Vecinos de un pueblo de León se oponen a la apertura de un centro de inmigrantes y la diócesis asegura que es «una oportunidad para el enriquecimiento mutuo»

Protesta centro inmigrantes León
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Un centenar de personas han vuelto a manifestarse contra la apertura de un centro de inmigrantes en Villaquilambre, León.

El edificio conocido como Chalet del Pozo de León acogerá a partir del próximo sábado a unas 180 personas de Malí y Senegal. Una medida que ha contado con una fuerte oposición de numerosos vecinos que denuncian que significaría aumentar la población del municipio en un 16%.

El portavoz de la plataforma ‘Villaquilambre en convivencia’ ha asegurado que este pueblo «no es el entorno ideal para que estén allí». «No estamos preparados para recibirles porque en cuestión sanitaria, en cuestión de transporte, en cuestión de ocio y en cuestión de seguridad, no estamos preparados», insistió, al tiempo que remarcó que existen solo dos policías locales y por la noche ninguno.

Mensaje de la diócesis de León

Ante la polémica de estos días y las constantes movilizaciones de los vecinos temerosos de que aumente la inseguridad en el pueblo, la diócesis de León ha emitido un comunicado para pedir a los vecinos que les acojan con los brazos abiertos.

«Expresamos nuestra preocupación por las reacciones de desconfianza y rechazo ante la próxima apertura del Centro de Atención a Personas Migrantes en el ‘Chalet del Pozo’ de León el próximo 22 de junio. Instamos a superar recelos y a recibir a los migrantes con apertura y comprensión«, se lee en la nota difundida por la diócesis leonesa.

En un mensaje infantil, buenista y utópico, la diócesis de León recuerda a los vecinos afectados que «la convivencia con personas emigradas es una oportunidad para el enriquecimiento mutuo. Las personas migrantes no son un problema, sino portadoras de talentos y experiencias culturales valiosas».

A pesar del aumento de casos de inseguridad y delincuencia protagonizados por inmigrantes, la diócesis de León llama «a no considerar al migrante como una amenaza, sino reconocer su dignidad como persona; superando los prejuicios que el desconocimiento, el miedo y la desinformación puedan provocar en nosotros».

Por último, desde la diócesis invitan a todos los agentes pastorales «a destacar la contribución positiva de las personas emigradas al bien común de la sociedad, evitando actitudes racistas y aporofóbicas y fomentando la cultura del encuentro fraterno y la ayuda que dignifica».

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