Un miembro de la Comunidad de Lanceros ha puesto, una vez más, el tema de la situación del arzobispo emérito de Madrid cardenal Osoro. No se trata ahora de su situación médica, que también preocupa, sino de su situación personal.
Nuestro Lancero nos comenta que el cardenal Osoro está pensando, y ya ha tenido las primeras conversaciones, en marcharse de Madrid. El destino más evidente es Santander dónde tiene un piso a su disposición desde hace años y dónde se le recibiría con cariño y afecto afectuoso.
La decisión que ha provocado esta situación ha sido la marcha del sacerdote que hasta ahora le atendía, el famoso Andrés Ramos Castro, un clásico que ahora hace un mutis por el foro. El cardenal Cobo le ha puesto a Osoro como sustituto un sacerdote que nos dicen no es español y que tardará mucho tiempo en hacerse a la situación. Lo que ha pasado con los sacerdotes que han acompañado a Osoro en calidad de secretarios, de chóferes, de fámulos, no tiene desperdicio. Recordemos al primero que pusieron y tardó pocos meses en dejar su puesto y dar un portazo y abandonar el sacerdocio. De Andrés Ramos no vamos a añadir ningún dato más de lo que ya hemos dicho desde hace tiempo. Lo único que merece la pena destacar es la contribución que los Heraldos del Evangelio están haciendo con su compañía y atención al cardenal Osoro. En la redacción de Infovaticana dan fe de los testimonios de agradecimiento que recibimos por su trabajo con el cardenal. Los únicos que parecen no haberse olvidado de él, ni que le hayan traicionado como se dice.
Vamos a dejar de lado lo que dice el cardenal emérito de algunos de sus más cercanos colaboradores de cuando era arzobispo de Madrid. No es el momento que ya llegará. Queremos dejar constancia de esta situación, penosa, que está provocando que el cardenal Osoro prepare las maletas junto con su eficaz secretaria personal que está detrás de todo. Hay quien dice que no se puede ir a Valencia porque allí está el cardenal Cañizares y habría acumulación de eméritos. También que tiene una envidia sana de cómo se lo ha montado Rouco.
Diego Lanzas