La archidiócesis de Los Ángeles ha alcanzado un acuerdo histórico por el cual se compromete a pagar la friolera de 880 millones de dólares como compensación a cientos de víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros del clero.
Este acuerdo es uno de los más grandes de este tipo en los Estados Unidos y se deriva de varios años de litigios por parte de las víctimas, quienes denunciaron agresiones sexuales cometidas por sacerdotes y otros miembros de la Iglesia católica.
Este acuerdo cubre las demandas de más de 700 personas, muchas de las cuales fueron víctimas cuando eran menores de edad. Los abusos denunciados ocurrieron principalmente entre las décadas de 1960 y 1990, aunque algunos casos se remontan incluso a periodos anteriores. Las víctimas han alegado que la Iglesia no solo falló en protegerlas, sino que además encubrió los crímenes, permitiendo que los abusadores continuaran en sus cargos, lo que prolongó el sufrimiento de muchas de ellas.
El pago, que se distribuirá entre las víctimas, no solo busca compensar los daños sufridos, sino también cerrar una de las etapas más oscuras de la Iglesia en Los Ángeles. Desde la publicación de los primeros informes sobre estos casos, la archidiócesis ha estado bajo una intensa presión para asumir responsabilidades y poner fin a estos litigios, que han afectado gravemente su imagen y su credibilidad.
El arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, expresó en un comunicado que la Iglesia lamenta profundamente los hechos ocurridos y reafirmó el compromiso de la archidiócesis para garantizar la protección de los menores y personas vulnerables. “Lamentamos sinceramente el daño infligido a los supervivientes y continuamos ofreciendo nuestra oración y apoyo”, declaró Gómez.
El arzobispo de Los Ángeles ha señalado que para afrontar estos pagos utilizaran los fondos de reservas, inversiones y préstamos, junto con otros activos de la archidiócesis además de los pagos que realizarán las órdenes religiosas y otras personas nombradas en el litigio”.
Este acuerdo se suma a los anteriores compromisos financieros alcanzados por otras diócesis en los Estados Unidos en respuesta a las denuncias de abusos sexuales. En 2007, la misma archidiócesis de Los Ángeles ya había acordado pagar 660 millones de dólares en un caso similar, lo que marcó un precedente importante en la lucha de las víctimas por obtener justicia.
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Ya no sé cuántos «acuerdos históricos» se han firmado para que la Esposa de Cristo paga indemnizaciones multimillonarias por los supuestos «abusos» de unas cuantas personas que no tienen nada que ver con Ella. Sr, Gómez, no haga el juego a Bergolio y su gentuza. Que no arruinen a la Iglesia y no se salgan con la suya.
Me parece una barbaridad. Las indemnizaciones que las pague quien cometio el delito, y no los fieles.
Con esta forma de proceder la Iglesia asume indebidamente el delito unas manzanas podridas. Que cada uno sea responsable de sus actos, me parece absurdo que la iglesia como institucion sustituya la responsabilidad personal de unos pocos.
Monseñor Gómez. Llame al Arzobispo por el título que le corresponde por la responsabilidad por la plenitud de su Sacerdocio. Desgraciadamente se permitió que muchos lobos anduviesen entre las ovejas, robándolas y matándolas. Dios, por intercesión de su Santísima Madre, la Virgen María y de San José, tenga piedad de nosotros!
Ahí va el dinero del cestillo
Unos cuantos curas de repugnante comportamiento y lo pagan los fieles
¿Cómo no van a salir «abusados» como setas, si en acuerdos prejudiciales deciden pagarles una fortuna para no ir a juicio? ¿Esa es la forma de «limpiar» la imagen de la Iglesia y evitar el escándalo, reconocer algo que ni siquiera se ha demostrado en sede judicial? ¡Y encima pagado con el dinero de todos los feligreses!
Es una nueva forma de desamortización.
Aun pensando en los casos reales (que creo serán los menos): no es humano ni justo ni lógico que a una persona de 50 años de repente la sociedad la cubra de millones para «compensarla» de lo que sufrió cuando tenía 10. Ese daño de 40 años atrás, o bien lo ha superado en su momento, o si no, el recibir una millonada tampoco la va a sanar. Es absurdo (aparte ya del efecto llamada, ¿quién no se apunta?)