La Compañía de Jesús ha reconocido públicamente los abusos cometidos por un sacerdote jesuita en Madrid, a través de una carta dirigida a los miembros de un grupo espiritual. En la misiva, piden perdón y confirman que el religioso fue apartado, aunque no se le informaron los detalles específicos de las acusaciones.
Los miembros de “El Grupo”, una comunidad espiritual de la Compañía de Jesús en Madrid, recibieron el pasado lunes una carta que confirmaba lo que hasta ahora eran rumores: el sacerdote J. M., que había trabajado en dicha comunidad, fue denunciado por abuso mientras ejercía como religioso. El sacerdote había tenido contacto regular con niños, jóvenes y adultos, acompañándolos en retiros y actividades espirituales.
En la carta, a la que ha tenido acceso ElDiario.es, se detalla que en 2015 se recibieron dos denuncias contra J. M. por “comportamientos no adecuados” durante su tiempo como guía espiritual en la Comunidad de Grupos Católicos Loyola, con sede en el barrio de Salamanca. Posteriormente, se presentaron cuatro nuevos testimonios.
La Compañía de Jesús ha sido vaga en la definición de lo que consideran «comportamientos inadecuados», señalando que las denuncias no tuvieron consecuencias judiciales. Según la organización, el término «abusos» abarca conductas muy diversas, y en este caso se trataba de comportamientos inapropiados en el ámbito del acompañamiento espiritual. No se ofrecieron más detalles, ni se hizo referencia específica a los otros cinco testimonios mencionados en la carta.
Los hechos denunciados ocurrieron antes de 2009, cuando el religioso dejó la comunidad, y afectaban tanto a menores como a adultos. En 2015, se inició una investigación interna que culminó en un decreto canónico con medidas restrictivas por cinco años, entre las cuales se incluía la prohibición de que J. M. ejerciera actividades pastorales con menores o participara en actividades de los Grupos Loyola. Sin embargo, no se tomó ninguna medida adicional respecto a las denuncias relacionadas con adultos.
Miguel (nombre ficticio), uno de los afectados, relató a ElDiario.es su experiencia como universitario en los primeros años de 2000. Durante un retiro espiritual, Miguel fue víctima de un comportamiento inapropiado por parte de J. M., quien, según su relato, «me abrazó de una manera fuera de lo común, me respiraba encima jadeando y me metió la mano por debajo de la camiseta». A pesar de que muchos conocían los rumores sobre el sacerdote, las autoridades eclesiásticas no tomaron medidas al respecto.
En 2021, a pesar de un mayor escrutinio público y las nuevas directrices del Vaticano en relación con los abusos, las medidas aplicadas a J. M. permanecieron inalteradas. La prohibición de contacto con menores sigue vigente, aunque se permite al religioso mantener contacto personal, pero no apostólico. No se han proporcionado detalles adicionales sobre su paradero actual.
El protocolo específico de la Compañía de Jesús y las recientes políticas de la Iglesia católica exigen ofrecer asistencia a las víctimas, incluidas posibles reparaciones económicas. Según la carta, en uno de los casos la Compañía de Jesús facilitó el proceso de reparación solicitado por la víctima, aunque no se ofrecen detalles sobre el resto de las denuncias.
El actual Provincial de la Compañía de Jesús, quien asumió el cargo en 2023, expresó en la carta su arrepentimiento en nombre de la organización, pidiendo perdón a las víctimas y a la comunidad. Sin embargo, destacó que, a pesar de los abusos cometidos, no se puede negar la labor de entrega y servicio del sacerdote: «Esta sombra no anula su entrega al evangelio».
La Compañía de Jesús también mencionó que el sacerdote nunca fue informado de los detalles de las denuncias, pero desde el principio mostró «una firme voluntad de revisar sus conductas del pasado y sus raíces profundas», lo que ha supuesto un proceso de revisión personal. A pesar de todo, el religioso no ha sido expulsado de la Iglesia ni denunciado formalmente ante la justicia, y sigue con su vida espiritual.
Desde la organización insisten en que han respetado la voluntad de las víctimas en cuanto a la confidencialidad y los procesos de reparación, pero no consideran oportuno ofrecer más información sobre el caso.
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La Compañía de Jesús desnaturalizada por Arrupe encabeza todos los funestos rankings de abusos que se han hecho (en España precisamente por sus amigos de «El País»). Y, sin embargo, son los jesuitas los que llevan el mismo tiempo dando la brasa a los creyentes de a pie para que pidan perdón por los indígenas de América, por el Planeta, por los migrantes, por el colonialismo y el capitalismo e inventándose pecados nuevos para cargar todavía más al prójimo, como achacaba Jesús a los fariseos.
Lector. ¿pero tú conoces a J. M.? Me parece todo esto un bulo. ¿Por qué nadie sabe cómo se llama pero otros tienen nombre y apellido?
No sé. Podría llamarse Juan Menéndez, José Martínez, Juan Mendieta, etc.
Espabila, hombre, que como decía Luis Aragonés: «Aquí tenemos el culo pelao…»
Otro homosexual.
Será esto parte de lo que se enorgullecen los orgullosos del orgullo???
Disolución inmediata de la compañía!!!
Sí claro…y quién la va a disolver ¿¿Bergoglio??, perdone pero usted alucina.
Cuando el potentísimo rezo del sacerdote M. Y su acólito conocedor de la mente den resultado, uno de los sujetos de boca cosida que obedecen por la sopa , o tal vez para que no se sepan sus pequeñas historias sucias… Se transformará en un pontífice según el corazón de Cristo.
Aunque usted… No lo crea, como en Ripley.
No anula su dedicación? Claro que no, la corrompe . Jesuitas igual a hipócritas
Debe ser José María Rodriguez Olaizola.
Creo que por ahí va la cosa.