UNA CATÓLICA PERPLEJA
08 junio 2024
En los comentarios a la Católica (ex)Perpleja del día 1 de junio se desató una cierta furia neocón. Lo considero así porque a nadie pareció importarle la gravedad del desvarío progre de las monjas trinitarias de Suesa, pero parecía existir un pecado capital en comentar ciertas tendencias observables en comunidades de monjas que el texto calificaba de “neocons”. En general, aprecio mucho los comentarios que los lectores realizan a estos textos, porque siempre los enriquecen. Pero como siempre hay cizaña entre el trigo, tres o cuatro personajes sin argumentos se lanzaron con ataques al muñeco de paja, porque no saben ni quién soy, en un tono que vuelve imposible cualquier debate, porque no esgrimían argumentos de ningún tipo.
Como esos muñecos que saltan con un resorte al abrir la tapa de una caja, esta especie de trolls comentaron cuestiones referentes sobre todo a: 1) mi condición de mujer soltera de mediana edad, chismosa por naturaleza (¿mostrando fidelidad al Sumo Pontífice?); 2) mis gustos personales hacia la tradición, considerada como un uso arcaico, algo que ya pasó. Aquí, se asumen tres cuestiones que no son correctas: a) que “tradición” es algo cultural ligado a un tiempo concreto y, por tanto, reivindicarla es nostalgia, porque ya pasó; b) que la preferencia por la tradición es un gusto personal, subjetivo; 3) la manera de comprender que la Iglesia no es inmovilista, sino que a lo largo de estos veinte siglos ha experimentado cambios.
Me gustaría comentar solamente que las modas existen tanto en el mundo como en la Iglesia, y una moda ciertamente peligrosa, asociada a una vivencia modernista de la fe, es el sentimentalismo. En él se basa en gran medida el efecto llamada de las comunidades religiosas neocons que parecen inspiradas o imitadoras de Iesu Communio. Bueno, ahora ya pueden los neocons de turno lanzarse al ataque en los comentarios sin seguir leyendo, ofendidos en extremo y llamándome solterona chismosa y envidiosa; todo muy argumentado. Por cierto, a este respecto, me gustaría añadir que el manido argumento de que muchas de estas vocaciones son graduadas superiores, universitarias, etc., no es sinónimo de madurez personal ni espiritual. La mayoría tenemos desde hace por lo menos 40 años fácil acceso a la universidad y salen auténticos analfabetos con doctorados de las mismas. Y si bien algunos comentaristas afirmaron que lo de “católica” me queda grande y que cómo podía compararse una solterona chismosa con todo un papa (san Pío X), reitero la afirmación de que los errores deben denunciarse, para que puedan corregirse.
La asunción errónea de la que parten estos comentaristas neocons es que la tradición de la Iglesia es mudable según las corrientes sociales. Se han tragado el sapo del necesario aggiornamento y les parece que lo “tradicional” es lo anterior a los años 1950, que ya no sirve para el hombre de hoy, que necesita que se le comunique la fe de una manera más acorde con su manera de ver el mundo. Así, en lugar de traer el Reino de Dios al mundo, dan entrada al mundo (en el sentido que le da el evangelista Juan, de aquello que odia a Dios) en la Iglesia. No han comprendido que hay presupuestos del Concilio Vaticano II que son contrarios a la Tradición anterior de la Iglesia, y que señalarlo para su corrección no es rechazar el Concilio, sino buscar de veras que la Iglesia camine en la Verdad, cuya línea la marca la Tradición. Porque la Tradición es la regla de fe de la Iglesia. Y eso no lo digo yo. Lo ha dicho la Iglesia siempre. Si no, ¿qué significa Apostólica? A no ser que ese término ya no nos diga nada, porque consideremos que la Iglesia hoy es “sinodal” y “misionera”, porque lo dice el actual Vicario de Cristo, sin afirmarlo ex cathedra. Por otra parte, ciertamente no existe el inmovilismo en la Iglesia. Inmovilismo y enseñanza perenne no son sinónimos. Pero el desarrollo en la doctrina y la liturgia de la Iglesia ha sido históricamente orgánico, no rupturista ni innovador; sino verdaderamente reformador, restaurador. Las simplificaciones son peligrosas cuando se trata de cuestiones complejas.
En su obra “Apología de la Tradición”, el historiador católico Roberto de Mattei afirma que, “en nuestros días, la Iglesia, sufriente y debilitada, está siendo atacada pero no resiste, como en el siglo V, a las vicisitudes de la Historia, sino que parece casi aplastada. El remolino de la autodestrucción la dilacera y, como admitió el mismo Pablo VI, atraviesa una de las crisis internas más profundas de su existencia. Esta crisis tuvo un punto focal en el Concilio Vaticano II; desde entonces, la Iglesia parece haberse dejado seducir por el mundo moderno, al cual debería oponerse, y hoy se debate en su abrazo mortal”.
Porque, precisamente, la doctrina tradicional de la Iglesia afirmó lo mismo durante cientos de años; hasta que, de repente, a mediados del siglo XX, lo que la Iglesia siempre dijo ya no servía. Igual que la liturgia; ya no era apta para acercar a los hombres a Dios. Había que devolverle la “pureza” primitiva. Para hacer justicia, es necesario decir que las corrientes heterodoxas en la Iglesia tienen siglos de historia; no aparecieron de repente a mediados del siglo XX. Pero, ¿no son ciertamente falaces las argumentaciones de que la manera en que la Iglesia transmitió siempre la fe ya no son válidas para el hombre de hoy? ¿Ha cambiado antropológicamente el ser humano en el siglo XX? ¿No es la Verdad ya la misma? ¿No anhela el corazón del hombre ya lo mismo, que es la Verdad y la unión con Dios, pues para eso ha sido creado? ¿No es, acaso, una manera inferior de darle gloria sustituir la profundidad de las oraciones y los himnos tradicionales, el canto gregoriano y el latín como lengua sacra, por cancioncitas de ritmo popular e instrumentos profanos con letras cuestionables para dirigirse a Dios? ¿No es inferior en el culto debido a Dios un sacerdote que improvisa oraciones y moniciones a su gusto para apuntarse al ecologismo o a la acogida a los migrantes que el ministro que, en humildad, se ciñe a las oraciones que la Iglesia prescribe? Esto no son gustos personales. ¿O es que no sabía la Iglesia en 1850 que hacía siglos que la sociedad no hablaba latín? ¿Por qué lo preservó? ¿Por atavismo o porque es Madre y Maestra? ¿Y cómo fue que tuvieron que venir en nuestra ayuda los protestantes a decirnos a los católicos lo que era la Misa – un banquete, no un sacrificio? ¿De verdad no ven el grave daño que las décadas centrales y la revolución conciliar, aceptando postulados condenados por concilios y papas anteriores han hecho?
Aferrarse a la tradición no es una actitud provocada por la nostalgia, sino por la búsqueda de la Verdad, que no cambia. “Dios no se muda”, dijo santa Teresa de Jesús. Pero la Iglesia, en su parte humana, puede cometer errores. León XIII ya advirtió en el siglo XIX de que “esos errores y sufrimientos pueden ser provocados por sus hijos y también por sus ministros. Pero ello no priva al Cuerpo Místico de Cristo de su grandeza ni de su indefectibilidad”, como indica Roberto de Mattei en la obra ya citada. El mismo León XIII afirmó que “la Iglesia no teme la verdad. Existe una sola verdad, que es Jesucristo, Hijo de Dios y Él mismo Dios, Fundador y Cabeza del Cuerpo Místico que es la Iglesia. La verdad de la Iglesia y sobre la Iglesia es la verdad de Cristo y sobre Cristo, en el encuentro con Él que, ayer, hoy y siempre, se nos presenta como el único “Camino, Verdad y Vida” (Jn 14, 6).
Hoy, la Iglesia continúa en el mismo estilo “pastoral” que inauguró el Concilio Vaticano II: un nuevo estilo de expresión en el cual fueron enunciadas las afirmaciones y decisiones del Concilio. Como explicó el cardenal Walter Brandmüller, el Vaticano II, en sentido opuesto a los concilios precedentes, “no ejerció la jurisdicción ni legisló, ni deliberó sobre cuestiones de fe de manera definitiva. Fue, por el contrario, un nuevo tipo de Concilio, concebido como Concilio pastoral, que quería expresar al mundo de hoy la doctrina y las enseñanzas del Evangelio de un modo atrayente e instructivo (…). Emergieron pronunciamientos conciliares cuyo grado de autenticidad y, por lo tanto, de obligatoriedad, fue absolutamente diferente a los concilios anteriores, que pronunciaban censuras doctrinales o definiciones dogmáticas”. En el Concilio Vaticano II, afirma Roberto de Mattei, la “pastoralidad” no fue sólo la explicación natural del contenido dogmático del Concilio de un modo adaptado a los tiempos, como antes, sino que fue elevada a principio alternativo al “dogmatismo”, dando a entender que existe una prioridad de aquélla sobre éste. La dimensión pastoral, de suyo accidental y secundaria frente a la doctrinal, se volvió prioritaria en los hechos, operando una revolución en el lenguaje y en la mentalidad. La Iglesia se despojó de su vestidura dogmática para vestir un nuevo hábito pastoral y exhortativo, ya no más obligatorio y definitivo”.
Y de aquellos barros vienen estos lodos. Ya cada cual, pastoralmente, en la Iglesia, afirma lo que subjetivamente cree, no lo que ha dicho la Iglesia siempre. Con una dosis tóxica de sentimentalismo en muchos casos. Y es eso lo que rompe la unidad de la Iglesia. Y no el denunciarlo. A esta denuncia se la acusa falazmente de buscar una supuesta “uniformidad que niega los diversos carismas que suscita el Espíritu Santo”, como algún comentarista afirmaba en el citado Perpleja del 1 de junio. El Padre John O´Malley definió al Vaticano II como un evento “lingüístico”, explicando cómo las profesiones de fe y los cánones fueron sustituidos por un “género literario” demostrativo. Este acercarse al pasado en términos diferentes significa aceptar una transformación cultural más profunda que todo cuanto se pueda imaginar. El estilo del discurso revela, de hecho, aún antes que las ideas, las tendencias profundas del espíritu de quien se expresa. “El estilo es la expresión última del significado, es significado y no ornamento, y es también el instrumento hermenéutico por excelencia”, afirma el P. O´Malley. Por eso la letra de los nuevos himnos pseudo-litúrgicos importa; importa su melodía también. E importa lo que cada cual interprete como le parezca y lo publique con un hábito en redes sociales. Porque cambian el contenido del mensaje.
“Cuando los medios masivos de comunicación sustituyen al Magisterio de la Iglesia, cuando las impresiones y los sentimientos sustituyen las ideas y los principios, cuando cada día trae una novedad y la confusión se difunde, quien no quisiera perder el único camino en el que se encuentra la Verdad y la Vida debe seguir la Sagrada Tradición de la Iglesia que, de Vicario de Cristo, nos conduce al mismo Cristo”, afirma el profesor de Mattei. El sensus fidei que conservamos los católicos nos impone la fidelidad a aquella Tradición que únicamente los pastores tienen el derecho de aclarar y enseñar, pero que todos los bautizados tienen el derecho de guardar y transmitir como la recibieron. La Tradición no es únicamente la regula fidei de la Iglesia; es también el fundamento de la sociedad. En este mundo, sea que se trate de la vida moral o de la vida material, hay cosas que pasan y cosas que permanecen. Pero únicamente aquello que refleja la ley natural y divina vive y merece vivir en la historia. La Tradición es el elemento incorruptible e inmutable de la sociedad. Y sólo en la Tradición es posible el progreso, porque nosotros no podemos progresar y perfeccionarnos en las cosas que pasan, sino únicamente en aquellas que permanecen. La Tradición no es el pasado, porque el pasado no existe más y no puede volver. La Tradición es aquello del pasado que vive en el presente, aquello que debe vivir para que nuestro presente tenga un futuro. Pero la raíz última de todo lo que es y de lo que será, es el mismo Dios, en quien pasado, presente y futuro se funden en un único acto infinito de ser. El corazón de la tradición está en el mismo Dios, ser por esencia, eterno e inmutable.
“La Tradición es aquello que es estable en las alteraciones de las cosas. Es aquello que es inmutable en un mundo que cambia y lo es porque tiene en sí mismo un reflejo de eternidad. Porque sólo aquello que se fundamenta y reposa en Dios merece ser conservado, transmitido y guardado”, sigue afirmando el profesor de Mattei.
Para finalizar, y como ejemplo de esta inmutabilidad de la enseñanza de la verdad, además de recomendarles la lectura de la obra que he ido refiriendo del profesor de Mattei, “Apología de la Tradición”, les recomiendo también la obra del siglo V “El Commonitorio. Apuntes para conocer la fe verdadera”, de san Vicente de Lérins. Su enfoque se basa en la idea de que la verdad cristiana se encuentra en la continuidad con la enseñanza de los Padres de la Iglesia, contra de las innovaciones y los cambios radicales en la doctrina, y defiende la fidelidad a la enseñanza recibida por los Padres. Con san Vicente, reflexionemos sobre la continuidad y la fidelidad a la tradición en nuestra búsqueda de la verdad cristiana y del mismo Dios.
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Mi más sincera enhorabuena por tan clarificadora y útil contribución. Los peores enemigos de la Tradición son los conservadores . De hecho, cuando desaparezcan biológicamente los progres ellos serán el problema.
Totalmente de acuerdo. El neocon es un sentimental con problemas psicológicos con la autoridad de sus padres.
Si el CV II se auto definió como pastoral, y en vez de incrementar los fieles los ha disminuido de forma drástica, cabria decir que fue uno de los eventos mas desastrosos e inutiles de la historia de la humanidad.
Pero lejos de esto la jerarquía sigue hablando del CVII como si fuera el unico concilio de la Iglesia.
¿Por que son incapaces de ver la readidad? Es un misterio.
La religión católica, con su doctrina, Tradición apostólica y Magisterio de veinte siglos, ha sido arrasada desde los años sesenta. Una falsa iglesia con tintes protestantes, judaizantes, mod ernistas, y hasta mas onicos y dia bolicos ocupa ahora su lugar salvo en pequeñas parcelas que resisten. Lo triste de esta situación es que la mayoría de los que se creen católicos ni siquiera tienen idea de lo que fue realmente ser católico en todas las épocas anteriores y por supuesto su vida y creencias no se diferencia en mucho de la de los paganos, siguen modas o buscan experiencias sobrenaturales, o gozan con los sentidos de lo que ellos creen que es el amor de Dios. La parte de la Cruz, el sufrimiento ofrecido a Dios, el negarse a sí mismo, el dedicar el día a ser fiel servidor del Todopoderoso y cumplir sus mandamientos y seguir Su Voluntad, todo eso se les escapa a la inmensa mayoría de católicos. Ahora son protestantes y no lo saben.
La Tradición es una de las fuentes de la Revelación Divina, según la enseñanza de la Iglesia; esto es, es una de las fuentes para conocer la Voluntad de Dios. Así que este tema es muy serio y quien ataca la Tradición tiene un buen problema.
El Concilio Vaticano II fue un concilio pastoral y dogmático… Bien, pues para ser un concilio de esas características, nuestros Pastores aluden a él como si hubiera sido el único concilio dogmático de la historia, imposible de cuestionar ni en una coma. Todo muy pastoral, mucho. Así nos va.
Finalmente, meterse con una persona por su condición de mujer soltera de mediana edad es propio de perfectos imbéciles. La estupidez no depende del sexo, ni del estado civil, ni de la edad; de hecho, existe mucho hombre casado cretino hasta la médula. Y también los hombres chismorrean cuando quieren, a base de bien (Su Santidad es un ejemplo). Puestos a generalizar, también yo generalizo.
Todavía recuerdo la cara de estupor y escándalo que me puso un neocon cuando le dije que el Vaticano ii había sido el Chernobil de la Iglesia.
Estimada Católica Perpleja:
Leo sus artículos con mucho agrado. Como yo provengo del «Neo-conservadurismo» o «conservadurismo» a secas y he ido caminando al verdadero sentido de la Tradición puedo entender las dificultades de esta actitud. Creo, sinceramente, que no es tanto una postura intelectual sino voluntaria. Me explico. La mentalidad «neocon» que usted describe muy bien no dice: «esto no es verdad porque….» y se esgrimen una serie de argumentos, sino más bien «esto no puede ser verdad» porque «no quiero que lo sea no vaya a ser que me meta en dudas y problemas». Pero esto no es una actitud honesta. Es el fruto de haber invertido en el pensamiento y la vida católica el orden de las cosas: de la primacía del intelecto que debe guiar la voluntad (operare sequitur esse) hemos pasado a la primacía de la voluntad que guía el intelecto. Como decido que algo no puede ser, entonces no es
Algunos tambien entran a ligar aquí, son sus formas para llamar la atención y echar el anzuelo, para mí que te piropean a su manera porque están enamorados jeje
Las famosas universidades protestantes, y sus seguidoras todas las demás, están para atontar a sus estudiantes y luego expandan las mentiras liberales por el mundo. Una buena universidad es señal de atolondramiento. Y el culmen está en las facultades de medicina, basta ver cómo se creyeron la gran trola plandemica.
Pero al grano, un neocon es lo peor que hay, es la quinta columna de la Iglesia, es el PP de la Iglesia, por eso lo apoyan los obispos, está para neutralizar desde dentro la Tradición, en realidad un neocon es un católico liberal, protestantizado. Te sale un hijo neocon y mejor vende todo y al desierto a hacer penitencia.
Hay un vicio perverso de calificar el Concilio Vaticano II como «exclusivamente pastoral», la Constitución dogmática sobre la Iglesia (Lumen gentium) y la Constitución dogmática sobre la revelación divina (Dei Verbum) son evidencias de su carácter también dogmático.
Tanto los neocons como los progres, acusan de pastoral al CVII, por algo será…
Son los propios documentos de ese concilio del siglo pasado los que dicen que es pastoral, así como Juan XXIII, que es quien lo convocó, en si discurso de apertura Por otro lado, las constituciones dogmáticas del mismo sólo tienen de «dogmáticas» el nombre, pues no definen absolutamente ningún dogma. Y, la propia comisión doctrinal del concilio volvió a incidir en el carácter meramente pastoral del mismo y aclaró que los católicos sólo tienen obligación de creer lo definido previamente por la Iglesia de forma expresa, ya que el CVII no lo hizo (puede leerse en la Declaración adjunta a la «Lumen gentium»).
En realidad, solo hay una forma de ser católico, ser bautizado y profesar la misma fe de la Iglesia de todos los tiempos.
La misma fe de los Apóstoles, de san Agustín, de santo Tomás, de San Pío V, de santa Teresa, de todos los santos de todos los tiempos.
La misma fe con la que se salvaron ellos nos salvaremos nosotros. No hay alternativa ni puede haberla..
Todo lo que nos aparte de ese camino de salvación debe ser rechazado, omitido. Ninguna novedad nos salvará.
Tradición es sinónimo de Católico, «católico tradicional» es pleonasmo.
Señora, es ud, estupenda, muy bien formada y valiente
Me encanta leerla porque lo que expone es la realidad actual. Desgraciadamente, hoy, reina la confusion. A consecuencia de todo lo que expone, hay division.
Tristemente, pienso que desde el vertice de la Jerarquia, no ayudan nada, con declaraciones un dia y otro tambien, de contradiciones y afirmaciones que nos llenan de perplegidad y asombro. Los obispos, la mayoria como perros mudos, no dicen ni poco ni mucho, no sea que les adelanten la jubilacion y el retiro.
Soy mujer y como tal me ofende, por causa ajena, que cuatro «gatos» para desautorizar sus palabras y buenos argumentos, la insulten. Lo encuentro una bajeza que los descalifica.
Siga adelante y por favor ,ayude a» desasnar» a tanto rebuznador o pelota.
Gracias
OA, totalmente de acuerdo con usted.
Al neocon le pasa lo que a M. Jourdain el personaje de Molière, que hablaba en prosa sin saber que era prosa.El neocon es modernista teológico con prácticas de piedad tradicionales y planteamientos políticos de católico liberal, por eso mañana votará al PP o a vox sin enterarse o sin querer enterarse de donde está la raíz del problema.
Los neocones son liberales y todos sabemos que el primer liberal fue Lucifer. Esta chica ha hablado como una margarita carlista, no hace falta irse a autores extranjeros para encontrar una definición mas exacta de la Tradición. El concilio VII ha visto completar el pavoroso derrumbe del orden católico en el mundo. Sobre los templos ya sin sagrario, se ha entronizado lo feo, la violencia, lo salvaje, lo temporal, lo grosero, el banquete herético, en definitiva lo demoníaco. solo los ciegos neocones ven luz donde solo hay tinieblas. Carlismo rebelde
Escritura y Tradición están inextricablemente unidas: las dos caras de la misma moneda de la Revelación.
Ambas son regla de fe por igual , ninguna más que la otra.
Las Sagradas Escrituras y la Tradición Apostólica son las dos únicas fuentes de la Revelación, pero no dos caras de la misma moneda: la Tradición Apostólica nos ha transmitido cosas que no aparecen en las Sagradas Escrituras, además de ser previa a éstas y por la que sabemos que las Sagradas Escrituras forman parte de la Revelación por ser la Palabra de Dios.
“La Tradición y la Sagrada Escritura «están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin» …
#80 Catecismo de la Iglesia Católica.
¿Y? ¿Qué tiene que ver eso con lo que ha dicho usted y con lo que he dicho yo?
Pues si no lo entiende, allá usted!
Muy buen artículo, aunque me da la sensación de que a pesar de que mucha gente se da cuenta de todo ello, no se traspasa el umbral de lo políticamente correcto o hay muy poca fuerza. Los neocons son los tontos útiles del liberalismo, los progres se extinguen por inanición. La religión en la esfera privada no arraiga en lo cultural, en la sociedad. Tradicionalismo y tiempo presente, ¿cómo puede ser compatible con ninguna institución actual, si todo es una contrucción liberal e incluso la iglesia ha comprado toda su mercancía? El mundo ya ha está casi completamente en manos del adversario. Yo sólo espero que estemos en el punto de inflexión, que todo implosione, baje el Señor y nos pille confesados. no veo por dónde más puede venir la salida.
Excelente artículo. No podría añadir nada que lo mejorase o lo explicase mejor.
«La Tradición – en el sentido de fijación o conservadorismo – aparece también como ley de la Iglesia posterior: lo que tenéis, krateésate, conservadlo, reforzadlo, hacedlo fuerte. El Concilio de Trento fija las instituciones de la Iglesia Medieval, y desde entonces no se hacen cambios, en el sentido de reformas, reestructuraciones, creaciones. La Iglesia Antigua y la Iglesia Medieval crean el culto, la liturgia, el derecho canónico, la Monarquía Cristiana, las costumbres católicas: de todo eso, que parece definitivamente dado, vivimos nosotros».
P. Leonardo Castellani SJ .Argentina 1899 – 1981
“Hecha la Ley, hecha la trampa”.
Leí hace tiempo que el origen de este dicho está en Japón. Los monjes zen tenían prohibido comer carne. ¿Qué hicieron? Llamaron al jabalí “ballena de monte” y de este modo se inflaban de jalufo.
Aquí entra en juego lo que John O´Malley definió como evento “lingüístico.
Dice Dei Verbum sobre la Tradición: “los Apóstoles, que en la predicación oral comunicaron con ejemplos e instituciones lo que habían recibido por la palabra, por la convivencia y por las obras de Cristo, o habían aprendido por la inspiración del Espíritu Santo…
lo que enseñaron los Apóstoles encierra todo lo necesario para que el Pueblo de Dios viva santamente y aumente su fe, y de esta forma la Iglesia, en su doctrina, en su vida y en su culto perpetúa y transmite a todas las generaciones todo lo que ella es, todo lo que cree.”
Continúa…
Después añade: “Haec quae est ab Apostolis Traditio sub assistentia Spiritus Sancti in Ecclesia proficit: crescit enim tam rerum quam verborum traditorum perceptio, tum ex contemplatione et studio credentium, qui ea conferunt in corde suo”.
Esta última cita le sirve a JPII para venir a decirle a Lefebvre en Ecclesia Dei (cita literalmente lo dicho en Dei Berbum) que no entiende lo que es la Tradición y que el verdadero tradicionalista es él, que con su magisterio, por ejemplo, no es que interprete la Tradición, la hace progresar, la hace crecer.
Aquí recurro a los latinistas que pueda haber por aquí. En los traductores que he usado la traducción es: “Esta tradición, que proviene de los apóstoles, prosigue (no progresa) en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo: PORQUE CRECE TANTO LA PERCEPCIÓN de las cosas como de las palabras transmitidas…
Continúa…
… así como la contemplación y el estudio de los creyentes, que los aportan en su corazón”.
Si uno entra en la página «vatican.va» y selecciona el idioma español, la traducción en Dei Verbum es: “Esta Tradición, que deriva de los Apóstoles, PROGRESA en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo: PUESTO QUE VA CRECIENDO EN LA COMPRESIÓN de las cosas y de las palabras transmitidas, ya por la contemplación y el estudio de los creyentes, que las meditan en su corazón”.
Pero si uno lee la misma cita en Ecclesia Dei, dice: “»va PROGRESANDO en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo; ES DECIR, CRECE (la Tradición) con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas, cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su corazón”.
Un gazapo similar se da en la nota adjunta a Lumen Gentium, donde en español dice que solo hay obligación de creer “aquellas cosas que él (el Concilio) declare manifiestamente como tales”, mientras que la nota en latín dice: “S. Synodus ea tantum de rebus fidei vel morum ab Ecclesia tenenda definit, quae ut talia aperte ipsa declaraverit” (que haya declarado la Iglesia, no el Concilio).
A final, Tradición es lo que a ellos les sale de los “riñones”.
Usted debe ser medio «lento»: lleva no sé cuantos comentarios (y los que son de otros días) para fingir un escándalo desgranando palabras, y que si pone progresa o progresando… Pero, ¿o sabe usted leer? Que está hablando de la ¡comprensión!
«ES DECIR, CRECE»
¡Pues claro que crece! Menos en usted, que no solamente no crece, sino que su ya escasa comprensión decrece.
Tenga, la parte de eclesiadey que usted ha excluido, tramposo:
«…crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas».
Esa es la única forma en que crece la Tradición: con la comprensión de lo transmitido, que no varía. Difícilmente se puede ser más deshonesto que usted.
Y lo de la «Lumen gentium», otra bobada suya, porque ambas cosas coinciden: los católicos sólo deben creer lo que declare expresamente la Iglesia, y como el CVII no lo hizo, lo que queda es lo que siempre ha declarado de forma expresa la Iglesia (antes del CVll, pues).
Fe de de erratas:
¿o sabe usted leer? = ¿no sabe usted leer?
la parte de eclesiadey que usted ha excluido = la parte de Ecclesia Dei que usted ha excluido.
Clase del monstruo Coco, para cortitos:
a) Abra en el buscador “Dei Verbum” en “vatican.va” y seleccione (arriba a la derecha) idioma latín, vuelva a abrir el buscador y haga lo mismo con “Ecclesia Dei”.
b) Reduzca ambos documentos a media pantalla para poder compararlos.
c) Busque las citas en ambos documentos (en Dei Verbum está en el punto 8).
d) Compruebe que en latín son idénticas.
e) La cita en latín tradúzcala en cualquier traductor y verá: “Esta tradición, que proviene de los apóstoles, PROSIGUE (RAE: Dicho de una persona o de una cosa: Seguir en una misma actitud, estado) en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo: PORQUE CRECE TANTO LA PERCEPCIÓN de las cosas como de las palabras transmitidas…”. (crece la percepción de las cosas y de las palabras transmitidas, NO LA TRADICIÓN).
Continúa…
f) En ambos documentos (recuerde son de la página oficial de Vaticano) seleccione el español en lugar del latín.
g) En el caso de «Dei Verbum» leerá: “Esta Tradición, que deriva de los Apóstoles, PROGRESA (no prosigue. Progresa Rae: Avanzar, mejorar, hacer adelantos en determinada materia) en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo: PUESTO QUE VA CRECIENDO EN LA COMPRESIÓN de las cosas y de las palabras transmitidas…”. En el caso de «Ecclesia Dei», la misma cita se leerá: “va PROGRESANDO en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo; ES DECIR, CRECE (la Tradición) con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas…”. Hasta hay una aclaratoria intercalada: “es decir”.
h) ¿Te has enterado gran lector?
¡NO!
Pues vete a ver el capítulo de la diferencia entre arriba y abajo, no fuerces más la neurona que te patina el bendix.
Clase de Epi y Blas para larguitos:
¿Me recomienda a mí ponerme gafas? Usted ni con gafas: es que no entiende lo que lee, como siempre; y ha entrado en bucle (en el mismo comentario).
Su obsesión llega a tal punto que resulta ya risible: ninguno de los textos que ha copiado, traducido, recopiado, retraducido… insinua en ningún momento que la Tradición crezca porque la Traición no puede crecer (como tampoco crecen las Sagradas Escrituras), ya que terminó con la muerte el último apóstol. Lo único que crece, progresa, prosigue, o el verbo que a usted le dé la gana poner, es la comprensión de la misma: crece la percepción de las cosas y la percepción de las palabras transmitidas. Claro que no crece no la Tradición (a usted le cambian de orden sujeto, predicado y complementos (y no digamos si le meten subordinadas), y ya se pierde).
¡TRÁTESE EL TOC Y HAGA UN CURSO DE LECTURA COMPRENSIVA! (y deje la Teología para quien sabe; a usted el…
…catecismo ya le queda enorme).
Por si te echa humo la neurona.
Cualquier traductor dice que la Tradición “PROSIGUE… PORQUE CRECE TANTO LA PERCEPCIÓN de las cosas como de las palabras transmitidas…” (crece la percepción de las cosas y palabras transmitidas, no la Tradición).
Las traducciones de la página oficial (distintas en cada documento siendo la misma cita) van desde la Tradición “PROGRESA…PUESTO QUE VA CRECIENDO EN LA COMPRESIÓN de las cosas y de las palabras transmitidas…” (caso de “Dei Verbum”, donde ya es ambiguo el texto. ¿Qué crece, la Tradición o la comprensión?), a: “va PROGRESANDO en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo; ES DECIR, CRECE con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitida…” (En “Eclesia Dei», donde directamente afirma que lo que crece es la Tradición y añade la aclaratoria “es decir”.
Tenga, la parte de eclesiadey que usted ha excluido, tramposo:
«…crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas».
¡PONTE GAFAS Y VUELVE A LEER!
Clase de Epi y Blas para larguitos:
¿Me recomienda a mí ponerme gafas? Usted ni con gafas: es que no entiende lo que lee, como siempre; y ha entrado en bucle (en el mismo comentario).
Su obsesión llega a tal punto que resulta ya risible: ninguno de los textos que ha copiado, traducido, recopiado, retraducido… insinua en ningún momento que la Tradición crezca porque la Traición no puede crecer (como tampoco crecen las Sagradas Escrituras), ya que terminó con la muerte el último apóstol. Lo único que crece, progresa, prosigue, o el verbo que a usted le dé la gana poner, es la comprensión de la misma: crece la percepción de las cosas y la percepción de las palabras transmitidas. Claro que no crece no la Tradición (a usted le cambian de orden sujeto, predicado y complementos (y no digamos si le meten subordinadas), y ya se pierde).
¡TRÁTESE EL TOC Y HAGA UN CURSO DE LECTURA COMPRENSIVA! (y deje la Teología para quien sabe; a usted el…
…catecismo ya le queda enorme).
¡Madre de Dios!
🤦
¡Eres más corto que la minga de un virus!
«Tradición, que —como enseña claramente el Concilio Vaticano II— arranca originariamente de los Apóstolos, «va progresando en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo; es decir, crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas» (Ecclesia Dei).
Tradición = sujeto.
¿Qué se dice del sujeto Tradición?
1) Que «arranca originariamente de los Apóstolos».
2) Qué «va progresando en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo».
3) «es decir, crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas».
¿Si quiere le puedo aconsejar algún colegio de educación especial?
*Lo de «Apóstolos» no es error mío, así se lee en vatican.va.
En todo caso, podría alegar que el sujeto no es Tradición, sino que dado que el texto de «Ecclesia Dei» dice: «… noción de Tradición: imperfecta porque no tiene suficientemente en cuenta el carácter vivo de la Tradición, que —como enseña claramente el Concilio Vaticano II— arranca originariamente de los Apóstolos, «va progresando en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo; es decir, crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas…», aprovechando la ambigüedad del texto, el sujeto puede ser: «el carácter vivo de la Tradición»
En este caso, la cita que hace «Ecclesia Dei» de «Dei Verbum» es incorrecta, porque «Dei Verbum» no dice «el carácter vivo de la Tradición… arranca originariamente de los Apóstolos, «va progresando en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo; es decir, crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas…»…
… dice:
«Esta Tradición, que deriva de los Apóstoles progresa en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo: puesto que va creciendo en la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas…».
«Eres más corto que…»
Y usted muy largo, además de muy ignorante y sectario. Si cree que voy a seguir alimentando su TOC o a enseñarle español, olvídelo. Ya puede poner siete comentarios encadenados con las palabras del derecho, del revés o con escritura invisible, que le van a dar igual: su chorrada no va a ninguna parte, sus interpretaciones son infantiles, su conocimiento del español es nulo, y, como siempre, está quedando a la altura del betún.
«3) «es decir, crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas». ¿Si quiere le puedo aconsejar algún colegio de educación especial?»
Búsquelo y quédese interno en él: ha copiado y pegado tropecientas veces un fragmento que no entiende. Una pista: «es decir». Cuando aprenda español, verá qué es lo que crece, tarugo. Resulta usted ya tan risible como Belén Esteban dando clases magistrales de filosofía de la ciencia. Con razón es usted hereje (calumniador es voluntario).
«Una pista: «es decir». Cuando aprenda español, verá qué es lo que crece, tarugo»
😂😂😂
¿En serio?
Lea lo que pone después de «es decir»: «crece CON la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas», no dice: «crece LA comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas»