque se tratan de dos artículos. Ambos son polarizados y contienen una visión de Iglesia que no es solo eclesiológica, sino teológica y política. Y es que precisamente así arrancó todo en los 50´s y 60´s. Poco interesa quien era protagonista y quien no. Si «Alex» se remitió a la hostilidad de Castillo en los 90´s hacia él, por qué tuvo en cuenta la «invasión» de dos hombres de negro en el 68 que cita el cardenal? Y entre los 60´s y 90´s, mucha agua corrió debajo del puente. Bermúdez cita al «polaco de m» del padre Gutiérrez en tiempos de Puebla, pero no menciona que el episodio del intento de foto con JPII fue en el 88. El Vaticano había escrito dos documentos sobre la TL; Boff fue suspendido y GG, no. Y que conste que no estoy defiendo la TL y a GG. Es más… el voluntario «sodálite» que impidió la foto hoy es exsodálite (ups, se le escapó). La versión de GG es que tenía credencial y que se metieron de forma truculenta.
(Parte II) Es verdad que el SCV ha sido historicamente muy combativo hacia la TL. Y es igualmente verdad que en casi 53 de existencia, la teología de la reconciliación (TR), casi no ha salido del papel. Ratzinger tenía esperanzas en este desarrollo que nunca vino y con la muerte de Germán Doig y el alejamiento de Figari de las cabezas en 2010, poco o nada produjeron sobre TR. Es verdad que el SCV sabía más de marxismo porque en sus inicios, la Falange española era admirada por el fundador. El combate contra los comunas venía de los 30´s. Y cuando hubo el intento marxista liberacionista en LA, los sodálites eran vanguardia juntos con otros cuantos más hacia fines de los 70´s. Cualquiera que sabe algo de TL, sabe que arrancó demasiado radical llena de postulados eclesiológicos inaceptables. Y los liberacionistas detestaban los «fachos», los conservadores aliados a élites. Les parecía inaceptable, igualmente, una Iglesia tan cercana al poder. Polarizados!
(Parte III). Y, si polarizados, en Puebla, teníamos al «polaco de m…» (de Gutiérrez) que había sufrido en manos del comunismo pero que representaba, en la visión liberacionista, a la Iglesia imperial, poderosa. Mientras tanto, GG se preguntaba cómo hablar de Dios a un pueblo que ni de comer tenía. Además de legítima, es una pregunta con eco en la carta de Santiago: primero dé de comer, después, predica. GG se equivocó al pensar que la herramienta marxista venida del ateísmo podía sintetizarse con la fe católica y apoyar a los pobres. Se engañó además al no entender que el Papa Karol conocía de primera mano en qué resultaba el socialismo soviético. Ahora, vamos a desmontar un argumento de Alex. Palabras más, palabras menos, está llamando al padre GG de izquierda caviar. Lo curioso es que los sodálites siempre se opusieron a curas obreros o curas villeros porque cura debe cuidar apenas de los sacramentos. Interesante Alex exigir algo del p. GG que los curas sodálites nunca hicieron.
(Parte IV) Aún sobre los pobres. No sé qué hizo concretamente el padre GG por los pobres, además de ser su «ideólogo». Lo que sí sé es que lo que los sodálites hicieron por los pobres. Y puedo afirmar algunas cosas. a) La familia sodálite, la cual contempla el MVC, el SCV, las Siervas y Fraternas, sí tiene varios proyectos sociales. Históricamente hablando, dichos proyectos tenían dos ángulos: una ayuda asistencialista de distribuir cosas y chao; un ángulo vocacional muy marcado en el cual se llevaba a los apostolados a pasar un rato con los pobres y se cuestionaren vocacionalmente. En ambos lados, en el pasado, dichos proyectos instrumentalizaban los pobres. Por supuesto, que los liberacionistas iba a hacer mofa de un apostolado de este género. Luego hubo una maturidad y empezaron a hacer sus centros solidarios y proyectos más integrales centrados en la persona del pobre. Y aquí una perlita. Quien lideraba estas cosas? Muy pocos sodálites. Eso era para otros. Era de segundo plano.
(Parte V) Hablar de los pobres, dentro de comunidad, fue durante mucho tiempo, hablar de un asunto importante, pero no tan importante como para pensar teológicamente o para personas llamadas a ser líderes, protagonistas, élite en la Iglesia, milicia de María, «mitad monges, mitad soldados» (expresión que el fundador sacó de Primo de Rivera) y, después eliminó de los registros. Los sodálites tienen tres pilares apostólicos (evangelización de la cultura, de la juventud y de los más necesitados). Más necesitados NO es y nunca fue idéntico a pobres. Que conste. Y como eran medio soldados, ya imaginarán que el primer pilar era el más importante (en mi opinión) y el segundo como condición de tener gente para cambiar el mundo. Durante mucho tiempo, el apostolado vocacional fue muy «agresivo» en el sentido de asediar y cercar por todos los lados. Y debo decir que sodálites no hacen compromisos de pobreza, sino de comunicación de bienes. Pueden tener «sus» bienes.
(Parte VI) Que refute, Alejandro. Si no hay votos de pobreza y cada sodálite puede tener carros y varias cosas en su nombre, que diga si no ha visto DENTRO de la propia comunidad y por décadas una desigualdad entre los miembros. Y siempre en son de que: está mal y es algo que tenemos que cambiar. Pero, del mismo modo que critica el caviarismo del p. GG., debía empezar por la trave del propio ojo. Mientras unos tenían carros, celulares de última generación, ordenadoras, otros no tenían dinero para tener un zapato digno de ser usado en las Misas oficiales. Unos vivían comiendo y bebiendo (digo, haciendo apostolado) en lugares «fichos» de Lima o mundo afuera y otros sodálites comiendo pastas la semana entera. Así es, Alex…. rápido para disparar. Y para variar fue lo que hizo en el texto al arrancar diciendo que el cardenal es simplista, perozoso y de poca talla intelectual. Hasta hoy, Bermúdez no se da cuenta de que no escribe descalificando y pensando describir. Se rebate argumentos.
El sodalicio será disuelto y asi se extinguirá para no tener de quien hablar.
(Parte VII) No estoy de acuerdo con la visión sodálite y de otros grupos en la Iglesia sobre la TL ser «la» causa de la evangelización en LA. Quizás sea un fuerte catalizador de la corriente secularizadora de los últimos siglos. La TL tenía una impronta muy horizontal y poco teológica; ahora, se intenta teologizarla más sin dejar de lado su lado político horizontal. El Sodalicio, por otro lado, también nació político en los 70´s y fue teologizándose. Diferentes, pero el mismo fenómeno. Y del mismo modo que hubo caviarismo de un lado; hubo del otro. Dónde reside una diferencia marcante? En el hecho de que durante, por lo menos, 4 décadas, el SCV se preocupó con negocios, con abogados caros, con contactos políticos, con impregnarse en la élite social en donde quiera que vayan. La misma lógica de los Legionarios (evangelizar a los líderes y la cima). En la práctica, ni siempre era para tal.
Creo que el secularismo tiene una potencia enorme y más grande que SCV, TL y qué sé yo.
(Parte VIII) Alejandro tiene razón al criticar la satanización de la familia espiritual y de la comunidad entera de consagrados. Satanizar, jamás estará bien. Infelizmente, Alejandro es muy poco conciente de una realidad. Si uno entra en comunidad, pasa décadas adentro oyendo y viviendo en un ambiente que tenía SÍ muchas características sectarias, cómo cree que toda esta gente no tiene un pensamiento de «colmena». No me gusta usar el «lavado de cerebro» o cosas del tipo, pero uno que vive y convive con ellos, sabe que en su momento, tenían reglas para vestir, para poner la mesa, para comer, jargones comúnes, literatura común básica y tantas cosas (ejemplos hay los que quieran). Uno sabe que este ambiente homogeinizador, deja a las personas parecidas. En fin… creo que varias críticas de Alejandro al cardenal son muy pertinentes. El jesuíta es progre es muchos sentidos (el inclusivismo, entre otros). Lo que lamento siempre es: cuando arranca la pelea, dónde quedan las víctimas reales?
(Parte IX y final). Alejandro defiende el SCV y en sus podcasts dice defender al pontificado pero no necesariamente a los Papas y, por lo tanto, tejió algunas críticas al Papa actual. No sé si falla la memoria, pero hasta Benedicto, el SCV hacía críticas internas a los Papas, pero jamás hacia fuera. Y no era por virtud, sino por estar bien con el Papa reinante. Dentro de comunidad, había sodálites que no hablaban muy diferente del «polaco de m» del p. GG. Y no había defensa del pontificado. Esto es reciente. La cosa era así: hablaste mal de un Papa? Te caigo como un perro rabioso. Pero, con Francisco, la cosa cambió y no les quito la razón ya que este Papa es bastante problemático.
Sea como fuere, Alejandro dice que la Iglesia tiene la última palabra. En serio? Si fue expulsado, ya no es un sodálite. Es um miembro bautizado de la familia SCV. Y, por ende, su reflexión de ser sodálite para siempre va en contra al «Roma locuta». Él va a esperar la muerte de Francisco. Fue lo que dijo.
Gracias por tus comentarios, Rodrigo.
Toda esa entusiasta defensa del tal Sodalicio no alcanza a ocultar la verdadera condición de esa institución, muy bien representada por el señor Figari. 1. Vida depravada del fundador. 2. Utilización de lo religioso para fines económicos y de poder político. Suficientes motivos para la disolución del tal Sodalicio.
Artículo tendencioso y desesperado, de alguien cuyo movimiento no necesita ser desacreditado por nadie. Sus mismos integrantes se encargan de hacerlo.