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Hoy les ofrecemos este extracto del libro El hecho extraordinario de Manuel García Morente. En 1940, pocos meses antes de recibir la ordenación sacerdotal, García Morente escribe una carta a su director espiritual, José Mª García Lahiguera, en la que relata el Hecho extraordinario que vivió en la noche del 29 al 30 de abril de 1937. En esta carta explica su radical conversión a la fe, su profunda y singularísima experiencia de Dios y su decisión de entregarse a las almas a través del sacerdocio.
La sobrenatural conversión de García Morente
En la «especie de visión» del profesor Manuel García Morente, en la noche del jueves 29 al viernes 30 de abril de 1937, después de escuchar el oratorio La infancia de Cristo, de Héctor Berlioz, vio que en el calvario: «Los brazos de Cristo crecían, crecían, crecían y parecían abrazar a toda aquella humanidad doliente y cubrirla con la inmensidad de su amor, y la Cruz subía, subía hasta el Cielo y llenaba el ámbito todo». Morente en su visión de «Cristo hombre» descubrió la misericordia divina y se convirtió.
En uno de los mejores estudios sobre su proceso conversional, se concluye, «a la luz doctrinal que nos suministra la Teología Mística» sobre «la experiencia cristocéntrica morentiana», que: «se trata de una verdadera gracia «gratis data», que Dios, en su infinita providencia, quiso vincular a su conversión interior causándole un bien inmenso en su alma iluminada por la gracia».
No parece, sin embargo, que pueda caracterizarse el «hecho» de la conversión como una gracia de este tipo, ni la visión, que le siguió, como una «verdadera» o plena gracia gratis dada, en el sentido que contenga íntegramente sus características esenciales. No es posible, porque no cumple la propiedad esencial de estas gracias de estar ordenadas de suyo al provecho de otros, del prójimo, y no a la santificación del que las recibe. En cambio, la moción sobrenatural, que recibió Morente, como el mismo autor, Molina Prieto, reconoce, le hizo un gran bien, «un bien inmenso en su alma iluminada por la gracia», la gracia actual de la conversión.
Toda gracia está ordenada a la salvación del hombre, ya sea intrínsecamente por su propia entidad, como las gracias habituales y las gracias actuales, conferidas para la propia salvación; o de manera extrínseca, por voluntad de Dios, como las gracias gratis datae, que se dan para la de los demás. Sin embargo, también es cierto que toda gracia gratis data, aunque no sea su fin primario, puede hacer bien a su receptor. Al recibirlas, advertirá el poder infinito de Dios, del cual él ha sido un instrumento. A la inversa, también las gracias habituales pueden redundar en los demás, al percibir los efectos de estas gracias en el que las ha recibido. Ambas redundancias, no obstante, no constituyen su fin primario, sino en todo caso un fin secundario.
Sin duda, el «hecho extraordinario» al ser conocido, además del gran bien que hizo a Morente, que lo vivió, lo ha hecho y lo hará al conocerse, pero ésta no era su finalidad principal. Lo confirma su tardía difusión e incluso el que el mismo Morente lo mantuviera en secreto.
En una de las primeras biografías de Morente, se indica que el «hecho», que el mismo Morente calificó de «extraordinario», lo fue por tres motivos: el «fondo», «el análisis al que él mismo lo somete», y por una «circunstancia adjetiva».
Se describe así esta circunstancia accidental: «al entregar el manuscrito a su director espiritual para su conocimiento, lo hace sin una palabra de recomendación o comentario. Y éste viendo (según manifestaciones de ahora) que era cosa de Dios, cree mejor reservarse para sí el juicio. Pero lo sorprendente es que el dirigido tampoco hace preguntas ni nueva alusión al caso. «Yo preferí el silencio (nos escribe el señor Lahiguera). Él lo aceptó humildemente, pues ni indirectamente curioseo mi opinión. ¡Esto es sacrificio de la curiosidad y verdadera humildad! ¡Murió, pues sin saber mi juicio sobre el hecho más grande de su vida!» «Ni mi juicio ni el de otros (añade en otra carta), pues ni él ni yo dimos cuenta a nadie de esto. Yo esperé la hora de Dios». Ha sonado después de la muerte de su convertido».
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Este fragmento ha sido extraído del libro El hecho extraordinario (2018) de Manuel García Morente, publicado por Bibliotheca Homo Legens.
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