Monseñor Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal Española ha dirigido su primer discurso de Pascua como líder del episcopado español.
«Desde hace siglos, la Iglesia se saluda así en estos días: Jesucristo, verdaderamente, ha resucitado. Os convoco, me convoco a mí mismo, a que a lo largo de este tiempo de Pascua nos saludemos unos a otros insistiendo en esta espléndida noticia que incorpora una novedad radical a nuestra existencia», ha afirmado el arzobispo de Valladolid.
Argüello animaba a «cantar y contar este grito que constituye el fundamento de nuestra fe y de nuestra vida como cristianos cuando parece extenderse otro clamor que un loco, hace ya más de un siglo, empezó a gritar por los caminos de la vida: “Dios ha muerto”». «Y pareciera, cuando contemplamos las guerras, los conflictos, las tristezas, las dificultades que nos llegan a través de los medios de comunicación o que tenemos nosotros mismos noticia, conciencia, de tantos amigos nuestros, de tantos vecinos, de tantos ciudadanos que llevan una vida marcada por la tristeza y por la desesperanza. Por eso, qué importante es que nos digamos unos a otros: Verdaderamente ha resucitado», ha agregado.
Además, el presidente de la CEE insistía en su mensaje que «este “verdaderamente”, “vere” decían en latín, sea acompañado por nuestra existencia: nuestra existencia como redimidos, como salvados, como resucitados. Una existencia que incorpora la novedad de Jesucristo resucitado a nuestra vida cotidiana, que nos invita a intentar volver a perdonar, que nos invita a proponer de nuevo una propuesta de caminar juntos, como discípulos misioneros. Una propuesta que sale al paso de la desesperanza y de la tristeza porque las disuelve en lo profundo de nuestro corazón».
Por ello, Argüello anima a los católicos a lo largo de estos cincuenta días de Pascua a «contar y cantar, con los labios y con las manos, esta buena noticia» y ver «a qué personas concretas de cerca o de más lejos podemos hacerles llegar la novedad de una existencia de bautizados, de redimidos de salvados».
Monseñor Luis Argüello ha pedido que «la resurrección de Jesucristo, que en el cirio pascual se concreta este año poniendo 2024, nos ayude a seguir nuestro camino de anuncio del Evangelio, de ser fieles a la propuesta misionera que el Señor nos ha hecho. Que lo vivamos juntos en la Iglesia en un camino sinodal para trabajar y vivir juntos. Y que, sobre todo, hagamos llegar la buena noticia del corazón de Jesús que, con su costado abierto, se presenta así, resucitado de entre los muertos, para hacer llegar su misericordia a cuanto más necesitan de ella».
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
“Que lo vivamos juntos en la Iglesia en un camino sinodal para trabajar y vivir juntos». Sin comentarios.
Y amar juntos, con un amor unido y sinodal sentido, en un abrazo colectivo, caminando en las diferencias que nos hacen tan iguales.
¿También Mons. Argüelllo con el camino sinodal? ¿A cuántos obispos no les ha afectado este virus todavía?
El camino sinodal propuesto por Bergoglio y al que estos obispos aluden por su decadente papolatría (adulación al poderoso, al que les pone y quita del puesto) es el camino del anticristo. No secundemos esa aberración.
Quienes critican estás benditas palabras son ciegos de la peor especie. Tiran más para cátaros herejes cismáticos que para franciscanos humildes constructores de puentes buscando, como Jesús y como María, unir y reunir a sus hijos, no dividirlos, humildes, sencillos y obedientes al Unico Señor. No digo con ello servir a los errores ni a los pecados pero no despreciar así a los hermanos y legítimos pastores. Y si se equivocan sea hombre y cristiano y dígalo, con amor, de frente y a la cara. No escondido en la web.
«No escondido en la web»
Hablando de escondites… ¿Por qué no da usted su número de DNI o pasaporte, en vez de esconderse tras la «R.» (detrás de la cual caben «todos, todos, todos»)? Si eso no es anonimato, se le parece bastante.