Obispos italianos eligen presidente a un defenestrado por el Papa Francisco

Giacomo Morandi Giacomo Morandi
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Giacomo Morandi fue destituido de su cargo en Doctrina de la Fe por defender el ‘responsum’ en el que se negaba la licitud de las bendiciones a parejas gays. Y ahora la Conferencia Episcopal de Emilia-Romaña, en el norte de Italia, le ha elegido como presidente.

En lo que parece un desafío, los obispos de la región italiana de Emilia-Romaña han elegido como presidente a Giacomo Morandi, de 58 años, que fue destituido por el Santo Padre poco después de que la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe (ahora dicasterio), de la que Morandi era secretario, fallara en 2021 contra la legitimidad de las bendiciones para parejas del mismo sexo.

El arzobispo Morandi parece haber sido el principal responsable del ‘responsum’ negativo en el que se afirmaba con rotundidad que “Dios no bendice ni puede bendecir el pecado”. Para acabar de arreglarlo, Morandi también se opuso a la imposición de nuevas restricciones contra la celebración de la misa tradicional en latín. Así que, a finales de ese mismo año, 2021, fue degradado a obispo diocesano de Reggio Emilia-Guastalla, Italia. Se le permitió conservar su rango arzobispal “ad personam”, en la práctica sólo de nombre.

En su nuevo cargo, el arzobispo Morandi sucede al cardenal Matteo Zuppi de Bolonia, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y enviado personal del Pontífice para la guerra en Ucrania, que acaba de publicar una defensa de Fiducia supplicans y su apertura a bendecir parejas en situación pecaminosa.

Hay razones para sospechar que los obispos italianos no están unánimemente entusiasmados con Francisco, que ejerce sobre ellos una influencia más directa que sobre cualquier otro episcopado: después de todo, como obispo de Roma, es uno de ellos.

Así, no es absurdo especular con la posibilidad de que la elección refleje la menguante popularidad general del Papa tras las reformas que han conmocionado a gran parte del mundo católico, y de la tensión que existe entre él y los obispos italianos. Durante la asamblea plenaria de los obispos de primavera de mayo de 2019, Francisco reprendió a los prelados por no implementar plenamente un procedimiento revisado de anulación matrimonial que impuso en 2015, pidiendo su aplicación “plena e inmediata” en todas las diócesis.

Dos años después, los obispos italianos lanzaron un proceso sinodal de varios años destinado a revivir “estructuras obsoletas” bajo presión del Papa, que durante un discurso ante los obispos italianos en Florencia en 2015 les había advertido contra el pelagianismo y el gnosticismo y les había exhortado a que fueran pastores y no “predicadores de doctrinas complejas”, insistiendo en la importancia de la inclusión social de los pobres y buscando nuevas vocaciones.

En ese momento, Francisco dijo que Italia “no es un museo”, sino un lugar vivo que requiere trabajo y actualización constantes. Hizo hincapié en la necesidad de ser más inclusivos y acogedores en una cultura conocida por sus valores familiares y morales tradicionales, y donde los asistentes regulares a las masas a menudo son abiertamente hostiles hacia los inmigrantes.

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Comentarios
5 comentarios en “Obispos italianos eligen presidente a un defenestrado por el Papa Francisco
  1. Mejor sería una mayor valentía episcopal, defendiendo la fe íntegra y explícitamente, sin ampararse en el anonimato del voto.

  2. La puerta está cada vez más abierta, al principio fueron reacciones tímidas que, lentamente, se van volviendo más osadas. La elección de Morandi supone la exposición clara de la disconformidad del episcopado norte-italiano a la línea francisquista. La realidad es que cada vez hay más brechas abiertas a las que hacer frente. Ciertamente en apariciones públicas podrá disimular su desasosiego, y sin embargo intuyo que las noches aparecen repletas de fantasmas que le muestran la evidente debilidad a la que ha arrastrado al papado. Francisco es amigo de la agenda 20/30 o mejor deberíamos decir ya claramente que el papa es demasiado amigo del mundo y enemigo claro de una importantísima sensibilidad eclesial. Realmente sus «inventos» no funcionan y recuerda demasiado al tren de la bruja, ya saben: a cada vuelta un escobazo. Monseñor Fernandez ha contribuido a la defenestración, y sin embargo no hay más culpable que quien promovió paternalmente su nombramiento. Menudo final!!!

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