Francisco: «¿Se puede uno reír también de Dios? Por supuesto, y esto no es blasfemia»

Francisco con un grupo de cómicos Francisco con un grupo de cómicos
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El Papa Francisco ha recibido en audiencia a primera hora de la mañana de este viernes a un grupo de cómicos y humoristas llegados de todo el mundo.

«Me complace darles la bienvenida a todos ustedes, y doy las gracias a los responsables del Dicasterio de Cultura y Educación que han preparado este encuentro. El Prefecto me ha dicho que en Italia dicen que «la sonrisa hace buena sangre». ¿Lo dicen?», ha comenzado diciendo el Santo Padre.

En su discurso, el Pontífice ha afirmado que mira con estima a los «artistas, que os expresáis en el lenguaje de la comedia, del humor, de la ironía. ¡Cuánta sabiduría hay ahí! De todos los profesionales que trabajáis en la televisión, el cine, el teatro, la prensa, con canciones, en las redes sociales, sois de los más queridos, buscados, aplaudidos. Ciertamente porque sois buenos; pero también hay otra razón: tenéis y cultiváis el don de hacer reír».

El Obispo de Roma ha subrayado ante los humoristas que «en medio de tantas noticias sombrías, inmersos como estamos en tantas urgencias sociales e incluso personales, tenéis el poder de contagiar serenidad y una sonrisa. Sois de los pocos que tienen la capacidad de hablar a personas muy diferentes, de generaciones y orígenes culturales distintos».

El Papa Francisco ha destacado que «la risa también ayuda a romper las barreras sociales, a crear vínculos entre las personas. Nos permite expresar emociones y pensamientos, ayudando a construir una cultura compartida y a crear espacios de libertad».

Además, les ha dicho a los humoristas que «cuando conseguís arrancar sonrisas inteligentes aunque sólo sea a un espectador -¡esto que voy a decir ahora no es una herejía! – también hacéis sonreír a Dios».

Sin duda, la parte polémica ha llegado cuando el Papa se ha preguntado si «se puede uno reír también de Dios». La respuesta a esa preginta que ha dado el Santo Padre es que «por supuesto, y esto no es blasfemia» ya que «uno puede reírse, como uno juega y bromea con la gente que ama. La tradición sapiencial y literaria judía es maestra en esto. Se puede hacer, pero sin ofender los sentimientos religiosos de los creyentes, especialmente de los pobres».

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