Para Francisco, el propósito de toda vocación es «llegar a ser hombres y mujeres de esperanza»

Papa Francisco
|

La Santa Sede ha hecho público el mensaje del Papa Francisco para la 61º Jornada Mundial de oración por las vocaciones.

«Escuchar la llamada divina, lejos de ser un deber impuesto desde afuera, incluso en nombre de un ideal religioso, es, en cambio, el modo más seguro que tenemos para alimentar el deseo de felicidad que llevamos dentro», escribe el Santo Padre.

El Papa tiene un recuerdo en su mensaje para las madres y padres «que no anteponen sus propios intereses y no se dejan llevar por la corriente de un estilo superficial, sino que orientan su existencia, con amor y gratuidad, hacia el cuidado de las relaciones, abriéndose al don de la vida y poniéndose al servicio de los hijos y de su crecimiento».

El Pontífice señala que esta Jornada «está dedicada a la oración para invocar del Padre, en particular, el don de vocaciones santas para la edificación de su Reino».

Para Francisco, el propósito de toda vocación es «llegar a ser hombres y mujeres de esperanza». Además, añade que «todos estamos llamados a “darle cuerpo y corazón” a la esperanza del Evangelio en un mundo marcado por desafíos epocales». Para el Papa, esos desafíos son «el avance amenazador de una tercera guerra mundial a pedazos; las multitudes de migrantes que huyen de sus tierras en busca de un futuro mejor; el aumento constante del número de pobres y el peligro de comprometer de modo irreversible la salud de nuestro planeta».

«Abramos las rejas de la prisión en la que tantas veces nos encerramos, para que cada uno de nosotros pueda descubrir la propia vocación en la Iglesia y en el mundo y se convierta en peregrino de esperanza y artífice de paz», agrega el Papa.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
10 comentarios en “Para Francisco, el propósito de toda vocación es «llegar a ser hombres y mujeres de esperanza»
    1. A ver si alguna vez, además de tratar temas mundanos, también habla de la vida eterna (y no para soltar disparates, como que «le gusta pensar que el infierno está vacío», o que al cielo van a ir «todos todos, todos»).

        1. Bueno, esa es otra de sus típicas contradicciones: al cielo van a ir «todos, todos, todos»… los que le parezcan bien a él, entre los que tampoco incluye a los «rígidos» (léase «católicos»); sobre todo si cometen el grave pecado de hacer proselitismo (aunque el Señor ordenara hacerlo) o nieguen el indemostrado origen antrópico del cambio climático (pues el clima ha cambiado siempre), con independencia de que no contaminen ni una micra (a diferencia de algunos ecólatras, que no dejan de usar contaminantes aviones para ir de la ceca a la Meca haciendo proselitismo «calentológico» para calentarnos la cabeza con lo malo y pecaminoso que es contaminar, que hasta provoca terremotos, fruto de la venganza de la Pachamama).

  1. Un discurso lamentable, como siempre, en el que en vez de asumir los postulados de la espiritualidad cristiana y de la ley natural, se enreda en las ideologías del mundo (ecología, invasión inmigratoria, etc.)
    Pidamos la intercesión de San José, patrono de la Iglesia, para que Dios releve a Francisco y nos conceda un pontífice fiel.

  2. Las evidencias apuntan a que eso que llaman «vocación», el discurso oficial siempre repite que es Dios quién da la vocación, pero a efectos materiales, empírico, fácticos, reales, es decir, evidentes, la vocación siempre termina dándola o concediéndola el hombre y nunca ningún dios o Dios

    1. «Las evidencias apuntan a…»

      No invente, porque no existe evidencia alguna. Así que, poco pueden apuntar a nada.

      «…y nunca ningún dios o Dios»

      ¿Y cómo piensa demostrarlo? ¿Ve qué perdida de tiempo su comentario? Porque no pretenderá exigir «fe religiosa» a lo que usted dice, ¿verdad?

  3. <>: <> que no es lo mismo sentenciar: <>
    <>
    Lo contrario tampoco puede demostrarse, pero si hay algo evidente y es que en Dios no parece haber materia. Esto último lo refiere Santo Tomás de Aquino. De esto me imagino que podrá deducirse por lo tanto que es un absurdo intentar plantear el estudio de un supuesto «ser» inmaterial desde aquellas ciencias que pueden probar evidencias, pero de carácter físico.
    Por lo tanto no puede probarse materialmente que Dios sea quién de o concede la «vocación».
    Pero lo que siempre será evidente es que aunque aceptando incluso la premisa de que es Dios quién da la vocación, a efectos materiales, siempre, siempre, en último término, dicha vocación será aceptada, validada y por lo tanto concedida en última instancia por elementos materiales, empíricamente reales como documentos, certificados, reuniones, consejos, etc, etc.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles