El obispo de Almería dice que somos «tontos de capirote» por no hacer sacrificios para cambiar el planeta

Antonio Gómez Cantero Antonio Gómez Cantero
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El obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, ha dedicado su reciente carta pastoral a la laicista campaña de Manos Unidas de este año.

Manos Unidas ha centrado la campaña de este dinero en pedir dinero a los católicos para combatir el «cambio climático». «Los niños de Asia, América y África, que aparecen fotografiados en la campaña de Manos Unidas de este 2024, en el cuaderno de actividades para las familias y los niños y para las catequesis: Nandini, de la India, Marineli de Honduras y Etienne de la República Democrática del Congo, nos hablan de luz, agua y tierra. Mejor dicho, de falta de electricidad, de aguas contaminadas y de esclavitud infantil en las minas. Vaya panorama, todos marginados», escribe Cantero.

El obispo de Almería escribe en su misiva que «la segunda frase de la Biblia dice que “la tierra no tenía forma alguna, todo era un mar profundo, cubierto de oscuridad, y el espíritu de Dios se movía sobre las aguas”. Oscuridad, profundidad y aguas embarradas. Lo mismo que la vivencia de estos niños. Pero Dios se mueve, planea, contempla y da respuestas».

«Y aquí estamos tu y yo, humanos de no se qué generación, que como al principio de nuestra historia, estamos dejando este planeta sin forma alguna, en un caos inhabitable», denuncia Gómez Cantero.

Según Antonio Gómez Cantero, «hemos confundido el “dominad” la tierra, del mandato divino, con “aniquilad” la tierra, fruto del orgullo, del odio, del enfrentamiento, de la división». Para el obispo de Almería, «la fraternidad activa, la mirada compasiva (con pasión) la cooperación, son las respuestas a tanto desastre».

Es por ello que no duda en afirmar que «somos tontos de capirote, egoístas, que no pensamos en nuestras generaciones venideras, porque no estamos dispuestos a pequeños sacrificios, a una cierta austeridad, a compartir, por el bien de todos. La devastación, el desmoronamiento de nuestro perfecto y sublime rascacielos (el mismo nombre hace referencia a Babel) está ya profetizado, si no nos miramos al corazón y nos ponemos manos a la obra».

Asumiendo el mantra de la religión climática, el obispo de Almería concluye diciendo que «está claro que somos la única especie capaz de cambiar el planeta».