Durante los días 16 y 17 de septiembre, la Residencia Papal en el Monasterio de San Bishoy, ubicado en Wadi El-Natroun, Egipto, fue el escenario de una conferencia histórica que reunió a representantes de las Iglesias ortodoxas de todo el mundo.
Este encuentro marca el reinicio de las reuniones de este tipo, después de una pausa de 34 años desde la última celebrada en 1990, bajo el pontificado del difunto Papa Shenouda III.
En esta conferencia, los asistentes abordaron una variedad de temas relacionados con la fe y la vida social, con especial énfasis en la asistencia y el servicio eclesiástico. El lema del encuentro, «El amor de Cristo nos constriñe», sirvió como guía para los debates que se llevaron a cabo en un ambiente de fraternidad y cooperación mutua.
Cada Iglesia participante estuvo representada por dos delegados, procedentes de países como Rusia, Turquía, Grecia, Bulgaria, Rumania, Chipre, Jerusalén, Siria, Líbano, Armenia, Polonia, Egipto, Eritrea y Albania.
El evento fue inaugurado con un discurso de bienvenida de Su Santidad el Papa Tawadros II, líder de la Iglesia Ortodoxa Copta. Asimismo, se leyó un mensaje afectuoso enviado por el Patriarca Bartolomé I del Patriarcado Ecuménico, en representación de la Iglesia ortodoxa en Turquía. En su mensaje, el Patriarca Bartolomé destacó la importancia de continuar fomentando la unidad entre las Iglesias ortodoxas y de trabajar juntos frente a los desafíos sociales que afectan a la familia cristiana en la actualidad.
Uno de los principales temas discutidos fue la necesidad de mantener la continuidad en los encuentros y en las visitas de intercambio, con el fin de fortalecer el servicio de las Iglesias ortodoxas en todo el mundo. Este diálogo fue visto como un paso crucial para enfrentar de manera conjunta los problemas sociales y éticos que afectan a la comunidad ortodoxa.
Durante la conferencia, se celebró una oración en la Iglesia de la Transfiguración, dirigida por el Papa Tawadros II, quien subrayó la importancia de construir relaciones basadas en el amor de Cristo. En sus palabras, destacó que un entendimiento mutuo, un diálogo constante y la oración son elementos clave para llevar a la comunidad ortodoxa hacia el corazón de Cristo.
El Patriarca Bartolomé, en su mensaje, insistió en la importancia de la unidad cristiana, subrayando que esta debe estar basada en la cooperación mutua y en la convicción de que la comprensión entre las Iglesias es fundamental para no poner «un obstáculo al evangelio de Cristo». Además, resaltó que el objetivo final de este proceso es la restauración completa de la unidad en la verdadera fe y el amor.
La conferencia también incluyó presentaciones a cargo de los copresidentes de la Comisión Mixta para el diálogo teológico entre la Iglesia Ortodoxa y las Iglesias Ortodoxas Orientales, el Metropolitano Emmanuel de Calcedonia y el Metropolitano Thomas de Quosia y Mir. Ambos hicieron un repaso de las etapas previas del diálogo y destacaron los logros obtenidos. Se discutieron los pasos a seguir para avanzar en este proceso y fortalecer la voz de la fe ortodoxa en un mundo cada vez más secularizado.
Uno de los temas centrales fue el debate sobre la crisis familiar y los desafíos antropológicos que enfrenta la sociedad moderna. Los participantes reafirmaron la visión de la Iglesia sobre el matrimonio, definiéndolo como la unión indisoluble entre un hombre y una mujer, un «gran misterio» que refleja la relación entre Cristo y la Iglesia. A partir de esta unión, destacaron, se forma la familia, que es considerada la base para la educación y el desarrollo de los hijos según el plan divino. En este sentido, subrayaron la importancia de la familia como «pequeña Iglesia», que debe recibir el apoyo pastoral adecuado.
Un punto relevante de la conferencia fue la oposición conjunta de las Iglesias ortodoxas a las relaciones entre personas del mismo sexo. Los representantes enfatizaron que, si bien las Iglesias ortodoxas defienden los derechos y libertades humanas, consideran que la «libertad humana absoluta» no puede justificar comportamientos que contravengan los mandamientos del Creador. En este contexto, rechazaron categóricamente la justificación de las relaciones homosexuales, afirmando que estas dañan tanto a la humanidad como a la esencia del cristianismo, y reafirmaron que el matrimonio entre un hombre y una mujer es el único fundamento legítimo para la familia.
El encuentro culminó con una serie de acuerdos importantes, como la decisión de continuar el trabajo de los Subcomités Conjuntos sobre cuestiones litúrgicas y pastorales, la creación de un sitio web conjunto que facilite el acceso a los documentos del diálogo y la implicación de todos los niveles del clero, los monjes y los laicos en la implementación de este proceso.
Por último, los asistentes expresaron su esperanza de que, en 2025, cuando se celebre el 1700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico de Nicea, todos los cristianos del mundo puedan celebrar la Pascua de manera conjunta, siguiendo la tradición canónica de Nicea y la Pascua ortodoxa.
La conferencia concluyó con una expresión de gratitud a la Iglesia Ortodoxa Copta y al Papa Tawadros II por su hospitalidad y por haber acogido este importante encuentro, que representa un paso significativo hacia la restauración de la unidad entre las Iglesias ortodoxas.
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Es importante la claridad con que se ha manejado este tema !!!!! Solo el matrimonio indisoluble entre el hombre y la mujer es un anhelo de nuestro Creador !!!! El resto es querer quedar bien con Dios y con el diablo !!!!!
¿Por qué al jefe de la iglesia copta lo llaman papa? El de Roma sí lo es.
¿Pero tú le vas a hacer caso a esta gente?
Mejor que aprenda de usted, que por no hacer caso, no hace caso ni al mismo Dios (así le va a ir, claro). ¿Verdad, DescreídoPF? Como para hacerle caso a usted, que es más bruto que un arado, además de faltarle un hervor.
Comprenderás, Mostrenco, que el modelo de «hacerle caso al mismo Dios» no es precisamente el tuyo, esa mar ranada que predicas y ejemplificas a diario y a nochario. Que menuda m i e r d a de ejemplo de «fe» y de amor al prójimo y a los enemigos.