Cardenal Eijk: «Las parroquias donde se proclama bien la fe y se celebra la liturgia con dignidad, están llenas»

por redaccioninfovaticana | 16 octubre, 2024

El cardenal holandés, Willem Jacobus Eijk, ha concedido una entrevista al portal Communio.

En la primera parte de la entrevista, el purpurado de Países Bajos narra cómo la rápida secularización durante los años 1965 y 1975 arrasó con la práctica religiosa en este país situado al norte de Europa. «La iglesia estaba llena de niños y jóvenes. En aquel entonces todavía existían estas grandes familias católicas; En nuestra calle vivía una familia con diecisiete hijos. Pero después de 1965 las cosas cambiaron muy rápidamente. Entre 1965 y 1975 el número de feligreses se redujo a la mitad. En Ámsterdam y sus alrededores se podía comprobar a simple vista que cada domingo iba menos gente a la iglesia», explica el cardenal.

El cardenal denuncia que la secularización ha provocado que las personas se aíslen y viva de forma más individualista. «Los individuos se sitúan a sí mismos en el centro y se convierten, por así decirlo, en su propio Papa», expone Eijk.

Leve repunte de la participación en los sacramentos

Frente a esta situación, el arzobispo de Utrecht no se desanima y asegura que hay muchas parroquias con numerosos grupos de confirmación y de cursos prematrimoniales en donde hablan «sobre la teología del cuerpo y las enseñanzas de la Iglesia sobre la anticoncepción y el control natural de la natalidad. Los participantes, en su mayoría jóvenes, reaccionan positivamente a esto, sobre todo porque ahora sabemos más sobre las desventajas de la píldora anticonceptiva«.

Además, el cardenal Eijk confiesa que en todas las parroquias cada vez son más los jóvenes que piden el bautismo o la confirmación. «No son cifras enormes, pero es una señal positiva. Algo está en juego. Esta generación no tiene criterios para diferenciar entre el bien y el mal. No tiene un punto fijo en la vida y no sabe cuál es su propósito. Pero estas preguntas surgen de forma natural», añade el cardenal holandés.

Su posición frente al Sínodo

Sobre el Sínodo, el cardenal subraya que en su diócesis lo que primó fueron las conversaciones de oración y «no discusiones polémicas. La gente, jóvenes y mayores, enfatizaron que necesitamos buenas celebraciones litúrgicas y catequesis».

Por otra parte, no ha dudado en hacer hincapié en que «debemos seguir un camino común y no desviarnos de la Iglesia universal. El Papa lo enfatizó en su “Carta al Pueblo de Dios peregrino en Alemania” de 2019. Cuando se pierde la unidad en la proclamación, la Iglesia pierde su credibilidad. En los Países Bajos hemos tenido muy malas experiencias en materia de creación de ambigüedad y confusión durante los últimos 50 años. La gente tenía la impresión de que la propia Iglesia no lo sabía realmente».

«Las votaciones en la reunión del año pasado ya mostraron que la mayoría de los participantes no estaban nada entusiasmados con temas como el género o la ordenación de mujeres«, remarca el cardenal Eijk.

En la entrevista, hay un momento en el que el periodista le pregunta a Eijk por su opinión sobre que en Alemania se diga que la Iglesia sólo podrá recuperar a la gente una vez que se haya superado el «atraso en las reformas».

La respuesta del cardenal Eijk es clara y contundente y pide mirar a su país para que no cometan el mismo error. «Aquellos que causan confusión alejan a la gente de la Iglesia. De esta manera no traerás a nadie de vuelta. Quiero decir a los obispos de otros países: no cometáis este error, no cometáis nuestro error«, añade. En ese sentido, no duda en señalar que «en las parroquias donde se proclama bien la fe y se celebra la liturgia con dignidad, las iglesias están llenas. Se trata de poner a Cristo en el centro. A medida que las personas descubran a Cristo y comprendan mejor las Escrituras, comprenderán mejor las enseñanzas de la Iglesia».

La sociedad sin Dios

Por otro lado, el cardenal Eijk denuncia que existen «intentos de ampliar la investigación sobre embriones y cambiar la legislación para permitir que los niños de 16 años determinen por sí mismos su género en sus pasaportes». El cardenal holandés señala directamente como impulsores de esto a las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud.

«Por ejemplo, en la escuela primaria se introducen programas sobre educación sexual y roles de género. Estos cambios sociales tienen profundas consecuencias. El creciente individualismo conduce a la soledad, especialmente entre las personas mayores. Muchos jóvenes también se sienten desorientados y tienen problemas psicológicos, que muchas veces se deben a la falta de valores. El experimento social de establecer un orden ético sin Dios terminará en quiebra a largo plazo», concluye.

El arzobispo de Utrech también achaca a este rodillo secularizador la legalización del aborto o el aumento escandaloso del número de eutanasias en su país.